Teatro Salón Olimpia El sitio donde estuvo el ayuntamiento meridano en la época colonial, en los portales del costado norte de la plaza central, entre el Palacio de Gobierno y la Casa del Alguacil, y que después se utilizó como cárcel pública, era una casa habitación a principios del siglo XX. Para 1906, es habilitado para dos salas teatrales; una de ellas se estableció en lo que era el patio central de la casona y fue denominado como Teatro Iris, el otro se llamó Teatro Independencia. A fines de la década de los 10, el Iris cambió su nombre a Salón Olimpia, lo que hace suponer un cambio de propietario o una remodelación de la sala.
Como casi todos los teatros de esa época, presentaba preferentemente zarzuelas y comedias musicales; sin embargo, hacia 1915, empezaron a ser frecuentes las funciones con obras caracterizadas por aludir a los tipos y costumbres locales, lo cual se había hecho muy poco antes. Las obras: La maestra ciruela y La hija del campo, producidas por Enrique Hübbe, tuvieron gran acogida en aquel año. La Compañía de Héctor Herrera y la Compañía de Pepe Talavera fueron muy aplaudidas en 1919 y 1920, respectivamente. En marzo de 1919, se presentó en el teatro la Compañía Cubana de Bufos de Arquímedes Pous. A fines de los 20 eran cotidianos los espectáculos llamados bataclanes, que algunos calificaban de «indecentes y pornográficos». A principios de los 30, la Compañía de Eduardo Vivas tuvo presentaciones exitosas en el Olimpia, con obras cómicas; cuando el general Abelardo L. Rodríguez, presidente de México de 1932 a 1934, visitó Mérida, la Compañía de Vivas ofreció una función de honor. Al poco tiempo, el Teatro Olimpia y su compañero de al lado fueron cerrados, para ocupar el lugar de ambos el Cine Novedades. A principios de los años 80, el cine ya había cerrado el edificio pasó mucho tiempo abandonado hasta que en los años 90 se abrió en él una pequeña plaza comercial llamada Gabriel Vicente Gahona «Picheta».