Padilla Vázquez, Feliciano (1835 ?-1867). Militar. Nació en Valladolid, Yucatán, hacia 1835 o 1836, según su biógrafo, Felipe Pérez Alcalá. Sus padres fueron Agustín Padilla y Paula Vázquez. Aún niño, su familia se trasladó a Calotmul, de donde emigró en 1848, como lo hicieron todas las familias del oriente yucateco. Cuando las tropas del gobierno iniciaron la recuperación de las poblaciones orientales, Padilla Vázquez se alistó como soldado, y así, de victoria en victoria, fue ganando sus grados. Concluida aquella fase de la guerra social, se afilió a las fuerzas del coronel Pedro Acereto, hasta que este jefe, atacado por la tuberculosis, falleció en su refugio de oriente.
Abrazó luego la causa del Imperio, tomando parte notable en la campaña que se llevó a cabo en 1866, contra los indígenas sublevados. Cuando las tropas del coronel Daniel Traconis estaban sitiadas en Tihosuco, ofreció sus servicios y se incorporó a la brigada que comandaba su jefe el general Felipe Navarrete. Deseoso de auxiliar a Traconis, Navarrete envió a Padilla con una columna de 300 hombres para socorrer a los sitiados. Los hombres de Padilla tenían el mismo aspecto que los sitiados, y esta circunstancia facilitó su entrada en Tihosuco, aunque al principio aquéllos los rechazaron creyéndolos enemigos. Pocos días después, el 15 de septiembre, los rebeldes intentaron un asalto general a la plaza; pero fueron enérgicamente repelidos, mas cuando se retiraban, Padilla, con una columna, los flanqueó y completó su derrota. Algunos días después, los sublevados levantaron el cerco.
En 1867, cuando el general Cepeda inició su campaña contra el Imperio, el coronel Traconis fue destacado para batirlo en Mukuiché. Los imperialistas sumaban más de 1,500 hombres y los republicanos 800. Se organizó el ataque, Padilla debía batir a Cepeda por un flanco, con 300 hombres, otro jefe por el otro flanco y Traconis con el grueso de la tropa atacaría por el centro. Los flancos cumplieron con su deber; pero el centro no se movió y la derrota de Cepeda no se logró. Padilla recibió orden de retroceder, cosa que le contrarió tanto que, según Pérez Alcalá, rompió su espada como una protesta y pidió su pasaporte para presentarse al comisario imperial. Más tarde, en mayo de ese año, cuando la ciudad de Mérida estaba ya sitiada por los republicanos, el coronel Cantón organizó una columna de 500 hombres en el Oriente para ir en auxilio de la capital. Como la plaza de Izamal estaba ocupada por fuerzas republicanas, le intimó rendición y la atacó; después la plaza fue tomada por Cantón a pesar de haber sido auxiliada por Cepeda; pero en la acción pereció Padilla, quien se había incorporado a las fuerzas imperialistas. Se dice que la bala que lo mató no vino de las fuerzas enemigas, sino que partió de la ventana de una casa sin conocerse el nombre de su asesino.