Pelagra

Pelagra  Síndrome ocasionado por la carencia de ácido nicotínico en la alimentación. Esta enfermedad fue conocida en España desde 1735 como «mal de la rosa». El nombre actual proviene del idioma italiano, «pelle», piel, y «agra», áspera, que le fue puesto en 1771 por Frapoli, médico de Milán. Entre 1810 y 1844 se elaboró la errónea teoría de que era originada por el consumo de maíz en mal estado, que prevaleció hasta que se descubrieron las vitaminas a partir de 1915. Clínicamente el síndrome se caracteriza por tres etapas. En la primera se presenta la dermatitis: piel áspera (de ahí el nombre) en antebrazo y cuello; en la segunda se añade diarrea, casi continua, y en la tercera ocurren síntomas neurológicos y mentales, que van desde la hipocondría a la alienación, pudiendo orillar al enfermo al suicidio. El ácido nicotínico o niacina, cuyo requerimiento diario es pequeño, de 10 a 15 miligramos, forma parte del llamado «complejo B», que incluye también la tiamina, la riboflavina, la piridoxina y otros, que se encuentran en frutas y verduras. La falta prolongada de consumo de estos nutrimentos ocasiona la aparición de la pelagra. En Yucatán, la estadística de diagnósticos de ingresos al Hospital O’Horán en 1988 indica 266 por pelagra, de los cuales 190 fueron hombres y 76 mujeres. En 1889, Álvaro Domínguez Peón presentó en su examen de grado la tesis titulada Breve estudio acerca de la etiología y tratamiento de la pelagra, en la cual analiza las 12 teorías en boga entonces sobre su etiología, acepta finalmente la del maíz alterado y preconiza mejor alimentación para el tratamiento. En la Facultad de Medicina de Berlín, Alemania, en 1896, obtuvo su título Nicolás Cámara Vales, con su tesis La pelagra en Yucatán; este trabajo escrito en alemán, se considera en la literatura médica mundial como el primer trabajo sobre la pelagra en América. En 1905 hubo 21 defunciones por esta causa en la ciudad de Mérida. En 1911, los doctores Gaumer, padre e hijo, residentes en Izamal, publicaron un estudio y atribuyeron la causa de la pelagra a una toxina producida por un hongo que ataca al maíz húmedo; las estadísticas de mortalidad del estado consignaron 395 defunciones en 1920, y 411 en 1924; en 1922, Ramón Carrancá y Trujillo se graduó en la Escuela de Medicina con la tesis La pelagra y valor terapéutico del maíz germinado, en la cual reconoce que la enfermedad se debe a una insuficiencia de vitaminas y dado que el germen de maíz las contiene, resulta útil en el tratamiento, según observó durante dos años, de 1920 a 1922, que duró su investigación. En la casuística del Hospital Ejidal 20 de Noviembre, entre 1950 y 1951, fueron atendidos 45 casos; en 1954, el doctor Pedro Castillo, jefe del Servicio de Nutrición de este hospital, presentó un estudio clínico sobre 60 casos. Desde 1940, se comenzó a usar el complejo B y el ácido nicotínico inyectable, sustituido después por la nicotinamida. El número de casos atendidos disminuyó continuamente.