Régimen de vientos El comportamiento del viento en una región determinada varía en función de un amplio grupo de factores, razón por la cual es posible hallar grandes variaciones entre puntos de la superficie terrestre relativamente cercanos entre sí. La Península de Yucatán, debido a su localización geográfica en la zona intertropical, se ve sometida a la influencia de los vientos alisios. Diariamente y con regularidad se presenta la brisa marina, la cual penetra muchos kilómetros tierra adentro, cubriendo toda la extensión del territorio peninsular. Generalmente, los accidentes orográficos son elementos que inducen corrientes de aire ascendente, produciendo un aumento en la tasa de precipitación frontal a la dirección de los vientos dominantes, condición que ocurre también en formaciones cerriles de poca elevación, aunque en áreas mucho menores. Caso concreto es la Sierrita de Ticul que sobresale en la amplia planicie yucateca y que modifica el régimen de vientos en su parte posterior, en función de la dirección de los vientos dominantes.
La importancia atribuida a la vecindad de la Península con el mar, se expresa en el efecto modificador que produce el régimen de vientos sobre el régimen térmico, ya que la transición mar-tierra y la ausencia de elementos orográficos es lo que determinan que sea la brisa marina el elemento regulador de la temperatura en la Península, sobre todo durante las primeras horas de la tarde, cuando ha penetrado en la superficie peninsular imponiendo su efecto refrescante, lo que influye definitivamente en las variaciones del régimen térmico, y aun en el comportamiento del régimen pluvial. Las brisas marinas son responsables frecuentemente del desplazamiento hacia el sur de las formaciones nubosas en la época de lluvias. Sin embargo, antes de la entrada de la brisa, predomina generalmente la condición de calma, especialmente durante el verano, lo cual se traduce en que las mañanas y los mediodías de los meses de esa estación, en especial julio y agosto, sean poco confortables.
En general, los vientos continuos soplan con una mayor intensidad en el primer cuatrimestre del año, pudiendo alcanzar niveles altos durante marzo y abril. Durante la temporada de lluvias, en el período de mayo a octubre, es común que antes de que ocurra la precipitación se presenten vientos más fuertes de lo normal, pero sin llegar a huracanados, y que después de la lluvia se dé una condición de calma. En cambio, durante los nortes, estas condiciones no se presentan, pues los vientos del Norte mantienen su condición antes y después de las continuas precipitaciones, cuando se tiene la incidencia de un norte húmedo. Al observar mes a mes el comportamiento de los vientos dominantes de la región, se nota que durante enero y febrero predominan los vientos con dirección este-sureste y en segundo lugar de importancia los vientos del Norte. Durante marzo y abril predominan los del Sureste, aunque casi con el mismo porcentaje de incidencia que los del Este-Sureste. En mayo y junio son nuevamente los del Este-Sureste; en tanto, en julio, agosto, septiembre y octubre predomina la calma, pero mientras en los dos primeros están en segundo sitio los vientos de dirección este, en los dos últimos se presentan los del Noreste y Nor-Noreste y, en menor porcentaje los del Norte. En noviembre y diciembre, los días de calma se equiparan a los de vientos con dirección Nor-Noreste, presentándose en noviembre el mayor porcentaje mensual de vientos del Norte. La variación en el patrón mensual se debe a la presencia, durante la época de secas, de los nortes, con duración de varios días, en los cuales el viento fresco, y hasta frío, sopla persistentemente del Norte, en ocasiones con rachas muy fuertes.