Palomar, Martín de (¿-1611) Alcalde de Mérida y teniente de gobernador. Nació en Molina de Campo, España, a principios del siglo XVI y murió en 1611. Hijo de Salvador de Palomar y de Leonor de Garibay. Se avecindó en Mérida, en 1542, cuando recientemente se había fundado la ciudad. Fue cuñado de Francisco de Bracamonte, uno de los fundadores más connotados de Mérida. Hombre agradable y culto, tuvo una gran reputación en la provincia y ocupó varios puestos de importancia. Fue alcalde de Mérida en los años 1585, 1593, 1599, 1602 y 1610. Le tocó escribir la Relación de la ciudad de Mérida en 1579, misma que firmó junto con Gaspar Antonio Xiu. También escribió la Relación de Motul como apoderado de Francisco de Bracamonte, encomendero de ese pueblo, quien había regresado a vivir a Medina del Campo, en España. En 1585 recibió del gobernador de Yucatán, Francisco de Solís, las encomiendas de Hunucmá y Tixkokob, ya que al morir Diego de Santillán habían quedado vacantes. En 1596, el también gobernador Carlos de Sámano y Quiñones le nombró como su teniente, cargo con el que le correspondió enjuiciar a Andrés Chí, de Sotuta, por idólatra, condenándolo a muerte. Al cambio de gobierno, Diego Fernández de Velasco le nombró en 1597 su teniente de gobernación y como tuvo que regresar inmediatamente a la Ciudad de México, Martín de Palomar quedó al frente del gobierno de la provincia, desde fines de ese año hasta mayo del siguiente.
Durante estos meses, el pirata inglés Guillermo Parker desembarcó y atacó Campeche con la ayuda del traidor Juan Venturate, vecino del puerto. La población defendió la villa con gran valor y con la ayuda enviada por el capitán Martín de Palomar lograron perseguir y quitarle un patache al filibustero. En el gobierno del mariscal de Luna y Arellano, Martín de Palomar fue enviado en 1607 a Campeche al frente de cincuenta hombres con el fin de reforzar la defensa ante una posible invasión de los piratas. En ese período se iniciaron los primeros intentos de traer a los jesuitas para fundar un colegio en Mérida. Al parecer el capitán Palomar vio con buenos ojos esta posibilidad, ya que a su muerte, en 1611, dejó su fortuna tasada en 20 mil pesos y su casa solar compuesta de una manzana, ubicada a una cuadra de la Catedral en el terreno que hoy ocupa el Teatro Peón Conteras, para que los jesuitas fundaran un colegio de enseñanza primaria y secundaria. Estos recursos proporcionaron el local y lo necesario para que en 1618 se pudiera realizar la venida de los jesuitas a Mérida y se fundara el Colegio de San Javier, que se clausuró en 1767 al ser expulsada esta Orden de todos los territorios de la Corona española.