Música popular Época prehispánica (Véase: Música maya). Durante la época colonial, los españoles introdujeron los instrumentos de cuerda, como laúd, vihuela, guitarra y violín, así como el piano y el armonio, que fue más conocido en Yucatán como serafina, y entre otros diversos: pandereta, castañuelas, flauta dulce, cornetas. El armonio era indispensable para interpretar música sacra en los templos y acompañar a los coros y sirvió también para la enseñanza. La música popular que se interpretaba en los hogares y fiestas eran canciones, coplas, endechas, villancicos, chaconas, seguidillas, peteneras, villanos, jácaras y zarabandas. De un baile regional español, la jota aragonesa, se derivó la jarana yucateca, que permanece como música distintiva de esta región (Véase: Jarana). No se sabe de conjuntos musicales formales que hubiesen interpretado jaranas, pero ya en el siglo XVIII debían existir muchos en diversas poblaciones para animar las fiestas dedicadas a los santos patronos y sobre todo, las vaquerías. A fines de ese siglo, la alta sociedad de Mérida conocía la música de ópera, opereta y zarzuela, así como la de ciertos bailes, como lanceros, cuadrillas y minué. Es interesante apuntar que el son español promovió la producción de los sones locales y en la época de la Independencia aparecieron El degollete, Angaripola, Toro grande y Torito. En 1820, procedente de Cuba, llegó el maestro español Mariano Cuevas Rodríguez, quien fue designado maestro de coro de la Catedral. Llegó con sus dos hijos, músicos también, quienes enseñaron a sus descendientes. Tocando y enseñando, esta familia formó el ambiente musical local, que se prolongaría por una centuria. La producción de sones locales continuó y aparecieron: El pich, El chom, La yuya, El xulab, La xkuluch, El chuleb y otros más. En 1822, llegó a Mérida procedente de las Antillas, el músico Francisco Oviedo que se dedicó a la formación de grupos filarmónicos y a la dirección de bandas de música. Posteriormente, en 1843, llegó de Cuba el cantante y organista Ramón Gasque, contratado como maestro de capilla de Catedral; al triunfo de los republicanos hubo una gran ceremonia pública el 4 de julio de 1867 en la que Gasque cantó el Himno yucateco, letra de Manuel Palomeque Solís y música de José Jacinto Cuevas; la letra fue ligeramente modificada en 1870 por José García Montero. En 1864, Domingo Antrejuo publicó un cancionero titulado Jaranas de Carnaval y en 1868 el arqueólogo Carl Herman Berendt recopiló canciones mayas. El movimiento musical cobró impulso en 1869, al fundarse la Academia Musical en el Instituto Literario; en 1870 se creó la Banda de Música del Estado, bajo la dirección de José Jacinto Cuevas; en 1872, se constituyó la Sociedad Filarmónica de Mérida, y surgió en 1873 la Academia de Música para Señoritas, y el 16 de septiembre de ese año, el Conservatorio Yucateco. En los salones elegantes se bailaba polka, mazurca, schotís y vals; en los bailes populares eran los sones, unos yucatecos y otros cubanos, con rumba y habanera. Esta influencia cubana culmina con la introducción del danzón en 1887 y la dotación de nuevos instrumentos de percusión, como los timbales, la clave, el güiro o rascabuche y las maracas. Entre 1890 y 1905, los Cuevas escribieron muchos danzones para bailar. Este tipo de música, llamada también afroantillana, quedó fijada desde entonces, siendo aceptadas sus variantes posteriores. También desde 1860, toma su lugar la canción romántica; Ramón Gasque organizaba sextetos y quintetos vocales para llevar serenatas, con canciones oriundas de Cuba; pero a partir de 1890 aparecen los patriarcas de la canción yucateca: Cirilo Baqueiro Preve, llamado «Chan-cil»; Fermín Pastrana, apodado «Uay-cuuc» y Pedro Hoil, y letras de los poetas José Peón Contreras, Pedro Escalante Palma, Carlos y Alberto Urcelay Martínez, Lorenzo López Evia, Marcial Cervera Buenfil, Julio Río y otros. Hay que mencionar que años antes, en Yucatán se originaron dos instrumentos: el tololoche y el requinto. En 1904, llegó el violinista cubano Cayetano de las Cuevas Galán que permaneció hasta 1911 e impulsó enormemente las canciones románticas. En 1905, los