Duarte de la Ruela, Anselmo (1807-1879) Comerciante. Durante su juventud hizo estudios de latinidad, pero la carrera de las letras no le resultó atractiva, por lo cual prefirió dedicarse a la agricultura. En 1833 contrajo matrimonio con Gregoria Zavalegui y Mugártegui. Dos años después se estableció en la villa de Peto, donde nacieron sus cinco hijos. Logró en el comercio acreditada posición social y económica. La insurrección maya lo obligó a abandonar su establecimiento y sus fincas productoras de azúcar, al ser evacuado Peto por el coronel Eulogio Rosado, el 6 de febrero de 1847. Cuando fue recuperada la villa de Peto, el 30 de noviembre de 1848, Duarte pretendió reanudar sus trabajos, pero al reclamar las existencias de la casa de comercio, muebles, útiles y aparatos de sus fincas, que Jacinto Pat, jefe indígena, había respetado, se le respondió que habían sido vendidas en beneficio de las fuerzas del gobierno, consideradas como botín de guerra. Estuvo a punto de ser fusilado por Rosado, entre otras cosas, porque había estado en desacuerdo con la desocupación de Peto, pidiendo Consejo de Guerra contra los jefes y oficiales por el abandono de un pueblo que, según él, por mucho tiempo pudo haberse sostenido. Tal situación lo llevó a la ruina. Establecido en Tekax, nuevamente se dedicó a los negocios mercantiles con los cuales muy pronto prosperó. En 1857, los mayas cruzob, haciéndose pasar por partidarios de los pronunciados de Campeche en contra del gobierno de Pantaleón Barrera, favorecidos por los pobladores de Tekax, entraron a la población pacíficamente para luego arremeter contra ellos. Este hecho quedó registrado como una de las matanzas más terribles ocurridas durante la Guerra de Castas. Anselmo Duarte fue uno de los sobrevivientes de este episodio histórico. Algunos espías cruzob, detenidos algún tiempo antes del ataque, habían sido abandonados en una celda de Tekax para que se murieran de hambre, pero Anselmo Duarte les proporcionó alimento, salvándoles la vida. Cuando llegó la hueste indígena, los espías dijeron lo que Anselmo había hecho por ellos, por tal motivo la casa de Duarte, la tienda, él y su familia salieron ilesos. Después de estos sucesos, Duarte se trasladó a Mérida donde continuó trabajando en unión de sus hijos. Durante 1850 fue alcalde de uno de los dos cabildos de Mérida. En los últimos años de su vida presidió en el suburbio de San Cristóbal las conferencias de San Vicente de Paúl y se dedicó a las obras de caridad.