Mediz Bolio, Antonio (1884-1957) Abogado, poeta, periodista, dramaturgo, mayista y político. Nació en Mérida, Yucatán, y murió en la Ciudad de México. Estudió en el colegio de las señoritas Fuster y posteriormente en el Colegio Católico de San Ildefonso, de Mérida. Concluyó la carrera de leyes en el Instituto Literario del Estado, donde se graduó de abogado en 1907 con la tesis El derecho de huelga. Dos años antes, trabajó en calidad de pasante, en el bufete del jurisconsulto e historiador Juan Francisco Molina Solís. Muy joven, inició sus labores como periodista en La Revista de Mérida, en donde publicó sus primeros poemas. Luego colaboró en Pimienta y Mostaza y en El Salón Literario. Durante el gobierno de Porfirio Díaz ocupó los cargos de secretario particular del gobierno de Yucatán en 1903 y secretario del Juzgado Segundo de lo Civil en Mérida, en 1905. Posteriormente, se afilió al maderismo y fue destacado colaborador del diario México Nuevo, en 1908, dirigido en la Ciudad de México por Juan Sánchez Azcona. También desempeñó el cargo de director del Boletín de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, de 1912 a 1913. Fue diputado al Congreso de la Unión en dos ocasiones y ocupó diversos cargos federales.
Un hecho que le causó graves problemas fue el de haber pertenecido a la Cámara de Diputados cuando se suscitó el golpe de estado de Victoriano Huerta en contra de Francisco I. Madero, que culminó con el asesinato de éste. El hecho circunstancial de haber desempeñado el cargo en los tiempos del usurpador Huerta, fue suficiente para que al triunfar el movimiento revolucionario constitucionalista, Mediz Bolio fuera perseguido y obligado a expatriarse a La Habana, donde trabajó para el Heraldo de Cuba y desde esta tribuna defendió el constitucionalismo. Cuando regresó a Yucatán, a fines de 1917, colaboró con el gobierno de Salvador Alvarado, quien le otorgó la dirección del diario La Voz de la Revolución, cargo que desempeñó en sustitución de Manuel Carpio. Posteriormente, el gobierno federal lo nombró primer secretario de la Legación de México en España y en la Ciudad de México fue director de El Heraldo de México, en 1919, fundado por Alvarado. En este tiempo inició su carrera diplomática: es nombrado segundo secretario en España, el 10 de septiembre de 1919; encargado de los negocios corrientes de la Legación en España, del 17 de junio al 1 de septiembre de 1920; segundo secretario encargado de los negocios corrientes de la Legación en Colombia, del 1 de abril al 28 de agosto de 1921; primer secretario en Argentina, el 16 de agosto de 1921; encargado de negocios en Argentina del 1 de noviembre de 1921 al 7 de marzo de 1922; secretario de la embajada especial en Argentina, presidida por Enrique González, en marzo de 1922; primer secretario en Suecia, el 1 de marzo de 1923; primer secretario encargado de negocios ad interim en Suecia, del 4 de junio a octubre de 1923, del 11 de enero al 10 de marzo de 1924, y del 7 de abril al 6 de mayo de 1924; enviado extraordinario y ministro plenipotenciario en Costa Rica y Nicaragua, del 23 de enero de 1925 a 1932 y delegado de México al Congreso Boliviano, efectuado en la ciudad de Panamá, del 16 al 26 de junio de 1926. En el ámbito político, fue electo diputado al Congreso de la Unión a la XXIII Legislatura por el I distrito electoral de Mérida, de 1928 a 1930. Precandidato al gobierno del estado en 1933, tras la convocatoria lanzada por el Partido Nacional Revolucionario. Tuvo como adversarios a César Alayola Barrera, postulado por el Partido Socialista del Sureste, José Ruiz Castillo y Eleuterio Ávila. El triunfo le correspondió a César Alayola Barrera. En el campo del periodismo, fue director de la revista La Arcadia; redactor de El Monitor, periódico conservador yucateco; jefe de redacción de La Revista de Mérida, y gerente de El Diario Yucateco. Escribió para El Diario del Sureste; El Imparcial y El Nacional. Fue subdirector de México Nuevo y director del Intransigente, estas dos publicaciones, en la capital de la República. Colaboró también en periódicos de Costa Rica, Cuba, Nicaragua, Colombia, Perú, Chile y Argentina.
