Registro Yucateco (El) (1845-49) «Periódico redactado por una sociedad de amigos». Importante periódico literario que continuó con la línea editorial trazada por su antecesor El Museo Yucateco. Sus primeros tres tomos fueron editados en la ciudad de Mérida y debido a los sucesos de la llamada Guerra de Castas, el último tomo, a partir de 1846, se imprimió en Campeche. Aparecía cada quince días en cuadernillos o fascículos coleccionables de aproximadamente 40 páginas impresas a dos columnas. Cada volumen se integraba con 24 cuadernillos. Su cuerpo de redacción fue el mismo que el de El Museo Yucateco, y lo conformaron Vicente Calero Quintana, Juan José Hernández, Guadalupe Martín Rosado, Cipriano Arias, Manuel Barbachano y Tarrazo, fray Estanislao Carrillo, Luis Gutiérrez Zagarzazú, Juan Pío Pérez, Gerónimo del Castillo Lenard, Mariano Trujillo, José Joaquín de Torres, Rafael Carvajal, Miguel Duque de Estrada y Manuel Zapata y Zapata. La dirección corrió a cargo de Justo Sierra O’Reilly. Su primero y segundo tomos aparecieron en forma regular y fueron impresos en Mérida por Castillo y Compañía; el tercero dio inicio en 1846, pero ya no logró salir a la prensa de acuerdo con el calendario programado; por último, el cuarto, que debía terminarse ese año, finalizó hasta diciembre de 1849 en la imprenta dirigida por Peralta en la ciudad de Campeche.
El Registro Yucateco se vendía a través de suscripciones y se distribuía entre las poblaciones del estado de Yucatán. Su estilo era misceláneo, de acuerdo con el periodismo de la época, y en él tenían cabida las diferentes manifestaciones literarias y ensayísticas, cuyos temas fundamentales eran las costumbres y leyendas yucatecas. A lo largo de sus cuatro tomos, Justo Sierra O’Reilly publicó la primera novela extensa que se escribió en territorio peninsular: Un año en el hospital de San Lázaro. De igual forma, en sus páginas aparecen, desde el tomo II, una serie de litografías que se mandaron a hacer a La Habana, Cuba, debido a lo complejo de la técnica para la época, para que el periódico pudiera competir en calidad y adelanto tecnológico con publicaciones que se editaban en la Ciudad de México. John F. Chuchiak señala que la fama y el alcance de este periódico rebasó a los más leídos de su tiempo, ya que logró acumular 364 suscriptores en 1846 (cuando la población total de Mérida era menor a los 30,000 habitantes). La apreciación de este autor es contundente respecto de la importancia de esta publicación: «fue la fuente más importante de información intelectual e influyó sobre la elite económica, cultural y política de Yucatán durante el resto del siglo» (Chuchiak John, Los intelectuales, los indios y la prensa, el periodismo polémico de Justo Sierra O’Reilly, Saastun, año 0, núm. 2, agosto,1997:10). Acorde con los objetivos de sus redactores, El Registro Yucateco se nos presenta hoy día, armado en sus cuatro tomos, como un libro de temas múltiples en donde se pueden encontrar los trabajos que establecieron la forma de entender y concebir el desarrollo literario en Yucatán durante el siglo XIX.