Peto Municipio del estado de Yucatán, cuya cabecera lleva el mismo nombre que significa: llano y redondo.
Medio geográfico. Se localiza en la región sur del estado. Limita al Norte con los municipios de Yaxcabá y Tahdziú, al Sur con el estado de Quintana Roo, al Este con Chikindzonot y Tixcacalcupul, al Oeste con Tzucacab y Chacsinkín. Además de la cabecera municipal, existen otras localidades como Abal, Balché, Calotmul, La Colina, Colonia Ramírez, Cutzá, Dzonotchel, La Esperanza, Guadalupe, Justicia Social, Kambul, Kanlol, Mac Cay, Papacal, Petulchakán, Petulillo, Progresito, San Bernabé, San Diego, San Dionisio, San Francisco de Asís, San Isidro, San José, San José de Zona, San Juan 5, San Luis, San Luis 1, San Manuel, San Mateo, San Nicolás Yoactún, San Sebastián, San Sebastián Yaxché, Santa Elena, Santa Úrsula, Temozón, Tixhualatún, Tobxilá, Uitziná, X-Bobil, X-Cabanché, X-Canteil, X-Pechil, Xoy y Yaxcopil. Tiene una extensión territorial de 1,427 km2.
Perfil histórico. En la época prehispánica el pueblo de Peto perteneció a la provincia de Tutul Xiu. Fue poblado por españoles en 1549 y durante la colonia permaneció bajo el régimen de la encomienda. Algunos de sus principales titulares fueron Francisco de Barrio (1549), con 750 indios tributarios; Juan de Aguilar (1552), con 300 indios, y Alonso de Aguilar (1607), con 600 indios. A fines de la Colonia, la intendencia de Yucatán se encontraba dividida en 15 partidos. Al declarase la independencia, esta división subsistió hasta la promulgación de la Constitución de Yucatán de 1825. Peto quedó comprendido en el partido de Beneficios Altos, cuya cabecera era Tihosuco. El 9 de diciembre de 1840 se efectuó una nueva división territorial del estado y pasó a formar parte del partido de Tekax, del departamento del municipio del mismo nombre. En 1841, el poblado adquirió el título de villa. El 8 de marzo de 1842, John L. Stephens llegó a esta localidad y permaneció ahí tres días, durante los cuales conversó con Juan Pío Pérez y luego se dirigió a Chichén Itzá. En 1847, la villa fue tomada por Antonio Trujeque y Juan Vázquez, opositores al gobierno de Miguel Barbachano. Ese mismo año, el batallón «Ligero Permanente» que había salido de esta población hacia Valladolid, se sublevó en contra de sus oficiales y retornó a Peto, saqueándolo. A fines de enero de 1848, ya estallada la Guerra de Castas, los mayas rebeldes sitiaron la villa, que fue desocupada por sus habitantes el 6 de febrero, a las 11 de noche, en medio de un gran desorden de vecinos, militares y heridos, quienes partieron rumbo a Tekax, a donde llegaron al día siguiente. Peto fue defendido por Eulogio Rosado, aunque no contó con el apoyo de los vecinos partidarios del gobernador Miguel Barbachano. Se dice que Anselmo Duarte, rico comerciante de la localidad y simpatizante de Barbachano, dañó la noria donde se abastecía de agua la tropa. El 26 de noviembre de ese año, murió en esta población Marcelo Pat, hijo del líder rebelde Jacinto Pat, a causa de una bala alojada en su columna vertebral. Dos días después, el 28 de noviembre, el ejército liberó y ocupó la localidad, ya abandonada por Jacinto Pat. El 16 de diciembre de 1849, los sacerdotes José Canuto Vela y Jorge Burgos exhortaron en este sitio a los mayas sublevados para que depusieran las armas, como parte de las comisiones eclesiásticas de pacificación autorizadas por el gobernador de Yucatán. En febrero de 1869, el coronel José Antonio Muñoz y otros soldados partidarios del Segundo Imperio, sublevados el 31 de enero en La Ciudadela, de Mérida, fueron derrotados en este sitio. Para 1883, las dos principales haciendas de la localidad cultivaban el henequén y el 15 de septiembre de 1900 se inauguró el ferrocarril que unió la villa con la ciudad de Mérida. En marzo de 1911 se produjeron levantamientos, al igual que en otras poblaciones, en contra del gobernador porfirista Enrique Muñoz Aristegui, siendo asaltada la casa del jefe político del lugar, quien fue asesinado cuando pretendía huir. El 28 de abril de 1914, la villa de Peto se elevó a la categoría de ciudad por decreto; sin embargo, el 30 de diciembre de 1922 se le derogó el título de ciudad, quedando como pueblo, aunque parece ser que el decreto no tuvo vigencia pues en los censos posteriores la cabecera municipal siguió figurando como villa. Durante la década de los 20, Dzonotchel, Xcanteíl y Xpechil dejaron de pertenecer a Peto. En 1930, el municipio era considerado como un importante centro recolector de resina de chicozapote.
Monumentos. El municipio cuenta con dos construcciones coloniales, la parroquia de la Asunción, que data de 1799, y el templo de San Antonio, cuya construcción primitiva, hoy en ruinas, es de 1644. Asimismo, se localizan vestigios arqueológicos en los poblados de Calotmul, Tixualahtún y Xoy.
Fiestas tradicionales. Las fiestas populares de Peto se celebran del 29 de abril al 3 de mayo en honor de las Tres Cruces de Dzonotchel, y del 27 de diciembre al 2 de enero en honor de la Virgen de la Estrella.
Artesanías. Los artesanos del municipio elaboran orfebrería tradicional, textiles de hilo contado y bordados y urden hamacas.
Marco social. De acuerdo con el Censo General de Población y Vivienda de 1990, el municipio tiene 19,227 habitantes, de los cuales 76.8% está alfabetizado y 23.1% es analfabeto; 74.5% es bilingüe, 20% sólo habla español y 5.5%, maya. El 58.9% de las viviendas cuenta con servicio de agua potable, 24%, con drenaje y 73.9%, con electricidad.
Gobierno y administración. A partir de 1956 han sido presidentes municipales José I. Hernández (1956-1958), Nicolás Saghi Canto (1959-1961), Casildo Arroyo (1962-1963), Juan Escamilla Sosa (1963), Sergio Salazar López (1963-1967), Zenón Muñoz Martínez (1968-1970), César A. Ruiz V. (1971-1973), Mario Arturo Pérez C. (1974-1975), Sergio Salazar López (1976-1978), Roger Calero Muñoz (1979-1981), Felipe Sosa Buenfil (1982-1984), Gilberto Góngora Sánchez (1985-1987) y Héctor Sosa Duarte (1988-1990).