Medicina (en Yucatán) El desarrollo de la medicina en Yucatán estuvo ligado a factores geográficos, históricos, sociales y económicos cuya influencia fue a veces desfavorable, pero que estimuló el afán de superación, a lo cual contribuyeron distinguidas y talentosas personalidades. Se divisará el estudio en algunas épocas cronológicas, marcadas por ciertos importantes sucesos.
Época maya. Los conocimientos curativos eran los que poseían los shamanes, mezcla de sacerdotes y curanderos, llamados en maya aj-men. Se daba importancia al interrogatorio y a la toma del pulso, pero el diagnóstico y el pronóstico eran por adivinación. El tratamiento incluía operaciones para pedir la acción de algunas deidades; exorcismos y conjuros para eliminar a los malos espíritus, reforzado este objetivo por acciones tales como golpear el cuerpo con ramas de vegetales o echarles humo de tabaco; en algunos casos se daba masajes; se aplicaba hierbas o se hacía algo semejante a la acupuntura con espinas vegetales y animales. Su cirugía era muy rudimentaria, limitándose a abrir abscesos, corregir luxaciones, inmovilizar fracturas, efectuar la circuncisión en adolescentes, curar heridas, entre otras operaciones. A las embarazadas y parturientas las atendían las comadronas o parteras llamadas en maya ish-alansaj; el componedor de huesos se llamaba kash-bak; hubo también especialistas en aserrar los dientes y colocar obturaciones de jade, pirita u obsidiana con fines estéticos, no curativos. Llegaron a utilizar centenares de plantas en diversas formas. En algunos casos, para purificar el cuerpo, se usaba el baño de vapor en la instalación llamada sumpul-che. El baño diario era una costumbre muy arraigada en el pueblo maya; lo practicaban en sus casas, en estanques públicos y en los cenotes y aguadas. Entre las más comunes enfermedades infecciosas estaban la amibiasis, la tuberculosis y los catarros; la única epidemia ocasional era la fiebre amarilla selvática. En octubre de 1520 llegó a la Península la primera epidemia de viruela, procedente de Cempoala, Veracruz, a donde la habían llevado los españoles.
Época colonial. El primer médico español que llegó a Yucatán fue Juan del Rey, cirujano del ejército de Francisco de Montejo; al fundarse la ciudad de Mérida en 1542 figuró entre los vecinos fundadores y ejerció su profesión hasta su muerte en 1581. En 1562, se erigió el hospital de Nuestra Señora del Rosario, atendido por frailes franciscanos, entre los cuales destacó Gaspar de Molina, considerado médico; en 1625, el hospital se entregó a los juaninos y se llamó por eso San Juan de Dios. Otras enfermedades introducidas fueron el sarampión en 1562 y la influenza en 1577. Además, desde principios del siglo XVII, los barcos españoles habían infestado la costa del Golfo de México con mosquitos transmisores, por lo que en 1648 se registra la primera gran epidemia de fiebre amarilla urbana en la Península, y en 1692 la primera epidemia de paludismo. En el siglo XVIII, el único médico que hubo en la Capitanía General fue Giovani Francesco Mayoli, procedente de Roma en 1709, y que se estableció en Valladolid donde ejerció muchos años. A fines de ese siglo, se hicieron populares varios libritos y folletos escritos por religiosos, en que preconizaron el uso de hierbas autóctonas y de algunos remedios de medicina española, como cataplasmas, enemas, vomitivos, ventosas, entre otros; las sangrías y aplicación de sanguijuelas las hacían los sangradores y barberos. En esa época llegaron algunos médicos que se establecieron en Mérida y en Campeche. Así, cuando en 1804 llegó el doctor Francisco Javier Balmis al frente de la expedición que traía la vacuna antivariólica, pudieron hacerse cargo de ella Alejo Dancourt, en Mérida, y Cipriano Blanco, en Campeche.
Época independiente, (1821 a 1875). Se crea la Universidad Literaria en 1824, y en junio de 1833 se expide el decreto de creación de la Escuela de Medicina, pero no llegó a fucionar debido a que se presentó la primera epidemia de cólera en Yucatán; al calmarse ésta, inició labores el 1 de noviembre bajo la dirección del doctor Ignacio Vado Lugo, médico nicaragüense que había estudiado medicina en Guatemala y París, y que decidió radicar en Mérida. El plan de estudios teóricos duraba cuatro años, con asignaturas englobadas dentro de dos cátedras: la de prima de medicina y la de vísperas; al finalizar se obtenía el diploma de bachiller en medicina; venían luego dos años de práctica en el hospital y podía lograrse el título de licenciado en medicina, con lo que podía ejercer y después de dos o tres años de práctica podía optar por el título de doctor. Los cursos los abrían cada cuatro años y las prácticas se hacían en el hospital de San Juan de Dios. En 1847, el entonces director del hospital, José Matilde Sansores, por primera vez en la República, empleó la anestesia general con éter sulfúrico en una intervención quirúrgica. De 1847 a 1849, que fueron los más agitados de la sublevación indígena llamada Guerra de Castas, se trastornó enormemente la situación del estado; la mayor parte de los médicos extranjeros se ausentaron, por lo que se habilitó a varios alumnos y a algunos recién egresados para fungir como médicos militares.