hermanos Justo, José y Leonor Cuevas fundan el Instituto Musical de donde surgió la primera orquesta sinfónica yucateca. En 1908, en funciones efectuadas en el Teatro José Peón Contreras, se estrenan canciones vernáculas, con letra de Felipe Ibarra y Luis Rosado Vega, musicalizadas por Juan Manuel Vargas y Filiberto Romero. En 1909, Juan Ausuchua publicó un cancionero titulado El ruiseñor yucateco, con 447 canciones, de las cuales 147 eran cubanas; 132 yucatecas; 119 de otras partes de México, y 49 españolas. En ese año, Filiberto Romero organizó el Orfeón Yucateco, que incluyó en su repertorio canciones del Mayab, y llegó a Mérida el dueto colombiano de Pelón y Marín, quienes presentaron por primera vez el bambuco colombiano, que agradó mucho y que años después había de inculcarlo el también dueto colombiano de Wills y Escobar, y tomar con el tiempo carta de naturalización en la región, siendo sus primeros exponentes Ricardo Palmerín (Véase: Palmerín Parra, Ricardo). «Pepe» Sosa y Ernesto Paredes. La llegada de la radiodifusión contribuyó a dar a conocer la producción local desde 1913 con una difusora privada; en 1923, se registra legalmente la primera pública, y en 1930 se funda la XEFC. Desde 1920, un nuevo ritmo, el bolero, se incorpora a la música local; en 1924, el Quinteto Yucatán da a conocer nuestra música en Estados Unidos de América; en 1925, llegó el Quinteto Tamaulipas, que tuvo influencia en las interpretaciones; en 1928, el Trío Peninsular, con Gustavo Pérez Abreu al frente, presenta la canción yucateca en Estados Unidos de América y Europa hasta 1936. En 1929, se formó el Sexteto Mérida, que contaba con Palmerín y «Pepe» Domínguez entre sus integrantes; ese año comienza su breve, pero inolvidable carrera otro de los grandes pilares de la canción yucateca: Augusto «Guty» Cárdenas Pinelo (Véase: Cárdenas, Augusto). En 1942, Daniel Ayala Pérez (Véase: Ayala Pérez, Daniel) organizó la Orquesta Típica Yukalpetén, que ha expuesto la música regional en varias partes de la nación y sigue actuando hasta la fecha. Un gran impulso ha representado desde 1949 la acción de la Sociedad Artística Ricardo Palmerín, en manos de Jorge Peniche y Peniche (Véase: Peniche, Jorge). Muchos grupos (duetos, tríos, quintetos) se han formado desde esos años hasta ahora, unos efímeros y otros más durables, varios con actuaciones en el extranjero, como el Cuarteto Armónico; el trío Los Magaña, el cual en sus presentaciones en Tokio en 1970, cantaron las canciones yucatecas con letras traducidas al japonés; duetos como las Hermanitas Espejo y las Hermanas Núñez en las décadas de 1960 a 1970. El número de compositores es muy grande, entre ellos figuran: Ermilo «Chispas» Padrón López (Véase: Padrón, Ermilo), Manuel Díaz Massa, Juan M. López Barbeíto, Humberto Lara y Lara (Véase Lara y Lara, Humberto), Pastor Cervera, Juan Acereto (Véase: Acereto, Juan), Ricardo López Méndez (Véase: López M., Ricardo), Alfredo Aguilar Alfaro, Manuel «Wello» Rivas (Véase: Rivas, Manuel), Carlos Duarte Moreno (Véase: Duarte M., Carlos), Manuel Montes de Oca (Véase: Montes de Oca, Manuel), Enrique «Coqui» Navarro (Véase: Navarro, Enrique), Víctor Esquivel Ancona, Manuel Merodio (Véase: Merodio, Manuel), Luis Demetrio Traconis (Véase: Traconis, Luis Demetrio), José Antonio «Monís» Zorrilla (Véase: Zorrilla, «Monis»), Vicente Uvalle Castilla, Sergio Esquivel, Jesús «Chucho» Herrera. Entre los intérpretes destacan: Humberto Rosado, Álvaro Ruiz del Hoyo (Véase: Ruiz del Hoyo, Álvaro), Teté Cuevas, Nicolás Urcelay (Véase: Urcelay, Nicolás), Candelario Lezama, Judith Pérez Romero (Véase: Pérez R., Judith), Carlos «Chalim» Cámara, Arturo Alcocer y María Medina (Véase: Medina, María), entre otros. Con los temas nacionales hicieron producciones de alto nivel Gustavo Río Escalante (Véase: Río E., Gustavo), Efraín Pérez Cámara y Daniel Ayala Pérez. Gran número de jaranas se debieron a Rubén Darío Herrera. En 1968 surgió otro gran exponente de la música romántica: Armando Manzanero Canché (Véase: Manzanero, Armando), que ha alcanzado fama internacional. Dentro del ambiente musical también se distinguen los yucatecos: Guadalupe Trigo (Véase: Trigo, Guadalupe), Enrique Cáceres (Véase: Cáceres, Enrique), Imelda Miller (Véase: Miller, Imelda) y Luis Pérez Sabido (Véase: Pérez S., Luis). Son incontables las canciones yucatecas producidas, y entre las más conocidas están Peregrina, Caminante del Mayab, Rayito de sol, Rosal enfermo, Beso asesino, Granito de sal, Golondrinas yucatecas, Ojos tristes, Flores de mayo, Nunca, Quisiera, Flor, Pájaro azul, Esta tarde vi llover, Novia mía, Ella, Novia envidiada, Semejanzas. Por orden alfabético, y en forma consensada se pueden citar a: Aguilar Alfaro, Alfredo (1902-1986). Poeta. Nació en la villa de Calotmul y falleció en Mérida. En 1921 se trasladó a la Ciudad de México; en 1928 escribió los versos Ojos tristes, que musicalizada por «Guty» Cárdenas obtuvo el primer premio en el concurso de la Canción Popular de México. Destacados compositores han musicalizado sus poemas La copa azul, Beso santo, Como pétalos en flor, Dos luceros, y otros. En 1946 regresó a Mérida y en 1976 recibió la Medalla «Guty» Cárdenas. Cáceres Méndez, Enrique (n. 1934). Compositor y cantante. Nació en Mérida. Formó parte de los tríos Monterrey, Las Sombras, Los Tecolines y culminó con Los Panchos, con quienes realizó giras por todo el mundo. Después se inició como solista, apoyado en su bien timbrada voz y gustó para interpretar canciones, por lo que recorrió toda América obteniendo importantes trofeos, entre ellos el de triunfador del Tercer Festival de la OTI con la canción Quijote, de Roberto Cantoral. Es autor de la letra y música de varias canciones, entre ellas Aprende a perdonar, Deja que te ame, Niñerías, Olvídame, y muchos más. Ha obtenido las Medallas «Guty» Cárdenas y Fundación de Mérida. Cervera Pastor (1915). Compositor, trovador y guitarrista lírico nacido en Mérida, Yucatán, y conocido en el ámbito de la trova yucateca como «El último bohemio». Sus composiciones suman más de 53 y algunas de ellas han sido grabadas por tríos de renombre nacional e internacional como «Los Montejo» y «Los Caminantes», así como por algunos solistas. Entre sus composiciones destacan por su popularidad: El collar, En tus ojos, Mi última canción, Así te quiero, Dolor, Sincera, Floración de Luna y Así eres tú. Además de musicalizar sus propias composiciones, le ha puesto música a versos de Humberto Lara y Lara, Esteban Tejero y Ermilo A. Padrón. La influencia más clara que los especialistas encuentran en sus trabajos es de Agustín Lara.
Su primera composición la hizo a los 12 años y a los 14 formó un dueto con Medardo Cervera para cantar en los programas dominicales de la radiodifusora XEFC. Posteriormente, comienza a cantar solo en la XEZ. Más tarde, integró otro dueto con su hermano Emilio y luego un conjunto con Juan Acereto. A los 22 años se casó con Juanela Pacheco, por lo que se estableció una pausa en su trabajo musical.
Entre los reconocimientos que ha recibido se encuentra la Medalla «Guty» Cárdenas (1973); La Espuela de Plata (1984); la Medalla Yucatán (1995), y la Medalla al Mérito Artístico (1998). Además, la Sociedad de Autores y Compositores le entregó la Medalla Agustín Lara. En 1990, recibió un homenaje en la Alameda Central de la Ciudad de México promovido por la regencia del Distrito Federal y el gobierno de Yucatán. Ese año recibió un reconocimiento de la Casa de la Música en México. En 1991, fue homenajeado por la Universidad de Xalapa, la Sociedad Progreso y Recreo de Espita y el Club de los Trece de Mérida. En 1992 recibió un reconocimiento en el Festival Internacional de Bambuco, en Colombia. El 12 de noviembre de 1998, fue colocado un busto de bronce del compositor en el parque de Santa Lucía, en Mérida, junto al de otros grandes exponentes de la canción y la trova yucatecas. Díaz Massa, Manuel (1909-1977). Compositor. Nació y murió en Mérida, Yucatán. Entre sus canciones más conocidas figuran: Pecado y castigo, Si te vuelvo a besar, Mentira sublime y Luz de eternidad; la más popular es El pájaro azul, letra de él y música de «Pepe» Domínguez. En 1972, recibió la Medalla «Guty» Cárdenas. Sus restos reposan en el Monumento a los Creadores de la Canción Yucateca. Domínguez Zaldívar, José (1900-1950). Conocido