Paula y Toro, Francisco de (1799-1840) Gobernador de Yucatán y militar. Nació en Nueva Granada, hoy Colombia. Promovido por Antonio López de Santa Anna, hizo carrera militar y política en Yucatán. Llegó a Campeche en 1824, al frente del 13 Batallón Permanente, destinado a la guarnición de la plaza de esa localidad. Durante la lucha entre federalistas y centralistas, la guarnición de Campeche dio a conocer un pronunciamiento el 5 de noviembre de 1829 en donde reconocía a la República Central como forma de gobierno, se destituía a las autoridades establecidas y se demandaba que asumiera el mando político y militar, José Segundo Carvajal. En la ciudad de Campeche, Paula Toro asumió los cargos de jefe político y presidente del Ayuntamiento, así como la comandancia militar de la plaza por segunda ocasión, ya que anteriormente había sucedido en el cargo a Landeros y lo había entregado a Pedro Miguel Monzón en abril de 1825.
Restablecido el federalismo en el país en 1832 José Tiburcio López Constante se hizo cargo del gobierno del estado y nombró a Francisco de Paula Toro, comandante general. Instalado el Congreso Constitucional, el 16 de noviembre de ese año, convocó a elecciones. El triunfo electoral fue para los federalistas y asumió la gubernatura estatal Juan de Dios Cosgaya. Pero la paz aún estaba lejos; el general Santa Anna fue electo por primera vez presidente de México y eso dio gran fuerza al movimiento centralista. Ya promovido a general de brigada, Paula Toro, quien entonces vivía en Campeche desempeñando la Comandancia General e identificado con la política de su cuñado, empezó a hacer proselitismo entre los militares en favor de Santa Anna. Una junta celebrada el 30 de mayo de 1834 en Mérida, convocada por el vicegobernador de Yucatán, Santiago Méndez, y por el gobernador Cosgaya, acordó desconocer a Paula Toro por su actitud hostil al gobierno, decisión que fue ratificada por el Congreso estatal un día después. La destitución no modificó la conducta de Paula Toro, quien siguió haciendo uso de sus funciones de comandante general con la aprobación del Ayuntamiento de Campeche. En abierta lucha con el gobernador, Paula Toro armó buques y bloqueó el puerto de Sisal, lo cual provocó la primera acción de armas entre federalistas y centralistas yucatecos, suscitada en Hecelchakán en junio de ese año, que culminó con una reunión clérigo-militar en Campeche y la elaboración de un pronunciamiento donde se desconoció el triunfo electoral de los federalistas y de las autoridades emanadas del mismo.
La derrota militar de los federalistas obligó a Cosgaya a dejar Mérida y trasladarse a Izamal, donde disolvió al personal de su administración. Cosgaya, Méndez y sus principales amigos fueron expatriados y los centralistas ocuparon Mérida el 4 de agosto. Al entrar en ella, Paula Toro fue objeto de una entusiasta ovación en la que se lanzaron vítores a Santa Anna y a la religión. Instalado el VII Congreso, dominado por diputados centralistas, se nombró a Paula Toro como gobernador interino el 17 de agosto, quien tomó posesión del cargo al día siguiente, y el VIII Congreso lo declaró gobernador constitucional. Sin embargo, el gobierno de la nación le negó la licencia en su cargo de comandante general para desempeñar la gubernatura del estado, por lo que fue sustituido por Pedro Sainz de Baranda. Meses más tarde, la IX Legislatura cesó en sus funciones a Sainz de Baranda y en el mismo decreto, de 27 de agosto de 1835, declaró a Paula Toro gobernador interino, quien prestó juramento el 10 de septiembre. La República Central, encabezada por López de Santa Anna, dividió en departamentos a la nación mexicana, y Paula Toro trasladó a Campeche el gobierno y la comandancia del departamento de Yucatán. Continuó en el mando del departamento hasta el 15 de febrero de 1837, cuando su protector López de Santa Anna dejó de prestarle apoyo por hallarse prisionero de los estadounidenses en San Jacinto, y fue llamado a México por el presidente interino. Entre las diferentes obras que promovió, están la construcción de la Alameda de Campeche, el Puente de Santa Anna, el desagüe de la ciudad, el teatro que hoy lleva su nombre, la reconstrucción del templo y Hospital de San Juan de Dios, así como la carretera que une las ciudades de Mérida y Campeche, entre otras.