Petén

Petén  Este nombre de origen maya, que en general significa país llano o planicie, se aplica a ciertas formaciones vegetales muy peculiares y características de la Península de Yucatán, que consisten en masas ovales o circulares de árboles, a manera de islas de selva en los terrenos cenegosos cercanos a la costa, donde las condiciones de inundación permanente y alta salinidad del agua, normalmente sólo permiten el crecimiento de vegetación hidrófita arbustiva, herbácea y de manglares. Fuera de la Península, el único otro lugar del mundo en el que se encuentran petenes es en el sur de Florida, Estados Unidos de América. Los petenes han sido poco estudiados, tanto en México como en este país, pero se sabe que su existencia se debe al afloramiento, dentro de los pantanos salobres, de agua dulce proveniente de las corrientes subterráneas que se mueven de tierra adentro hacia el mar y que brotan por presión hidrostática ahí donde el nivel del manto acuífero coincide con el de la superficie del terreno. Tales surgimientos de agua dulce se observan en todos los petenes y en muchos de ellos forman cenotes que llegan a tener considerable extensión. La presencia de agua dulce, que se extiende por los alrededores del manantial, permite que crezcan árboles típicos de la selva y poco tolerables a la salinidad, como zapote, chechem, cedro, guano y otros. Estas masas de árboles son más densas y altas hacia el centro del petén y además las diferentes especies se distribuyen concéntricamente, según su grado de resistencia a la salinidad.

En los petenes, el nivel del terreno resulta un poco más elevado que el de la ciénaga circundante, debido a la acumulación de suelo formado por la descomposición de materia vegetal de la propia vegetación arbórea. A ello puede contribuir también la presencia de un afloramiento rocoso en el lugar. En los tres estados de la Península existen centenares de petenes, con diámetros que fluctúan entre decenas de metros, y más de 3 km. Abundan particularmente en el noroeste de Campeche entre la capital de este estado y los límites con Yucatán, en la reserva de la biosfera de Sian Ka’an, en Quintana Roo, y en las reservas ecológicas de El Palmar y Bocas de Dzilam, en Yucatán. En general se hallan en buen estado de conservación y hay buenas perspectivas de que así se mantengan aquéllos situados en áreas de reserva. Los de Campeche, sin embargo, carecen de protección legal y muchos de ellos fueron dañados o quedaron expuestos al deterioro y la destrucción por la apertura de caminos en la zona, que facilitan el acceso a los petenes y en algunos casos, inclusive los cortaron por la mitad. Los científicos consideran que toda la zona campechana de petenes debe ser declarada reserva de la biosfera, ya que tiene características excepcionales.