Peniche Vallado, Luis (1897-1961) Maestro, médico y literato. Nació y murió en Mérida, Yucatán. Cursó sus primeros estudios en el Colegio de San Pedro, anexo al Seminario de Mérida y los continuó en el Instituto Literario del Estado. Se graduó de médico en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Sureste. Ejerció de modo privado pero su interés por la enseñanza, que comenzó a impartir en la Escuela Preparatoria de 1927, lo llevó a dar cátedra de dermatología y sifilografía, especialidades de su mayor dedicación posteriormente tuvo las de terapéutica médica y fisioterapia. Fue secretario de la Facultad de Medicina y director del Hospital O’Horán. Ante el establecimiento de la educación secundaria en Yucatán, gestionó, al año de ser abierta la primera escuela de este nivel, la creación de la segunda la Agustín Vadillo Cicero, en 1931, la cual dirigió hasta 1956.
Es autor de varios libros como Gramática perceptiva de la lengua castellana, que hasta años recientes fue texto en las escuelas preparatorias Gramática razonada de la lengua española, adecuada a las necesidades del nivel secundario y ejemplificada con escritos suyos y de selectos autores, y Tecnicismos y neologismos grecolatinos, texto por largos años insustituible en las escuelas normal y preparatoria. Estas obras han sido apreciable bibliografía de maestros y estudiantes. Su actividad literaria discursos, conferencias, ensayos, poesía, romances, odas, sonetos y fábulas eminentemente didácticas, está consignada en periódicos, principalmente en el Diario del Sureste, la Revista de la Universidad de Yucatán y en su Gramática razonada también escribió letras para cantos escolares y piezas para teatro estudiantil. De 1946 a 1954, pueden encontrarse las huellas de su capacidad de maestro de educación superior en la actuación que, como secretario general de la Universidad, tuvo al lado del entonces rector, Dr. Eduardo Urzaiz Rodríguez. En este período dan fe de su polifacética cultura, las ponencias que el rector Urzaiz solía poner bajo su encargo para presentar, entre otros eventos, en las reuniones de la naciente ANUIES, y su reconocido espíritu de investigador y difusor del saber lo hacían responsabilizarse de conferencias en sociedades culturales y en actos oficiales dentro y fuera de la localidad. De 1956 a 1958, le fue confiada la jefatura del Departamento de Educación Pública, cargo que dejó cuando su salud comenzó a declinar y en el que, en ese breve tiempo, realizó una destacada labor. Falleció el 2 de marzo de 1961. El jurado dictaminador de la designación del Maestro Distinguido del año 1988 honró su memoria, quedando constancia de este reconocimiento en el pedestal que le corresponde en la Plaza del Maestro.