En el terreno de la docencia, impartió las cátedras de lengua y literatura mayas en la Facultad de Filosofía y Letras y en la Escuela de Verano de la Universidad Nacional Autónoma de México. En 1946, fue nombrado miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua. Su discurso de ingreso versó sobre las interinfluencias del maya y el español que se habla en Yucatán. Su obra como poeta, dramaturgo y mayista es amplia y notoria. Escribió poesía, teatro, historia, prosa, estudios, ensayos, versiones, comedias, prólogos, zarzuelas y operetas. Fue autor de un discurso titulado «Salvador Alvarado», en 1953, y del documento «Mi Sueño», publicado el 5 de mayo de 1916, en La Voz de la Revolución, considerado por muchos como el ideario de Alvarado, similar a la Carta al Pueblo de Yucatán, escrita por este general. Entre su obra poética destacan: Evocaciones, 1903, en donde recopiló fábulas y leyendas mayas, prologadas por Delio Moreno Cantón; La casa del pueblo del Mayab, poema, 1928; Mater admirabilis, poemas, 1942; Las cuatro Colmayel. Las madres de las flores, poema, 1946, ilustrado por Benjamín Molina; Siete poemas, 1950, seleccionados y comentados por Manuel Zapata Casares y con ilustraciones de Fernando Castro Pacheco; Mi tierra es mía, 1953, con dibujos de Fernando Castro Pacheco; La tierra del faisán y del venado, prosa poética, prologada por Alfonso Reyes, traducida a varios idiomas, y con numerosas ediciones; una de ellas ilustrada por Diego Rivera. Entre sus obras de teatro destacan: Alma bohemia, drama en tres actos y en prosa, estrenada en 1905; La guerra, 1905; Las dos noblezas, estrenada en 1906; Suerte perra, drama lírico en un acto, musicalizado por Ernesto Mangas, 1907, y estrenada en México en 1908; El verdugo, estrenada en México, en 1908; Vientos de montaña, 1908; Mirza, zarzuela con música de Cornelio Cárdenas Samada, 1910; El sueño de Iturbide, 1910; La virgen loca, 1913; Vientos de pasión, representada en Mérida durante 1916; Sinfonía helénica, poema escénico con música de Fausto Pinelo Río, en memoria del Ateneo Peninsular, Mérida, 1916; La ola, 1917, drama de fuerte contenido social; El marquesito enamorado, opereta en un acto con música de Cornelio Cárdenas Samada, estrenada en 1917; La flecha del sol, poema escénico de la Conquista, en tres actos y en verso, estrenada en Mérida en 1918; El acatamiento de don Quijote a doña Consuelo Mayendia, alta y vencedora princesa de la jácara y del donakre, estrenada en México, en 1919; En medio del camino, 1919, que contiene el célebre y combativo poema Manelich; Danza maya, poema coreográfico, música de Cornelio Cárdenas Samada, 1919; Soñando, 1924; La fuerza de los débiles, 1927; La tierra del faisán y del venado, estilización del espíritu maya, estrenada en Mérida en 1928; El asesino, 1930; Siete danzas de Mayali, poema coreográfico, con música de Efraín Pérez Cámara, 1938; Cenizas que arden, poema dramático en tres actos, estrenado en Mérida en 1948.
Otras de sus obras en el área de los estudios sobre la cultura maya, son: El libro de Chilam Balam de Chumayel, versión del idioma maya al castellano, 1930; Introducción al estudio de la lengua maya, 1943; Interinfluencia en la lengua maya con el español de Yucatán, 1951; A la sombra de mi ceiba, 1956, último libro publicado en vida, que es una antología de trabajos periodísticos, y Siete ensayos mayistas, que apareció en edición póstuma. En sus últimos años preparó una Historia de las revoluciones de Yucatán, desde las postrimerías de la Conquista hasta nuestros días, que dejó inconclusa. Mediz Bolio también hizo arreglos de textos españoles para los libretos de las películas Deseada y El amor de los amores, al igual que produjo varios guiones y argumentos cinematográficos, entre ellos el de La noche de los mayas, película dirigida por Chano Urueta y con música de Silvestre Revueltas. Escribió las letras de las canciones Caminante del Mayab, Yucalpetén y Campanitas de mi tierra, musicalizadas por Guty Cárdenas. Entre sus poemas más conocidos se cuentan La casa de Montejo, premiada con la Flor Natural en los Juegos Florales de Covadonga, celebrados en 1913 y Mater admirabilis. Además fue autor de Romance de España en mí, versos que condenan al franquismo; del poema Mi tierra, que escribió en plena campaña contra la imposición de Tomás Marentes Miranda como gobernador del estado. Mediz Bolio destacó también en el campo de la oratoria, fue conocido internacionalmente y se le considera como uno de los pilares de la literatura vernácula, al lado de Mimenza Castillo y Luis Rosado Vega. Utilizó los seudónimos de «Radamés», «Bergerac» y «Allan Moe Blein». El 3 de febrero de 1956 fue declarado doctor honoris causa de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Sureste. Antes de morir, en la Ciudad de México, desempeñaba el cargo de senador.