Danza maya

Danza maya  (Prehispánica) Según historiadores como Landa, Cogolludo y Ancona, los mayas usaban el baile para solemnizar sus grandes fiestas religiosas. En las inscripciones, relieves y vasijas prehispánicas se nota la relación del baile con el rito. Una de las funciones principales de los bailes entre los mayas clásicos era la transformación mística de los seres humanos en seres sobrenaturales. Los espíritus compañeros podían ser contactados por los humanos a través de ritos visionarios en los cuales, la danza era parte importante. La combinación de excitación, éxtasis, drogas alucinógenas y danza era una forma de liberar el alma, de transformarse en sus espíritus zoomorfos. La acción de bailar es uno de los temas más representados en la iconografía maya. Los estudios realizados a este respecto comenzaron en 1910, cuando Maler analizó la estela dos de Motul de San José, que presenta unos personajes con un vestuario extraordinariamente elaborado, que tocan tierra sólo en la punta de sus pies. Maler identificó esta postura como la acción de bailar, sin considerar otras implicaciones. Posteriormente, a través del descubrimiento de las pinturas murales de Bonampak en 1946, se demostró de nuevo la importancia de este tema en la iconografía; las pinturas de los cuartos uno y tres muestran figuras ricamente ataviadas bailando, escena que identifican como parte de la ceremonia para designar al heredero Chaan Muan como futuro gobernante de Bonampak.

Algunos de los más bellos bajo-relieves de la época clásica parecen representar danzantes. El tema de bailar también ha sido identificado sobre cerámica policroma. En las excavaciones de 1910-1912 realizadas en Holmul, Merwin encontró diversos platos y vasos que presentaban el mismo programa iconográfico, que incluía una o más figuras masculinas en una postura de baile con los brazos abiertos y las rodillas flexionadas. La figura masculina lleva un traje que incluye una especie de construcción en la espalda, cuyos elementos representan un cosmograma maya. El tema del «danzante de Holmul» se ha identificado sobre otras cerámicas y también sobre otros materiales, sugiriendo que este motivo no se restringe a un estilo de cerámica, sino que representa un tema ampliamente distribuido. Grube (1991) reinterpretó un glifo verbal, conocido desde hace tiempo en inscripciones mayas clásicas como el verbo bailar, ak’ot. El glifo se encuentra en escenas que muestran uno o más danzantes; la aportación de Grube consistió en demostrar que las escenas glíficas que siguen al verbo bailar describen los objetos e instrumentos utilizados en estos bailes.

En rituales clásicos mayas, los bailes aparentemente se nombraban por los objetos que llevaban los bailarines o los trajes portados, tradición que todavía perdura entre varios grupos mayas de las tierras altas. Los elementos materiales de las danzas eran tan esenciales que los bailes se denominaban por los bastones de mando, cetros, sonajas, estandartes y trajes asociados con danzas específicas. El glifo para bailar tiene una gran distribución en las tierras bajas mayas del Sur. Aunque bailadores aparecen en iconografía maya temprana, la ocurrencia más antigua del uso del glifo para bailar se reporta en Copán, sobre un monumento erigido por el gobernador Butz’ Chaan. Uno de los bailes mayas clásicos, más frecuentemente retratados, es la danza del bastón con alerones. Este es un bastón presumiblemente de madera, de tamaño casi humano, con una tela a lo largo. La tela está decorada con motivos tejidos y aberturas cortadas normalmente en forma del signo ik, que significa viento, aliento, vida. Los bailes del bastón con alerones se registran frecuentemente en los monumentos de Yaxchilán, y objetos similares también pueden verse sobre tres tableros, en Palenque. En Yaxchilán, Escudo Jaguar II, gobernante importante, bailó esta danza por primera vez en 9.15.4.6.11.

La estela 16 muestra el Escudo Jaguar, con el bastón con alerones, portando el traje siempre asociado a esta danza que consiste en una gran estructura circular con plumas de quetzal sobre la espalda, un escudo y varias cabezas trofeo. La vestimenta de este primer baile del bastón con alerones sugiere que dicha danza estaba asociada a eventos bélicos o celebraciones de batallas victoriosas. En la estela II erigida por Pájaro Jaguar en 9.15.15.0.0. para honrar a su padre después de su muerte, se puede apreciar a Pájaro Jaguar y su padre bailando cada uno con un bastón. Los protagonistas de esta estela no están en la postura identificada tradicionalmente como bailando, en iconografía maya. Otros bailes de bastón con alerones están representados sobre los dinteles 9, 33 y 50 de Yaxchilán. Un baile se registra en el dintel 4 del sitio R de Yaxchilán. Muestra a Pájaro Jaguar bailando con uno de sus sahals o administrador territorial. Ambos hombres llevan tocados con alas personificadas, motivos de estera, caña y plumas de quetzal que cuelgan atrás. Pájaro Jaguar y su sahal están bailando con serpientes vivas; Grube lo interpreta como el aktah ti chaan chan o baile con la serpiente del cielo.

