Maldonado y Sánchez, Sebastián (¿-1777) Nació en Agüimes, Gran Canaria, España, y murió en Tlacotalpa, entonces capital de Tabasco. Fue abogado de los Reales Consejos y oidor honorario de la Audiencia de Santo Domingo, auditor de guerra de la Capitanía General de Yucatán y teniente general, durante ocho años. Eligio Ancona señala en su Historia de Yucatán que tras la sublevación de Cisteil y la detención del líder indígena Jacinto Canek, así como de 500 rebeldes, el gobernador de Yucatán, José Crespo y Honorato, fue el jefe del tribunal encargado de enjuiciarlos. Sin embargo, por no ser letrado, toda la responsabilidad recayó en su asesor, que conforme a las Leyes de Indias, era el auditor de guerra y teniente general de la gobernación, Sebastián Maldonado. Canek fue condenado a «morir atenaceado, roto, y su cuerpo quemado y echadas al aire sus cenizas», ocho de sus compañeros murieron en la horca, y un gran número de detenidos recibieron 200 azotes y la amputación de una oreja, en la Plaza Mayor de Mérida. Ancona también comenta que de Maldonado se decía que era rígido y severo, muy adicto a los intereses de la Corte y gran enemigo de la raza indígena. Instruyó el proceso con rapidez y resucitó la bárbara legislación de la Edad Media con el objeto de aterrorizar a la raza conquistada. El Supremo Consejo de Indias aprobó los juicios sin objeción y premió a Maldonado con el nombramiento de oidor honorario de la Audiencia de Santo Domingo. Fue alcalde mayor de la provincia de Tabasco, a la cual gobernó de 1775 hasta su fallecimiento.