Thul, Juan

Thul, Juan  Ser fantástico. La leyenda le atribuye la condición de dueño y señor del ganado; es también conocido como «X-Juan Thul». Acerca de éste, Margarita Rosales en su artículo «El origen de X-Juan Thul, dueño del ganado», publicado en el Boletín de la Escuela de Ciencias Antropológicas, escribe: «No es claro si tiene forma humana o de toro. Algunos dicen que su apariencia es la de un gran semental de color negro que puede causar mucho daño si se le mira a los ojos.» Basándose en Redfield y Villa Rojas y también en información verbal de los campesinos, refiere que Juan Thul vigila el corral y protege al ganado, y para estar bien con él y ahuyentar a los malos espíritus es necesario celebrar la ceremonia del «Loh corral», que se efectúa cuando el ganado está enfermo, muriendo o pasa a un nuevo corral. Loh significa redención, liberación. En esta ceremonia interviene todo el pueblo. Para realizarla, se hace primero el altar o lugar donde el H-Men oficia. En el centro del corral se forma un círculo con bejucos delgados y en medio se siembra un tronco de árbol que se consagra a X-Juan Thul o Juan Thul. En el tronco se amarra a un vaquero que representa al «señor del ganado». Antes de sembrar el tronco, se coloca primero un huevo en el suelo, que simbólicamente contendrá al mal. La ceremonia se efectúa en la noche. El H-Men a la media noche ofrece la comida de gallina, previamente elaborada; aleja a los malos espíritus del lugar; bendice las jícaras que contienen el kol, masa de maíz con carne, y las reparte. Luego de la comida, se escoge entre los vaqueros al más fuerte y ágil para que el H-Men lo convierta en Juan Thul. El vaquero sale del corral, imitando a un toro bravo y se interna en el monte. Inmediatamente seis vaqueros salen a lazarlo. Cuando logran atraparlo lo conducen al corral, donde con dificultad lo sueltan para que los vaqueros lo toreen. Al amanecer, lo atan al poste central o palo que han plantado y el H-Men lo devuelve a su estado normal, previo juramento de los vaqueros de que cuidarán bien las reses a su cargo, so pena de que se los lleve el diablo. Por último, se colocan jícaras de zacá, bebida ritual hecha de maíz, en la entrada del corral y en sus cuatro esquinas.

Otras ceremonias en las que se invoca a X-Juan Thul o Juan Thul son el Dza Akab y el Hadz Pach. Ambas tienen lugar durante las corridas de toros y vaquerías que se celebran en los días de fiesta. Antes de las corridas de toros, se efectuan cuatro jaranas, baile tradicional en el que intervienen los vaqueros y las vaqueras. En la noche de la última jarana, el H-Men ofrece zacá a los «yumitziloob» o señores guardianes de la aldea y también a Juan Thul; los vaqueros la pasan en vela, oran, beben y fuman en forma ritual. Con estas acciones, se pretende alejar a los malos espíritus de las cuerdas para lazar. A esta manera de pasar la noche se le llama Dza Akab, o dar la noche. Juan Thul, como señor del ganado, es el que pone demonios o malos espíritus dentro de los toros, para hacerlos más bravos y peligrosos. Durante la corrida, los vaqueros prueban su fuerza con los toros de Juan Thul. El Hadz Pach o «pegar en la espalda» se celebra al terminar la corrida. Esta ceremonia sirve para liberar a los vaqueros y vaqueras de los malos espíritus que hubieran adquirido durante el baile y la corrida. Al final se ofrece de nuevo el zacá a Juan Thul. Este ser fantástico posee atributos buenos y malos, rasgo típico de las deidades mayas prehispánicas. La leyenda o cuentos sobre Juan Thul son un claro ejemplo del sincretismo cultural que se originó a partir de la conquista y colonización de Yucatán por los españoles, que implantaron la ganadería como una de sus actividades productivas. Estos cuentos varían de región en región, por lo tanto existen diversas versiones sobre el origen de Juan Thul. En cuanto a las ceremonias referidas, hoy es muy raro poder observarlas en las poblaciones rurales.

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