Portales (Los) Durante el gobierno del marqués de Santo Floro, que gobernó de 1636 a 1644, se construyeron los primeros portales de Mérida que fueron los del Palacio de los Capitanes Generales, donde hoy se encuentra el Palacio de Gobierno. Luis Millet Cámara menciona en el libro Estampas meridanas que se mandó fabricar una galería exterior adornada con balaustrada de madera y con acceso al salón principal, posteriormente durante el mandato del gobernador Antonio de Figueroa «el Manco», se construyó una segunda galería para evitar incomodidades, ante las inclemencias del tiempo, a los caciques y autoridades indígenas quienes acudían a esperar audiencia del gobernador. Esta galería subsistió hasta 1828, en que fue derribada. El edificio del Ayuntamiento colindaba con el Palacio de los Capitanes Generales, cuando en 1741 se trasladó al edificio que hasta hoy ocupa. Molina Solís menciona que este local fue edificado por instrucción de Santiago Aguirre. Con el tiempo, también tuvo sus portales, pero a diferencia de los del Palacio de los Gobernadores donde la gente acudía a tratar asuntos muy importantes, en el Ayuntamiento se colocaban vendedores de maíz, frijol y otros granos. También había una carnicería y en el interior del edificio las trojes donde se guardaba el maíz. Posteriormente, el Ayuntamiento resolvió trasladar a los vendedores a la campaña del Castillo de San Benito porque ya se suscitaban desórdenes en la venta de granos.
Más adelante, en sesión de cabildo realizada el 7 de octubre de 1783, el alguacil mayor José Cano pidió autorización para construir unos portales frente a su casa el Ayuntamiento resolvió favorablemente y además autorizó a todos los vecinos de la plaza que deseaban construir portales en sus frentes a hacerlo sin mayores trámites. El regidor Juan Antonio de Elizalde mandó construir unos portales a espaldas de su casa, calles 58 x 65, para la compra-venta de aves, peje y carne porcina Su casa era una construcción de dos pisos y tenía 11 casa-tiendas y terminaba hasta donde comenzaba la explanada del Castillo. Ahí donde terminaban las casas se habían levantado a principios del siglo XVIII unos arcos que marcaban los límites del centro. El área del Castillo limitaba por el Oriente donde estaban los portales de la pescadería, por el Norte la calle 65 y por el Sur hasta la calle 69. Elizalde mandó construir los portales de granos en una parte del terreno del Castillo que constaba de 12 arcos con una habitación cerrada en cada uno de sus extremos. Este portal de granos fue sitio de conflictos entre los vendedores por lo que el síndico procurador José Matías Quintana propuso trasladarlos a los portales del Ayuntamiento con el fin de ejercer mayor vigilancia, pero no lo consiguieron. Con el aumento del comercio de la ciudad se construyeron más portales y así a principios del siglo XIX se edificaron los portales nuevos de granos que hasta ahora subsisten. También se crearon los portales de la plaza en el edificio donde estuvo la cárcel y que ahora se conoce como del Novedades, así como los portales de Santa Lucía.