MacCormick, Cyrus Hall Inventor estadounidense. Joven trabajador del campo de las montañas de Virginia, inventor de la máquina engavilladora de trigo, en 1834. Ésta fue perfeccionada hasta lograr que al corte de la semilla se realizara simultáneamente el amarre de las haces en forma automática. Sin embargo, el procedimiento tenía un gravísimo problema porque a consecuencia de que la máquina utilizaba alambre como instrumento de amarre, los residuos de la operación, mezclados con la paja, causaban la muerte de los animales que deglutían este pasto seco. Para subsanar esta dificultad, buscó un hilo que pudiera sustituir al alambre, y éste fue la fibra de henequén. Desde entonces, los atados de trigo comenzaron a hacerse con el sosquil. Esta nueva aplicación de la fibra, dice Renán Irigoyen en su libro Ensayos henequeneros, 1975, si bien impulsó el cultivo de la fibra, acabó con su proceso de industrialización. Señala que: «La natural tendencia norteamericana de manufacturar los productos de los países latinoamericanos, frenó el incipiente desarrollo del aprovechamiento del henequén en rama en talleres yucatecos y si hubiera sido posible que nos compraran remesas de henequén en vez de pacas prensadas, tampoco se hubiera alcanzado el gran incremento económico e industrial de la fibra». Por su parte, Menalio Martínez, en 1930, escribió: «…tres cuartos de siglo hace que la fibra de Yucatán comenzó a ser de utilidad en los pueblos del mundo, colaborando para proporcionarles en cantidades abundantes y a bajo precio, la harina para el pan de cada día, y es justo que se consigne, para el conocimiento de los de fuera y de los de casa, que han coadyuvado con sus energías y esfuerzos al desarrollo de la industria henequenera en Yucatán. Época hubo, durante la guerra europea, y así lo escribí y expliqué en otra ocasión, cuando sin el concurso de nuestro estado el mundo no hubiera podido comer pan.»