Rabinal Achi

Rabinal Achi  Nombre que se ha dado a un texto maya-quiché llamado Xajojtun, o Baile de la piedra, considerado como único vestigio del teatro precolombino, que se representaba en el pueblo de Rabinal, sede de la tribu rabinaleros que estaba sometida a los quichés desde que se asentaron en el siglo X en la zona que ocupan en Guatemala. Es probable que se haya escrito en el siglo XVI, en lengua quiché y caracteres latinos, tras la destrucción del estado quiché por Pedro de Alvarado. Acuña, UNAM, 1975, asienta que Bartolo Sis, holpop o mandatario del pueblo de Rabinal, expresaba que la última representación de la obra había sido en 1825 y como el manuscrito se encontraba muy deteriorado hizo una copia en 1850, que leyó al abate Brasseur de Bourbourg cuando éste, en 1855, visitó el poblado, tomó nota y en 1862 publicó la traducción al francés, pues dominaba la lengua quiché. En 1925, el profesor George Reynaud elaboró otra versión francesa, inédita, que sirvió de base para la primera traducción al español que hizo Luis Cardoza y Aragón, París, 1928. La primera vez que esta obra se representó en México fue en 1966, en el Teatro Fábregas, con alumnos del INBA bajo la dirección de Clementina Otero, dentro de un homenaje a Francisco Monterde. La grabación de una representación en el mismo pueblo de Rabinal fue realizada en 1967 por el doctor Carroll Edward Mace. En Yucatán se estrenó en julio de 1970, en el teatro del IMSS de Mérida, con alumnos de la Escuela Técnica Industrial 105, bajo la dirección de Leticia Rozo Krauz.

La obra en sí se puede considerar como ballet-drama; necesita del concurso de numerosos danzantes. En cambio, sólo tiene cinco personajes parlantes, cuyos diálogos son largos discursos de carácter épico, en que cada personaje repite buena parte de las palabras que expresó el anterior; la porción más larga es el duelo verbal entre el varón o guerrero de Rabinal (Rabinal-Achí) y el varón o guerrero del Quiché (Oneché-Achí); al final, Oneché-Achí es sacrificado. Precisamente este desenlace expresa el sentimiento de liberación de los rabinaleros, pues los quichés nunca lo hubieran permitido.