Perales, Francisco Franciscano. Fue traído a la provincia de Yucatán por el fraile Lorenzo de Bienvenida. Destacó como gran conocedor de la lengua maya. Diego López de Cogolludo afirma de este personaje que antes de morir soportó con gran resignación los males que le aquejaban y escribe «… cuando le curaban cantaba, aunque le aplicasen hierros ardiendo. Cantó él mismo todo el oficio de difuntos estando para morir, y después con un santo crucifijo en sus manos, con fervor de espíritu le dijo Vamos, Señor, que nunca de mi voluntad me he detenido en esta vida, mas aguardaba vuestra venida, y pues ya llegaste, vamos, y así expiró». Falleció en el Convento Grande de Mérida donde fue sepultado.