Telegrama (El)

Telegrama (El)  «Diario el más barato y noticioso, indispensable para todo el mundo». Publicación de carácter noticioso que se conformó con un editorial de índole instructiva, temas misceláneos, algunas veces religiosos, telegramas religiosos, telegramas mercantiles, telegramas locales, telegramas nacionales, telegramas extranjeros y sección de anuncios. Al inicio, su director y propietario fue Fernando Cantón Freixas y su redactor responsable y administrador Carlos J. Cuevas. Su directorio incluyó al juez en turno José Castillo, «1o. de este departamento», y al defensor de los pobres en turno Julio Rendón.

En la colección existente en la Hemeroteca José María Pino Suárez, se pueden percibir múltiples cambios en la persona del director y el editor. Dado que la colección está incompleta no es posible precisar con exactitud la fecha de estos cambios; sin embargo, se ofrecen algunos acercamientos: en el primer número con que se cuenta, el 456 de la segunda época, fechado el 23 de junio de 1890, aparece como director Arcadio Urcelay y como editor Manuel Rivas Solís. En el núm. 510 de la segunda época, fechado el 25 de agosto de 1890, fungió como director y editor Manuel Rivas Solís. En el 589, segunda época, fechado en febrero de 1891, el director y editor fue Ignacio Magaloni. En el 745, segunda época, fechado el 22 de abril de 1891, el director fue Lorenzo López, y por último, en el 888, fechado el 24 de octubre de 1891, el editor y director fue Arcadio Urcelay.

En este último número se presentó un nuevo proyecto editorial: «Concebimos el pensamiento de extractar algunas de las obras de Samuel Smiles, célebre filósofo inglés, que enseña practicando; esto quiere decir que sus principios en materia moral son apoyados siempre con los ejemplos de personajes que se han encumbrado á las regiones del poder y la sabiduría por su propio esfuerzo». Se editó primero en la imprenta de El Anunciador y en forma posterior en la Imprenta Literaria. En el plano de la prensa regional se enfrentó a La Razón Social. Su costo fue de un centavo el ejemplar y medio real cada semana.

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