Otro instrumento asociado con bailes es el bastón de cetro k’awil. Existe un baile registrado sobre diversos monumentos de las tierras bajas mayas del Sur que emplea un cetro k’awil. Casi todas las representaciones de esta danza se encuentran en Yaxchilán, pero también ocurren en Dos Pilas, Xultún, Naranjo, Aguateca y aún más al norte de Edzná. El cetro k’awil es el símbolo de linaje por excelencia. La entrega del cetro k’awil de una persona a otra es uno de los eventos más dramáticos de sucesión dinástica. El cetro representa una figura del dios K, que fue identificado por Stuart (1987) como el dios K’awil, por medio de documentos yucatecos del siglo XVI. Está estrechamente relacionado con linajes reales y con la búsqueda de visiones con antepasados deificados y espíritus zoomorfos totémicos. Uno de los atributos característicos de K’awil en iconografía maya es que una de sus piernas termina en el cuerpo y cabeza de una serpiente de visión, confirmando así su relación con estos rituales. Otro importante bastón de baile utilizado en Yaxchilán termina en una especie de cesta o canasta tejida, invertida. Encima de la cesta hay una pequeña figura del dios K’awil sentado. El nombre para este bastón está escrito con dos signos logográficos que se leen chac k’at. Una posible traducción sería «enano rojo», ya que k’at es enano, en maya yucateco, y chac, rojo. El bastón de cetro k’awil, al igual que el bastón con alerones, se utilizó como instrumento de baile, así como estandarte de guerra.

La danza era una de las actividades más importantes en la vida de un gobernante y el elemento central de muchos ritos o ceremonias públicas de los mayas clásicos. Para éstos el baile fue un medio de transformación y penetración en otros espacios rituales. Estas danzas las ejecutaban gobernantes y nobles a quienes se conmemoraba en diferentes contextos; no sólo sobre monumentos públicos sino también sobre artefactos portátiles como cerámica pintada. Seres sobrenaturales estaban frecuentemente presentes en los bailes. Los eventos rituales iban acompañados de bailes, que eran el acto central para ceremonias de ascensión al trono y designación de herederos. Las danzas se ejecutaban antes de iniciar la guerra y mientras se sacrificaba a los cautivos de batallas. Los bailes tenían lugar cuando los dignatarios y nobles se visitaban y querían reafirmar sus relaciones. Los protagonistas de los bailes no sólo eran gobernantes, sino también nobles de menor rango. A menudo estaban representados junto con el gobernante, obviamente como estrategia política, para legitimar el poder entre el gobernante y sus nobles. Los señores mayas continuaban bailando aun después de su muerte física. El baile era el medio a través del cual penetraban en el inframundo. Aparte de los bailes registrados por la elite sobre monumentos de piedra, probablemente habían otros ejecutados por otros estratos sociales que no han dejado rastros porque nunca fueron grabados o escritos. Los bailes que describe Landa en su Relación de las cosas de Yucatán, tal vez reflejen como eran realizados algunos de éstos. Landa menciona dos bailes de guerra: el holkanokot, danza de los guerreros y el batelokot, danza de la batalla, que se hacían en honor de Chakuuayayab y Kinchahau en el año que comenzaba el día Muluk. En estas fiestas los mayas bailaban en muy altos zancos, ofrecían cabezas de pavo, pan y bebidas de maíz; se hacían perros de barro a los cuales les colocaban pan en las espaldas, las ancianas bailaban portándolos en las manos. Menciona también el baile de Xibalbaokot realizado durante las fiestas del año que comenzaba en el día Cauak; para esta fiesta hacían una gran bóveda de madera que llenaban de leña por lo alto y por los lados, dejándoles puertas para poder entrar y salir. Después tomaban los demás hombres grandes manojos de unas varillas secas y largas, atadas, y colocado un cantor en lo alto de la leña, cantaba y tocaba con un tambor de los suyos; todos los de abajo bailaban con mucho concierto y devoción, entrando y saliendo por las puertas de aquella bóveda de madera, y así se mantenían hasta la tarde en que cada uno dejaba su manojo para luego irse a sus casas a descansar y comer. Landa cita en diversos capítulos de su libro otras danzas llamadas okotul, chantuyab y la de chochom, de las cuales no ofrece descripción alguna.

.