El doctor Agustín O’Horán, notable clínico y humanista que ocupaba desde 1853 la dirección del hospital, obtuvo en 1861 el traslado de éste al ex convento de Mejorada, mucho más amplio y se denominó Hospital General, el cual fue visitado por la emperatriz Carlota en 1865, durante el gobierno imperial. Al restaurarse la República en 1867, se modificó la ley de instrucción pública y conforme a ella, en 1869, se creó la Escuela de Medicina y Farmacia, cuya dirección recayó en José Dolores Patrón Peniche; se modernizó el plan de estudios, que se fijó en seis años; se otorgaba solamente el diploma de licenciado en medicina; se aumentó el número de profesores y los cursos se iniciaron cada año. Alrededor de 1870, comenzó el auge del cultivo del henequén, así como el de la industria azucarera, lo cual permitió una mejoría de las condiciones económicas que se tradujo en la importación de muchos medicamentos europeos y de libros de medicina; comenzó a desarrollarse la odontología con algunos dentistas que estudiaron en Estados Unidos de América, y también algunos médicos hicieron lo mismo, o sea, salir a especializarse al extranjero. El primero fue Ricardo Sauri, que estudió en los Estados Unidos de América, y fungió como cirujano militar; al regresar a Mérida fundó el primer sanatorio privado y dio clases en la Escuela de Medicina. Por su parte, Saturnino Guzmán Cervera estudió el doctorado en París y recorrió luego algunas clínicas de varios países donde ameritados profesores impartían cursos especiales; fue profesor de clínica quirúrgica por 40 años más. Bajo este ejemplo, también tomaron cursos en el extranjero los doctores Augusto Molina Solís, Eudaldo Ferráez que se especializó en cirugía ginecológica y Eduardo Aldana en urología. Varios médicos jóvenes optaron por residir en diversas poblaciones del estado; en 1873 se fundó la Sociedad Médica Farmacéutica, que agrupó a 40 profesionistas y publicó la revista La Emulación.
Época (1875 a 1937). Al inicio de esta época, la figura más destacada fue la del doctor Augusto Molina; designado director de la Escuela de Medicina, reformó el plan de estudios, introdujo nuevas cátedras aprovechando a los especialistas que retornaban y la dotó de local propio. En 1890 se fundó el puerto de Progreso, por lo que el gobierno federal nombró un delegado de sanidad. En 1896 se decretó el primer código sanitario del estado y con base en éste se realizaron acciones de saneamiento, se hizo obligatoria la vacunación antivariolosa, así como la notificación de algunas enfermedades transmisibles. Molina fue nombrado también director del hospital, pero junto con el doctor Luis F. Urcelay, planificó uno nuevo. Con el apoyo de su hermano el gobernador Olegario Molina, se construyó el nuevo Hospital O’Horán, que fue inaugurado en 1906 por el presidente Porfirio Díaz, así como el asilo Ayala. Para completar este impulso a la medicina yucateca, Molina consiguió que el sabio médico Harald Seidelin se hiciera cargo de los laboratorios de bacteriología, química clínica y anatomía patológica e impartiera las cátedras correspondientes, además, el doctor Eduardo Urzaiz Rodríguez, preparado en psiquiatría en los Estados Unidos de América, organizó los servicios del asilo Ayala. Ante la necesidad de contar con más especialistas, entre 1911 y 1912 se dirigieron a París varios médicos, entre ellos Marcelo Martínez Palma que tomó un curso de laboratorio clínico y producción de vacuna animal; Carlos Casares Pérez, que se especializó en gineco-obstetricia; Arturo Erosa Casares, en oftalmología y otorrinolaringología; Alberto Rendón Peón en cirugía ginecológica; Eusebio Acosta Reyes en anatomía patológica; Tiburcio Martínez en bacteriología, y algunos más. El primero en regresar, fue el doctor Marcelo Martínez, quien en 1912 fundó el laboratorio de producción de vacuna antivariolosa animal, en el recién inaugurado edificio de la Junta de Sanidad, siendo luego suplido por el doctor Salvador Preciat. En 1916 se comenzó a legislar sobre la atención médica de los campesinos y obreros. En 1917 se creó el Departamento de Sanidad del Estado y debido a sus acciones en 1919 se erradicó la viruela y en 1920 la fiebre amarilla. En 1922 se fundó la Universidad Nacional del Sureste, siendo su primer rector el doctor Eduardo Urzaiz; la Facultad de Medicina formó parte de ella, dejando de ser dependencia directa del gobierno. Por motivos políticos, en 1924 se dio muerte al gobernador Felipe Carrillo Puerto, lo cual provocó disturbios diversos. De 1929 a 1931, se dejó de vender henequén y se sintió el efecto de la crisis mundial de esa época. Entonces, se dio preferencia a la atención de la madre y del niño, por lo que el doctor Fernando Narváez fundó maternidades y el doctor Alvar Carrillo Gil, consultorios infantiles. En agosto de 1937, el presidente, general Lázaro Cárdenas, decretó y dirigió la reforma agraria de la zona henequenera.
