Montiel, Jacques Pirata de nacionalidad francesa. Procesado por la Inquisición. Formó parte de la expedición al mando del filibustero Pierre Cultot. Fue apresado y procesado en Mérida, en 1571, bajo la acusación de luterano y salteador en la costa de Yucatán, junto con Pierre Sanfroy, Etienne Gilbert, Jean Loisel, Claude Humble, Guillermo de Cyles, Guillermo Coquerelle, Marin Carnu, Isaac de Rouet, Guillermo Curtiel y Guillermo Crocret, según consta en el acta del proceso seguido, existente en el Archivo General de la Nación. Jorge Victoria Ojeda señala, en Mérida de Yucatán de las Indias. Piratería y estrategia defensiva, que los franceses al mando del capitán Cultot se presentaron frente a la isla de Cozumel, donde se localizaba un barco con destino a La Habana, cargado de mantas, cera y miel, el cual fue asaltado por los piratas. Después de quemar la nave, se dirigieron a Sisal, sitio donde desembarcaron y tomaron un camino que los condujo a Hunucmá. Allí robaron bienes de la iglesia y de la población y secuestraron al cacique del pueblo, Juan Cauil, y al de Yaben, Francisco Cauil, para pedir rescate a los indígenas. Fueron perseguidos en Sisal, pero embarcaron nuevamente y partieron a Bocas de Conil y luego a Cozumel. Debido al mal tiempo, se refugiaron en Ecab, donde hicieron creer a los indígenas que venían a liberarlos y a dejarlos vivir en su ley, que no pagarían tributos ni tendrían clérigos, ya que los españoles eran malos cristianos y no sabían lo que hacían. Al haber noticias en Valladolid sobre la presencia de los piratas en la costa, el gobernador Diego de Santillán instruyó a Juan Gutiérrez, alcalde ordinario de esta localidad, para combatirlos. Sorprendidos los franceses huyeron en sus naves, con excepción de 20 hombres que quedaron en tierra, entre ellos el capitán Cultot, quienes se dirigieron a Ecab y luego a Polé. Finalmente, varios de ellos fueron capturados en Cozumel por Gómez del Castrillo y conducidos a Mérida, en donde se les juzgó por venir «con mano armada a estas provincias por la mar e como corsarios e ladrones, por luteranos, herejes y sacrílegos». De acuerdo con el acta del proceso, tres franceses fueron ahorcados y otros seis sentenciados a ser esclavos de la Corona Española. Montiel fue condenado a servir como esclavo en la casa de Juan de Montejo, pero al año siguiente fue reclamado por la Inquisición.