como «Pepe» Domínguez. Nació en Dzidzantún, Yucatán, y falleció en La Habana, Cuba. En 1918, formó dueto con Felipe Castillo y estuvo actuando algún tiempo; volvió en 1927 dirigiendo el Quinteto Mérida y realizó giras en la Ciudad de México. Luego radicó en Puebla, dirigiendo una radiodifusora. Retornó a Mérida en 1946; volvió a formar el quinteto y recorrió México, Cuba y Centro y Suramérica. Sus restos reposan en Mérida, en el Monumento a los Creadores de la Canción Yucateca. Musicalizó muchas canciones, entre ellas: El pájaro azul, Aires del Mayab, Manos de armiño, Beso asesino y Torcacita. Produjo Mesticita de mi tierra y Responde, con letra y música propias, y otras más. Esquivel Ancona, Víctor (n. 1925). Compositor. Nació en Mérida, Yucatán. Estudió la carrera de cirujano dentista en la Universidad de Yucatán. En 1943, fue integrante del Trío Universitario que convertido después en Cuarteto Armónico, en el cual estaban los hermanos Julio y Raúl Salazar Erosa, debutó con gran éxito en 1948, en la estación XEW. Posteriormente, organizó y presentó con Jorge Peniche el programa televisado Panorama de la canción yucateca. En 1970, obtuvo cinco primeros lugares con su canción Un amor, interpretada por la actriz María Medina y segundo lugar en el Festival Internacional del Amor, con su canción Envuélveme. Ha compuesto más de 130 canciones, grabado siete discos y es autor de cinco estudios para guitarra acústica. En 1989, se le otorgó la Medalla «Guty» Cárdenas. Esquivel Cortés, Sergio (n. 1946). Nació en Ticul, Yucatán. Estudió en Mérida; en 1967 formó dueto con Ramón Triay, y en 1969 viajó a México para continuar sus estudios de guitarra y composición. En 1971, obtuvo tercer lugar en el Primer Festival de la Canción Popular; en 1973, ganó el primer lugar en el Festival Internacional OTI, un segundo lugar en el Festival Carifiesta de Jamaica y otro segundo lugar en el Festival de la Canción de Venezuela. En 1974, recibió la Medalla «Guty» Cárdenas y en 1981 la Yucatán. Entre sus canciones más conocidas están: Un tipo como yo, Luciana, Donde está mi amor, Qué alegre va María, Mi niña de todos los días y Compañero. Dirige un taller de composición, con muchos alumnos. Herrera, Rubén Darío (1897-1962). Músico. Nació en Cansahcab y falleció en Mérida, Yucatán. En 1929, viajó a Nueva York con «Guty» Cárdenas, para grabar varios discos, figurando canciones suyas, como Boca loca, Amor secreto, Luna hawaina y El príncipe azul. Su mérito principal es haber dado a conocer en México y el extranjero la jarana yucateca, de las cuales hizo muchas, entre ellas el Cochinito koy-koy, Nicté-ja, Meridana, Linda vaquería y Guapacheco, además de versiones de charleston-jarana y jara-rumba para revistas teatrales. A él se debe la musicalización de obras del teatro regional yucateco, como Hipiles y rebozos, Tunkules y maracas y El rosario de filigrana. Sus restos reposan en el Monumento a los Creadores de la Canción Yucateca. Herrera Ramírez, Jesús (1901-1979). Intérprete y músico. Nació en Peto y falleció en Mérida, Yucatán. Fue el prototipo de trovador yucateco por su exquisita musicalidad, la expresividad de sus acentos y su suave canto. En su juventud formó dueto con «Pepe» Gómez, alcanzando gran popularidad. Musicalizó muchos versos para componer canciones, como Tu indiferencia, Yo te quiero, Rima de amor, La gloria es besarte y Su anhelo. Con letra propia están Reina de reinas, Plegaria a la madre y La isla, entre otras. En 1976, se le concedió la Medalla «Guty» Cárdenas. Sus restos están en el monumento a los Creadores de la Canción Yucateca. López Barbeíto, Juan Manuel (1903-1984). Músico. Nació y murió en Mérida, Yucatán. Desde los 17 años aprendió a tocar la guitarra y se incorporó a los trovadores. En 1929, viajó a la Ciudad de México con el quinteto de Ricardo Palmerín, y en 1938 con el quinteto de «Pepe» Domínguez. A partir de 1950, musicalizó canciones, como: Reminiscencias, Anhelos del alma, Reina de mi alma, Tu dolor y el mío y Los clarineros. Con letra del escultor Rómulo Rozo. En 1973, recibió la Medalla «Guty» Cárdenas. Sus restos reposan el Monumento a los Creadores de la Canción Yucateca.