Descubrimiento de Yucatán

Descubrimiento de Yucatán  El teniente gobernador de la isla de Cuba, Diego Velázquez, organizó con la participación de los capitanes Francisco Hernández de Córdoba, Cristóbal de Morante y Lope Ochoa de Caicedo una expedición de tres naves para explorar los mares al poniente de la isla. El piloto principal de la flota fue Antón de Alaminos, el mismo que acompañó a Cristóbal Colón en el cuarto viaje que lo llevó hasta las costas de Honduras. En 1513, Ponce de León ya había descubierto la Florida, y Alaminos, que estuvo con él, sospechó que al oeste de Cuba encontraría nuevas tierras. Bajo su influencia se decidió que en esta dirección navegaría la flota. Ésta salió del puerto de Ajaruco el 8 de febrero de 1517 con rumbo a La Habana y después de rodear toda la isla y cruzar el canal de Yucatán, alcanzó tierra el 1 de marzo. Los cronistas difieren al referirse al lugar en que por primera vez los españoles arribaron a Yucatán.

Mientras algunos afirman que fue en Isla Mujeres, otros como Bernal Díaz del Castillo, quien participó en la expedición, aseguran que fue en Cabo Catoche, donde vieron una gran ciudad. Bernal Díaz la llamó Gran Cairo, en tanto Oviedo la nombró Belma; aunque el pueblo fue identificado como Ecab. Invitados por sus habitantes a visitarla, los españoles bajaron a tierra, pero pronto cayeron en una emboscada y tuvieron que reembacar. Rodearon la Península hasta tocar, el día de San Lázaro, el poblado de Campeche donde se aprovisionaron de agua. Después de una tormenta alcanzaron Champotón, ciudad principal de la provincia de Couoh, donde fueron rechazados por los aguerridos mayas. En la refriega, Bernal dice que murieron 57 españoles de los 110 que integraron la expedición. El resto, entre ellos Hernández de Córdoba y Antón de Alaminos, resultaron heridos. En recuerdo de esta derrota llamaron al lugar Bahía de la Mala Pelea. Después de quemar uno de sus barcos y ante la incapacidad para maniobrar los otros dos, se dejaron llevar por las corrientes marinas hasta la Florida, desde donde, curados algunos, pudieron regresar a Cuba. Ahí murió Hernández de Córdoba a consecuencia de las heridas.

Este viaje tuvo una gran resonancia porque, por primera vez en América, los españoles habían descubierto pueblos con arquitectura de piedra labrada, templos, gente vestida con ropa de tela de algodón y adornada con joyas, etcétera, que demostraba su gran cultura. Inmediatamente, Velázquez inició los preparativos de una nueva expedición en la que participaron bajo el mando de Juan de Grijalva, hombres como Pedro de Alvarado, Francisco de Montejo y Alonso Dávila, así como Bernal Díaz del Castillo, entre otros. El piloto fue nuevamente Antón de Alaminos. Entre 250 y 300 hombres embarcaron en cuatro naves y el 3 de mayo de 1518, día de la Santa Cruz, llegaron a Cozumel, siendo bien recibidos. Navegaron por la costa hacia el Sur, por cuyo paso vieron un pueblo grande como Sevilla, llamado Zama, y que algunos historiadores ubican en el sitio actual de Tancah, un poco al norte de Tulum. Regresaron por el mismo camino y, después de rodear la Península, desembarcaron en Campeche donde esta vez tuvieron que sostener un combate con los nativos.

Sin detenerse, cruzaron frente a Champotón y alcanzaron la Laguna de Términos, que para Alaminos era el otro extremo del estrecho, el cual desde la Bahía de la Ascensión separaba a Yucatán de las otras tierras. Esta creencia de que Yucatán era isla perduró todavía algún tiempo. Siguieron costeando y al alcanzar la desembocadura del río de Tabasco, lo llamaron de Grijalva. Comerciaron con los indígenas, de quienes adquirieron una gran cantidad de objetos de oro y de plata, piedras semipreciosas, textiles y plumería, y alcanzaron los dominios de Moctezuma. Alvarado regresó a Cuba con el tesoro adquirido, mientras Grijalva navegó hasta el río Pánuco donde, sorprendido por una tempestad, decidió regresar por el mismo camino. La narración de este viaje se conserva en la Crónica del padre Juan Díaz, capellán de la expedición. Velázquez, sin esperar el retorno de Grijalva, hizo los preparativos para una expedición todavía mayor, compuesta por 10 barcos y unos 400 hombres, entre los que se encontraban casi todos los que habían participado en las expediciones anteriores y que puso bajo el mando de Hernán Cortés. Éste, a pesar de algunas desavenencias con el gobernador de Cuba, zarpó el 10 de febrero de 1519 rumbo a Cozumel donde separadas las naves por una tormenta volvieron a reunirse. Supieron por los mayas de Cozumel que en Yucatán vivían dos españoles, a quienes Cortés mandó recados para avisarles de su llegada. Estos dos españoles habían naufragado en el mar Caribe en 1511 y desde hacía ocho años vivían entre los mayas.

Jerónimo de Aguilar regresó con sus compatriotas, pero Gonzalo Guerrero optó por quedarse con los mayas y defender sus nuevos intereses. Cortés, provisto así de un buen intérprete, siguió su viaje sin detenerse hasta el río de Tabasco y remontando su curso llegó hasta el pueblo de Tabasco, que tomó por asalto. En la batalla de Cintla derrotó definitivamente a los tabasqueños y sometió la provincia. Entre el botín le fue entregada una joven india que llamaron doña Marina, quien hablaba maya y náhuatl. Así, con Aguilar y Marina pudo comunicarse con los enviados de Moctezuma. Las epopeyas de la Conquista de México atrajeron la atención de los españoles hacia esta región, olvidándose temporalmente de Yucatán. Fue hasta 1526 cuando Francisco de Montejo, provisto de las capitulaciones requeridas, emprendió el primer asalto a la fortaleza maya. Todo lo anterior forma la versión oficial del descubrimiento de Yucatán por los españoles.

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