Real de Salinas

Real de Salinas  Punto limítrofe entre Yucatán y Campeche, por la parte costera, conocido también como El Real. Pertenece a Campeche desde 1858, cuando se separó de Yucatán. En tiempos coloniales fue el más importante centro de la industria salinera y mantuvo su actividad hasta la caída del Segundo Imperio. Fray Diego de Landa describió las salinas en su Relación de las cosas de Yucatán, de la siguiente manera: «Hay una ciénaga en Yucatán digna de memoria, que tiene más de setenta leguas de largo y es salina toda ella (…) Dios allí ha criado la mejor sal que yo he visto en mi vida, porque molida es muy blanca, y para sal, dicen los que saben, es tan buena que sala más medio celemín de ella que uno de otras partes». Al principio de la época colonial, las salinas pertenecieron a Francisco Euán, oriundo de Caucel, que compró sus títulos de propiedad y obtuvo de la Audiencia de Guatemala privilegios de monopolio. Durante ese tiempo, se estableció comercio mayor con México, Honduras y La Habana. Años más tarde, las salinas fueron incorporadas a la Corona y conservadas en estanco, sin perjuicio de las poblaciones de indios mediante el correspondiente pago de contribuciones, lo cual prohibía su explotación por parte de particulares. Esta legislación fue quebrantada a partir de la Independencia, y los yacimientos de sal pasaron de propiedad federal a propiedad de particulares y fueron controlados por dos o tres familias solamente, quienes a su vez ejercieron el monopolio. De acuerdo con un informe elaborado por Laisné de Villeveque, cónsul de Francia en Campeche, la cosecha de 1844 fue de 60,000 a 100,000 fanegas, de 10 a 12 arrobas cada fanega, tomando por término medio el peso de 125 kg por fanega. La cosecha en años comunes era de 8,750,000 kg y en años de abundancia, de 15,000,000 de kg. El precio de la sal era de cinco a seis reales por fanega. En los 30 del siglo XX, cada hombre de Real de Salinas producía ocho saquillos de sal, de 60 o 70 kg, en cuatro horas de arduo trabajo, que les destruía los ojos, los pies y las manos. La faena se pagaba a 1.50 pesos y la producción total era de 1,000 a 1,500 toneladas. Para entonces, muchos charcos ya estaban malogrados por la lama roja o suela. Se mantuvo como un sitio importante de la industria salinera, hasta 1935, cuando empezó el despunte de Las Coloradas, perteneciente al municipio de Río Lagartos. En el poblado, hoy abandonado, se localizan importantes vestigios de lo que fue el emporio salinero y pesquero.