Molina, Benjamín (1914-?) Pintor yucateco. Muy joven se trasladó con su familia a la Ciudad de México, donde tomó clases de pintura. Inés Amor señala en su obra Una mujer en el arte mexicano, UNAM, 1987, que Molina pertenecía a la aristocracia yucateca, pero empezó a vivir en condiciones de extrema miseria, debido a trastornos psicológicos. Sobrevivió vendiendo periódicos y realizando toda suerte de encargos. Por sus problemas de salud, empezó a beber y consumir drogas, y su madre finalmente lo internó en un hospital, donde comenzó a dibujar de una manera notable.
El escritor José Rubén Romero conoció sus trabajos cuando pasó por la localidad, por lo que lo invitó a ilustrar su libro Pito Pérez; esto le dio cierto renombre a Molina. Aproximadamente en 1946, participó en una exposición en Knoedler, Nueva York, promovida por Inés Amor y fue el artista que más interesó al público estadounidense. Impresionó de tal forma al director del Metropolitan Museum, que éste se quedó con 61 dibujos para proponerlos al consejo de la institución, pero no fueron aceptados porque era poco conocido el pintor. La crítica de arte Ida Rodríguez lo incluye en su trabajo literario. Molina siempre tuvo éxito en las exposiciones en el extranjero y actualmente todas sus primeras obras se encuentran en manos de coleccionistas particulares. De joven indagó en las normas del arte que apoyaron al orden social posrevolucionario, de ahí que incursionara en el muralismo por algún tiempo. En 1946, realizó murales en la iglesia moderna de Monterrey La Purísima, construida por el arquitecto Enrique de la Mora. También pintó murales para el Instituto Tecnológico de Monterrey e ilustró varios libros.
En sus pinturas demostró su preferencia por el azul. En la mayoría de sus trabajos hay elementos básicos de locura, que lo hermanan con el pintor Van Gogh. Durante 20 años, Inés Amor lo alentó para que exhibiera su obra, pero él nunca aceptó. Le sugirió se internara en el Sanatorio Lavista y así lo hizo. Salió un poco recuperado, dejó de consumir alcohol, pero persistió en la droga y siguió dibujando poco. Murió en la Clínica Londres de la Ciudad de México.