Tamayo Marín, Alfredo (1880-1957) Músico, barítono y autor teatral. Nació y murió en Mérida, Yucatán. Desde los 10 años de edad aprendió a tocar guitarra y otros instrumentos musicales, a la vez que comenzó a componer pequeñas canciones. En 1893, a la edad de 13 años, ya poseía una voz de barítono e ingresó en la Compañía Juvenil de Zarzuela, que dirigían Filiberto Romero, Alfredo Zavala y Julio Río.
Contaba entre 14 y 15 años cuando escribió las canciones que le dieron fama tanto en México como en el extranjero: Cuando la noche tiende su negro manto; Qué triste está el cielo; Soñó mi mente loca, las dos primeras con letra y música propias. Estas canciones fueron publicadas en un cancionero de la época.
En 1898, fue pensionado por el gobernador de aquel entonces general Francisco Cantón, para perfeccionar sus conocimientos musicales en el Conservatorio Nacional de la Ciudad de México. Tomó parte varias veces como cantante en el teatro del Conservatorio y participó en la representación de la ópera Aída, en el Teatro Nacional de México. Actuó como barítono y como director de orquesta en diversas compañías. Realizó giras artísticas por Suramérica y actuó en Buenos Aires, Río de Janeiro y Sao Paulo. En sus actuaciones como cantante utilizó los nombres de «Julio Rosales», «Julio Borghetti» y «Ricardo Gutiérrez».
Trabajó en la Sección de Música de la Secretaría de Educación y colaboró con José Vasconcelos, titular de ésta, en la organización del Primer Centro Cultural para Obreros.
Fue director de Cultura Estética en Tamaulipas y Coahuila durante la gestión presidencial de Lázaro Cárdenas. En 1941, desempeñó el puesto de director de Cultura Estética en Mérida y fue catedrático de la Escuela de Música del Estado, durante cuatro años.
Tamayo fue un prolijo escritor de obras de teatro con un catálogo de 375 títulos, pero solamente estrenó 22 obras. Tuvo predilección por el teatro regional de Yucatán. Escribió los libretos y la música de: La culinaria, El sueño de Alvarado, Lobos y corderos, Sábado de Gloria, El xoch, El cabecilla, Los diablos de Mérida, La resurrección de Lázaro, El rey rojo, El héroe Cauich, entre otros. También cultivó la poesía contenida en tres volúmenes de versos y colaboró en revistas y periódicos de México y el extranjero.