Pérez Valdelomar, Benito (1749-1813) Gobernador, capitán general e intendente de Yucatán (1800-1810). Nació en Barcelona, España, el 29 de junio. Ingresó al ejército a los 13 años de edad como cadete del mismo regimiento en el que servía su padre. Después de prestar sus servicios en la campaña de Portugal (1763), en la guarnición de Orán y en la expedición a Argel (1775), fue destinado a América. Participó en la toma de Mobila y en el sitio de Panzacola (1781), en la guarnición de La Habana y luego en México y Puebla. En 1795 fue nombrado teniente de rey en Puerto Rico y defendió la Plaza de San Juan, atacada por los ingleses el 17 de abril de 1797. Con ese cargo, regresó a La Habana en mayo de 1799 y ahí fue nombrado para suceder a Arturo O’Neill como gobernador de Yucatán, cargo del que tomó posesión el 19 de octubre de 1800. Se embarcó de La Habana con su única hija María Dolores y en el viaje fue hecho prisionero por corsarios ingleses al mando del capitán Moore pero el filibustero decidió desembarcarlo en la costa yucateca con todo su equipaje. Al iniciar su gestión, decidió continuar con algunas obras de sus antecesores como el embellecimiento de las calles de Mérida y la apertura de caminos carreteros. Se propuso abrir una academia de Bellas Artes, para lo cual envió a cuatro jóvenes a estudiar en la Academia de San Carlos, en la Ciudad de México, pero nunca pudieron regresar por las dificultades políticas que enfrentaba el país y por la falta de vías de comunicación expeditas entre la capital y la Península. A consecuencia de la guerra entre Inglaterra y España, Pérez Valdelomar cerró el puerto de Campeche y ordenó armar con artillería las cañoneras guardacostas y al bergantín «Volador» para custodiar las embarcaciones mercantes. La orden causó gran malestar entre los comerciantes campechanos que consideraban inoperantes las medidas tomadas por el gobernador y solicitaron permiso para que los buques, ya cargados de mercancías, pudieran partir del puerto. Autorizados, salieron el 19 de febrero de 1805 y a poca distancia fueron interceptados por una fragata inglesa dos de las embarcaciones fueron apresadas entre Sisal y Campeche por los ingleses. La facilidad de la maniobra hizo que los piratas entraran al puerto de Campeche para apoderarse de más embarcaciones y llevarlas a Jamaica, lo que resultó exitoso sin que nada pudiera hacer el sistema de defensa yucateco. Para reforzar la defensa, Pérez Valdelomar aumentó las filas de los cuerpos veteranos, alistó nuevos soldados en las milicias urbanas, fortaleció el presidio de Bacalar y construyó una batería provisional en Sisal, entre otras acciones.
Tuvo serias discrepancias con los campechanos, una de ellas en 1804, a consecuencia de una procesión religiosa en la que se disputaron la presidencia de honor el capitán Antonio Vázquez Urquiola y los dos alcaldes ordinarios, José Antonio de Boriz y Domingo Sáinz Pardo, con signos de violencia por parte del militar. Los alcaldes presentaron su queja ante el gobernador, pero la lentitud de la resolución y las relaciones de amistad entre Pérez Valdelomar y Vázquez Urquiola hicieron que remitieran su queja ante el rey y acusaran al funcionario de actuar con lentitud. También fue motivo de animadversión el hecho de que hubiera abierto a las importaciones el puerto de Sisal, a instancias del comercio de Mérida y Valladolid, como sucedió en febrero de 1810. En 1808, el Cabildo, Justicia y Regimiento de la ciudad de Campeche lo acusó de adicto a la causa de los franceses y a las mitras del virrey José Iturrigaray, aunque no hubo pruebas que justificaran tales acusaciones. En contraposición, Pérez Valdelomar hizo proclamar con grandes fiestas en Mérida, el 4 de agosto de 1808, la subida al trono de Fernando VII.
Durante su gobierno, fue enjuiciado el joven danés Juan Gustavo Nordingh de Witt, acusado de ser emisario y agente del gobierno de Napoleón Bonaparte, monarca que había invadido España. Nordingh de Witt llegó al puerto de Sisal en agosto de 1810; se trasladó a Mérida con todos sus documentos en regla y ahí entró en contacto con el gobernador, a quien le solicitó una entrevista privada. Concedida, se encontró con Pérez Valdelomar y le entregó dos documentos una carta de su puño y letra y la credencial librada de José Miguel de Azanza, alto funcionario de la Corona Española. Tras la lectura de la carta, el gobernador lo encarceló el 15 de agosto, acusándolo de negarse a informar sobre su misión en Nueva España, así como de sus contactos. Se le inició causa breve y sumaria, en la cual estuvo involucrado el Ayuntamiento de Mérida. Finalmente, se le dictó pena de muerte, ante la sorpresa y rechazo de la sociedad meridana que había manifestado su simpatía hacia el joven danés. En su administración procuró la subsistencia del Hospital de San Lázaro y restableció la casa de los expósitos; recuperó la Isla de Mujeres ocupada por los piratas ingleses y cooperó a la propagación de la vacuna contra la viruela en la Península, lo que no le valió de nada para congraciarse con los campechanos. El 29 de julio de 1809, fue nombrado comandante general de las provincias internas de la Nueva España, puesto al que renunció para permanecer en Yucatán. Sin embargo, el rey le asignó una nueva misión a la que no pudo declinar, fue nombrado virrey del Nuevo Reino de Granada el 4 de agosto de 1810 y partió de Yucatán el 26 de agosto de 1811. Falleció en funciones dos años después.