Delegación Sanitaria Federal

Delegación Sanitaria Federal  Hasta fines del siglo pasado, las acciones sanitarias en los estados se realizaban bajo la responsabilidad de los gobiernos estatales y sus Juntas de Salubridad. A partir de 1902 y ante el buen funcionamiento del Consejo de Salubridad de la Ciudad de México, presidido por el doctor Eduardo Liceaga, el presidente, general Porfirio Díaz, le concedió alcance nacional para coordinar las labores en las que intervenía el gobierno federal, por lo que se comenzó a nombrar delegados en varios estados. En 1904 fue designado el primer delegado en Yucatán, Fernando Casares Martínez de Arredondo, quien tuvo a su cargo el control y cuarentena de los barcos que llegaban a Progreso, el control de los enfermos de viruela y de fiebre amarilla, la promoción de la vacunación contra la viruela y, en 1909, el inicio de la lucha contra el mosquito Aedes. Al retirarse en 1912, fue suplido por Diego Hernández Fajardo, quien impulsó la campaña contra la fiebre amarilla, pero renunció en 1914 al ser promovido a Tampico. Ocupó el cargo Hircano Ayuso. En 1917, como resultado del Congreso Constituyente de Querétaro, se creó el Departamento de Salubridad Pública de México, siendo este organismo quien en lo sucesivo designaba a los delegados en los estados. En 1921 lo fue Ambrosio Mena Guillermo y en 1924 Nicolás Castellanos.

El 1 de marzo de 1927 asumió el cargo Alvar Carrillo Gil, quien organizó la campaña antipalúdica. En esa época, el local de la delegación estaba en la planta alta del edificio conocido como el Ateneo; tenía un consultorio médico, una enfermería donde se aplicaban vacunas y las oficinas. Además, Carrillo, con la colaboración de las autoridades estatales, fundó un centro para la atención de la madre y del niño. En 1930 renunció y se fue a París para realizar estudios de especialización en pediatría. En 1937 se designó a Carlos Mendoza Bas. En 1938 se firmó el convenio de coordinación de servicios de salubridad y ocupó la jefatura el mismo Mendoza solamente ese año, pues al siguiente, 1939, el gobernador del estado canceló el convenio y desaparecieron los servicios coordinados. El Departamento de Salubridad Federal nombró delegado a Mario Villamil Mendoza, quien fue sustituido en octubre de 1941 por Federico Ortiz Armengol.

Por la entrada de México a la Segunda Guerra Mundial se convino con el hospital O’Horán para que éste tuviese cierto número de camas para emergencias, lo cual ocurrió varias veces, recibiéndose a tripulantes de buques torpeados por submarinos alemanes en el mar Caribe. También se realizaron en Mérida simulacros de bombardeos aéreos, para poner a prueba las medidas planeadas para ese caso por la Delegación Sanitaria y las autoridades militares. Se restableció la aplicación obligatoria de la vacuna antivariolosa, se combatió una epidemia de difteria en el estado y comenzó a plantearse la necesidad de dotar de agua potable a la ciudad. En marzo de 1943 ocupa el cargo José L. Valdés Nieto; ese año se creó la Secretaría de Salubridad y Asistencia, que envió a Mérida una comisión para estudiar el problema de la tuberculosis y equipo de rayos X para iniciar la campaña. En 1944 fue designado delegado José Villamil Castillo y en 1945 Guillén Solís. Durante su gestión, en 1947, se firma un convenio entre el gobierno del estado y la Secretaría de Salubridad y Asistencia para establecer los Servicios de Higiene Rural y Medicina Social. El 14 de abril de 1948 se efectuó cambio de delegado, siendo nombrado Guillermo Martín del Campo. Para estas fechas, la delegación contaba con servicios en Mérida, Progreso, Ticul, Tekax, Tizimín y Valladolid. El 30 de mayo de 1950 se inauguró la Oficina de Catastro Toráxico en un local situado entre las calles 72 y 53. Se continuó con empeño la campaña antirrábica y en un informe semanal se consigna que fueron visitadas 6,016 casas e inspeccionado 48,524 depósitos diversos de agua. En junio de 1952 Daniel Bojórquez es designado como delegado, ocupando el cargo hasta agosto de 1954, en que lo sustituyó Maximiliano Vadillo Acosta. En septiembre de 1955 la delegación envió personal, equipo y medicinas a Chetumal, donde por causa del ciclón Janet, las oficinas sanitarias habían sido arrasadas. En 1957 la Delegación contaba, en total, con 13 médicos y 26 enfermeras; la unidad sanitaria de Progreso estaba a cargo de Arcadio Poveda; el centro de higiene de Ticul, dirigido por Rafael Sánchez Centeno; el de Tekax, por Eduardo A. Duarte; el de Tizimín, por Juan Rivero Alonzo, y el de Valladolid, por Miguel Ángel Mendicuti Heredia. El 10 de septiembre de 1958 se concluyó el hospital de Valladolid y finalmente, en abril de 1960, se firmó el convenio por el cual se crearon los Servicios Coordinados y desapareció la Delegación Federal de Servicios de Salubridad.

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