Pastrana, Fermín «Huay Cuc»

Pastrana, Fermín «Huay Cuc»  (1857-1925) Compositor yucateco, de quien el musicólogo Gerónimo Baqueiro Foster en su obra: La canción popular de Yucatán 1850-1950, señala que «Huay Cuc», ardilla diabólica, sobrenombre con el que fue conocido, nació en el barrio de la Mejorada de Mérida, y falleció el 30 de septiembre de 1925, a los 68 años de edad.

Baqueiro Foster nos dice que era uno de los más populares compositores de fines del siglo XIX y principios del XX, cuyo repertorio de canciones se ha ido perdiendo con el tiempo.

Se sabe que fue el mejor armonista yucateco de su tiempo y su instrumento favorito: la guitarra. Se dice que los trovadores que deseaban interpretar sus canciones se veían precisados a solicitar que el propio autor se las enseñara. Sin embargo, «Huay Cuc» no vivía de la trova. Fue empleado del Congreso del estado hasta los 60 años de edad, en que se retiró. Cuando cantaba en reuniones de amigos y en fiestas familiares, formaba dúo, muchas veces, con «Pepe» Flores, quien destacó en nuestro medio como un excelente ejecutante de violín.

Impartió clases de guitarra y entre sus alumnos más distinguidos se encontraron los doctores Cirilo Montes de Oca, Efraín Moguel Montes de Oca y la señorita Graciela Duarte Montalvo.

Generalmente escribió sus melodías sobre poemas de conocidos poetas yucatecos como Ricardo Mimenza Castillo y Fernando Gutiérrez, «Milk». También del coahuilense Manuel Acuña y de poetas de otros países. «Huay» Cuc conoció a varios compositores cubanos de su tiempo y tuvo especial preferencia por sus canciones. Entre los que mencionan sus biógrafos se encuentran Emilio y Eliso Grenet, Sindo Garay, Rosendo Ruiz, Félix B. Caigner y Eusebio Delfín. Viajó a La Habana, Cuba, y se familiarizó con los boleros, las habaneras y las criollas más populares de la música del Caribe, que lo impresionaron. Es precisamente su relación con Cuba y sus compositores la que explica el cuestionamiento en torno de la paternidad de la canción Ausencia, cuyos primeros versos fueron tomados de un poema de Fernando Celada «El Poeta Xochimilca».

Además de haber musicalizado versos ajenos, algunas veces escribió letras para sus canciones, según nos dicen Civeira y Baqueiro Foster, una de ellas es Ya surge la luna y otra llamada Zafiria. Entre los poetas europeos que admiró estuvo el escritor francés Víctor Hugo, de quien musicalizó el poema Flor dormida.

A Pastrana se le considera como un innovador en cuanto a la extensión de los temas sobre la trova yucateca. Miguel Civeira Taboada, en su libro Sensibilidad yucateca en la canción romántica, plantea que en la primera década de este siglo, la canción mexicana inició su apogeo; tenía generalmente cuatro partes, cuatro estancias poéticas y dieciséis compases. Sin embargo, Pastrana hizo canciones que tenían como tema poético dos cuartetas sencillas, reduciendo la expresión musical a doce compases, para dar el mismo acento final a ambas partes.