Pilas bautismales Todas fueron labradas por los canteros mayas, bajo diseños proporcionados por los frailes. En pocos años y con la práctica adquirida, los maestros canteros locales se encargaron de proveer de pilas a las iglesias, variaron algo sus diseños, pero dejaron en ellas la marca de su técnica. Muchas son de una sola pieza y otras de dos piezas. El borde puede ser liso o festoneado. El exterior de la copa pocas veces es liso, resulta más común que esté labrado en sencillos adornos o con figuras, y son muy escasos los ejemplares con pintura. Los tallos presentan cierta variedad, no tanto en su forma como en su acabado; hay también lisos y labrados.
Entre las pilas de algunas poblaciones se encuentran: Cansahcab. Con inscripciones y figuras labradas. Chikindzonot. Gigantesca pila bautismal de una sola pieza, mostrando rostros de querubines y leones coronados en actitudes amenazantes, entrelazados con hojas y flores que se ven en todos los espacios, incluido el tallo. Dzemul. Piedra de una sola pieza, labrada en forma algo tosca, con una inscripción que dice: «Hecha el 22 de mayo de 1691. Lorenzo Chimahmelac». Dzidzantún. Muy hermosa y pintada en colores rojo, verde y azul sobre fondo blanco. Hunucmá. Pila semicircular, posee en derredor secuencia de querubines y motivos vegetales primorosamente labrados, tiene por soporte un tallo realzado con un ángel-atlante. Tanto la pila como un bello coponcillo están empotrados en la pared y dan una impresión de gran solidez matizada, sin embargo, por la delicadeza de la talla y lo novedoso del concepto. Es obra del maestro cantero Pascual Estrella, posiblemente de los primeros años del siglo XIX. Ichmul. Sacada de dos bloques de piedra, hermosamente tallados con motivos vegetales, soportada por dos querubines en función de atlantes. Es obra también del maestro Pascual Estrella. Oxkutzcab. Gran pila finamente labrada, el soporte semeja plantas de maíz. Teabo. La pila es chica, con algunos relieves simples en sus bordes y copa, pero con un largo tallo rodeado en su parte media con el conocido cordón franciscano. Ticul. Probablemente de 1624, es una pila de regular tamaño, de una pieza, la cual tiene figuras con fuerte influencia maya. Tihosuco. Otra obra del maestro Pascual Estrella. El tazón de la pila, actualmente roto en varios pedazos, mide 1.28 m de diámetro por 0.62 m de altura; el tallo de la pila al parecer está perdido, y es posible que estos daños daten de la época del derrumbe de la bóveda del templo en los años siguientes a la llamada Guerra de Castas. Esta pila está fechada en 1786, leyéndose en una orla sobre la orilla superior que la dedicara el bachiller Francisco Xavier Sugaste siendo cura. Esta magnífica obra de talla presenta una cenefa de querubines rodeados de motivos vegetales, con sus hojas y enredaderas en alto relieve y sus inconfundibles frutos en forma de pompones hacia la parte inferior del tazón.