Época (1938 a 1960). Como consecuencia de la reforma agraria se creó la institución estatal Henequeneros de Yucatán, que desde 1938 organizó un sistema asistencial y de seguridad social, el primero en la República, para los ejidatarios henequeneros. Ante la demanda de personal calificado, muchos médicos, unos por su cuenta y otros becados, tomaron cursos de especialización, la mayoría en La Habana, Cuba, y algunos en los Estados Unidos de América. Esta corriente duró algunos años, siendo aprovechada por numerosos médicos, entre ellos Cirilo J. Montes de Oca, José Lavalle, Edgardo Medina Alonzo, Santiago Blanco Castillo, Arturo Erosa Barbachano, Miguel Capetillo, Alberto Colomé, Alfonso Sansores, Raúl Montalvo, Raúl Cárdenas Torre, Enrique Escalante Alfaro, Carlos Urzaiz Jiménez, Fernando Rosas Marín, José Gurrutia, Fernando Mena, Mario Erosa y varios más. Debido al inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1939 el henequén tuvo alto precio y demanda, lo que permitió al gobierno estatal construir en 1940 el Hospital del Niño, segundo en la República; el Centro Anticanceroso, primero en la Nación; el local de la Cruz Roja en 1943; el Hospital Ejidal 20 de Noviembre, inaugurado en 1945 con el mejor equipo de la época; el nuevo local de la Escuela de Medicina, en 1951, y el Instituto Neuropsiquiátrico en 1954. Fue esta una época de gran actividad para el cuerpo médico, que se benefició con las enseñanzas de muchas destacadas personalidades, el manejo de moderna tecnología médica y el aprovechamiento de los archivos clínicos de las instituciones. Varios de los médicos enumerados fundaron nuevos servicios en los hospitales y quedaron adscritos a cátedras en la Facultad de Medicina. En 1955 se decretó la desaparición de Henequeneros de Yucatán y la Secretaría de Salubridad y Asistencia se hizo cargo del sistema asistencial a través de los Servicios Médicos Rurales Cooperativos. Después de obtener la maestría en salud pública, el doctor Erosa Barbachano jefaturó estos servicios, los reorganizó, hizo funcionar los sanatorios rurales y extendió la cobertura, llegando a tener el sistema, además del hospital de concentración en Mérida, con 250 camas, seis sanatorios rurales, 22 unidades médicas, 40 dispensarios y 110 puestos de socorro, además de dos brigadas móviles, laboratorio de producción de medicamentos y un centro de adiestramiento, dando servicio a 50,000 ejidatarios, que junto con sus familiares redondeaba 250,000 derechohabientes. Por otra parte, en 1958, comenzaron a dar servicio el Centro de Salud de la SSA y el Instituto Mexicano del Seguro Social, en Mérida, y el Instituto Nacional Indigenista, en el área rural maicera, y en 1960 el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado y el Desarrollo Integral de la Familia.
Época (1961 a la fecha). Con la creación de los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia en el Estado, se cumplió la cobertura en el campo al construirse algunos hospitales y numerosos centros de salud rurales. La Facultad de Medicina se reorganizó totalmente y actualizó sus planes de estudio; además del Departamento de Medicina Preventiva, fundado en 1958, en 1963 se creó el de Investigación y luego los de Morfología y Fisiología, realizándose obras de ampliación del edificio para ello y para la moderna biblioteca; además, en 1964, el gobierno le cedió el hospital, que se denominó hospital-escuela y fue reorganizado funcionalmente, creándose los departamentos básicos y fundándose algunas residencias de especialización, controladas por la División de Estudios de Posgrado. Las distintas sociedades de especialidades que ya existían desde años anteriores, se agruparon en 1965 en el Colegio Médico de Yucatán que, entre otras actividades, ha tenido a su cargo la realización de los congresos médicos peninsulares; a la fecha, el Colegio Médico está conformado por 54 sociedades.
En 1972, por decreto presidencial, el sistema asistencial ejidal henequenero fue transferido al IMSS; de inmediato se construyeron 40 clínicas y hospitales de campo; operativamente quedó en manos del IMSS-Solidaridad y en 1993, al liquidar a los ejidatarios, desapareció el sistema. En cambio, entre 1992 y 1994 se construyeron y equiparon los edificios que constituyen el Centro Médico El Fénix, del IMSS en Mérida. En 1977 se inauguró el hospital militar; en 1980, el del ISSSTE y en 1984, el nuevo edificio del hospital O’Horán, que desde esa fecha dependió de los Servicios Coordinados, los cuales, a partir de 1997 se denominan simplemente Servicio de Salud: las principales enfermedades epidémicas de este período han sido el dengue, desde 1980, y el cólera, a partir de 1991. Se estima que más de 1,500 médicos trabajan en Yucatán y puede decirse, en lo general, que el nivel de eficiencia es bueno, que su cobertura es amplia, que hay personal capacitado en todas las ramas y que cuenta con la tecnología más moderna.