Rubio Alpuche, Néstor (1850-1929) Abogado, poeta y empresario. Nació en Mérida, Yucatán. Fue hijo de Anselmo María Muñoz, nacido en Querétaro, y de María Sóstenes Alpuche y Elizalde, nacida en Mérida, Yucatán. Aún niño, pierde a sus padres y es recogido por su tía materna Dolores Alpuche y el coronel Pedro Rubio y Palomeque, quienes le pusieron sus apellidos y creció como hijo propio.
Estudió en el Seminario Conciliar de San Ildefonso; destacó en el estudio, por lo cual obtuvo el título de conmaestro. Terminó su secundaria en el Colegio Católico de San Ildefonso, fundado por Crescencio Carrillo y Ancona y Norberto Domínguez, quienes al ser desterrados de Yucatán por cuestiones políticas, dejaron en su lugar como directores del colegio a Néstor Rubio Alpuche y Manuel Nicolín Echánove. Fue maestro en este colegio y posteriormente impartió las cátedras de derecho civil y canónigo en el Seminario. Obtuvo el grado de abogado en la Facultad de Jurisprudencia y ejerció dignamente su profesión. Fue amigo del general Francisco Cantón, quien lo nombró superintendente de la empresa que manejaba el ferrocarril de Mérida a Valladolid.
Como empresario, intentó poner la primera cervecería en Yucatán, pero fracasó en su intento. Decepcionado, se trasladó con su familia a la Ciudad de México, donde volvió a ejercer como abogado. Colaboró en obras piadosas en la Sociedad San Vicente de Paúl.
Fue diputado suplente de Francisco Cantón en el Congreso de la Unión por Yucatán, de 1902 a 1904. Director en sus primeros años de La Revista de Mérida, donde publicó una serie de artículos en favor de México en la disputa que con la Gran Bretaña tuvo nuestro país por el control del territorio de Belice. Posteriormente, escribió un libro titulado Belice. Apuntes históricos y colección de tratados internacionales relativos a esta colonia británica, en donde argumentó, con base en una investigación histórica, los derechos de México sobre las tierras en disputa. Fue redactor del semanario La Razón Católica y colaboró en otras publicaciones de su época. Destacó en la poesía con un lenguaje inspirado. Entre sus obras más bellas se encuentra A María, dedicado a su esposa; el soneto Un beso en sueños; Mi muerte; y Pompa fúnebre. Murió en la ciudad de Nueva York.