Pasos Gutiérrez, Manuel

Pasos Gutiérrez, Manuel  Nació en Mérida, Yucatán, el 9 de noviembre de 1851. Fueron sus padres Manuel Joaquín Pasos y Carolina Gutiérrez. En su juventud se dedicó a las labores del campo, y especialmente al cultivo del henequén, empresa en que obtuvo buen éxito, gracias al apoyo de su íntimo amigo el hacendado Leandro León Ayala, quien falleció sin dejar sucesión directa, y dueño de una inmensa fortuna, la legó casi entera para obras de beneficencia, salvo algunas cantidades que destinó a sus familiares y a otras personas.

Manuel Pasos, amigo del testador, fue el elegido en unión de David Vales y de Agustín Alzina, a quienes la muerte impidió cumplir su cometido, para realizar las obras benéficas que deseaba León Ayala.

Pasos, autorizado por el testador para elegir las obras de beneficencia que habían de fundarse, donó 300,000 pesos para ayudar al gobierno del estado en la instalación de un asilo para dementes que se denominó Asilo Ayala, inaugurado en febrero de 1906. Contribuyó también con la suma de 250,000 pesos, para el mejoramiento del Hospital O’Horán, en 1906.

La obra más importante que fundó Pasos Gutiérrez y a la cual consagró todos sus esfuerzos fue la Institución de Beneficencia Privada Leandro León Ayala. La fundación la hizo por escritura pública el 13 de abril de 1903, asignándole como capital el remanente de los bienes de León Ayala, que ascendió a 1,658,782 pesos.

Estableció como objetivo principal de la institución el abrir y sostener permanentemente en Mérida escuelas primarias gratuitas para niñas, en las cuales se enseñase la religión católica, y en forma secundaria, instalar y mantener un asilo para niñas pobres, huérfanas o no. La primera junta directiva de la institución de beneficencia la integraron Juan Francisco Molina Solís, Nicolás Cámara Luján, Francisco Cantón Rosado y Ramón Ancona Bolio, bajo la presidencia de Pasos Gutiérrez.

La institución fundó seis escuelas en los suburbios de Santa Ana, San Sebastián, Santiago, San Cristóbal, Lourdes y Mejorada; tres de ellas bajo la dirección de religiosas de Jesús-María, traídas de España, y las otras tres, al cuidado de profesoras yucatecas. En 1914, asistieron a las escuelas 2,000 niñas aproximadamente.

Las escuelas se instalaron en edificios construidos ad hoc y el capital de la institución ascendió a 2,031,692 pesos.

A las alumnas se les suministraban gratuitamente los libros necesarios para su enseñanza. Además, de conformidad con los estatutos, se subvencionaban algunas escuelas católicas y se ayudaba a varias señoras a pagar el alquiler de sus casas.

Tanto Pasos como los demás miembros de la junta directiva, desempeñaban su cometido sin remuneración alguna. El gobernador Toribio de los Santos lo redujo a prisión injusta, al igual que a otras personas. Poco después fue excarcelado, pero temeroso de nuevas persecuciones, se trasladó a Nueva York, y luego a La Habana, donde pasó en el destierro, sus últimos días.

El general Alvarado, en sentencia que dictó como gobernador preconstitucional, nulificada luego por decreto de Carranza, desaprobó muchos de los actos de Pasos como albacea de Leandro León Ayala y aun lo obligó a restituir cerca de 200,000 pesos, por lo cual se vio en la necesidad de vender la casa de su familia.

Las escuelas de la institución fueron cerradas y en lugar de ellas, instaló el gobierno escuelas laicas de conformidad con las nuevas leyes. La junta directiva fue desposeída de su cargo y sustituida con otra que nombró Alvarado. Por noticias aparecidas en la prensa cubana se supo que falleció en la ciudad de La Habana el 5 de abril de 1916.