Planadas En la Península de Yucatán el término planada, taax, en maya, se aplica para referir cualquier área de terrenos planos a nivel, independientemente de la extensión ocupada o de cualquier otro rasgo o atributo relacionado con sus distintos componentes físicos o bióticos. Se trata, pues, de superficies planas delimitadas por terrenos más altos, promontorios y más bajos, hondonadas, con los cuales se encuentran asociados en distintas combinaciones y proporciones para conformar los diversos patrones topográficos que caracterizan la fisiografía del territorio peninsular.
Por tal motivo, se pueden encontrar planadas que no abarcan más que pocos metros cuadrados de extensión, como es el caso de las porciones norte y noroccidental de Yucatán o también planadas que alcanzan a cubrir una amplia superficie, compacta, a veces superior a las 100 ha de terrenos continuos, como sucede en la zona fisiográfica de lomeríos bajos y alargados con llanuras, comprendida entre la sierrita de Ticul y los cerros Domicos, Wits, del centro y sur peninsular.
En Yucatán existen planadas con el piso dominantemente rocoso, a causa de la elevada proporción de afloramiento de la laja calcárea, o pedregoso cuando ésta se encuentra fragmentada. Pero también hay otras que se caracterizan por sus suelos más profundos y mejor desarrollados, generalmente libres de piedras superficial e internamente. Dentro de estas últimas, unas ocupan una posición relativamente alta en el paisaje, dándole a los suelos condiciones favorables de drenaje, lo que se aprecia en su color rojo o café rojizo; mientras que otras se extienden sobre cotas más bajas, con impedimentos para desalojar las aguas que reciben, tanto de la descarga pluvial directa como de los escurrimientos superficiales que se originan en las áreas circundantes.