Belice

Belice  País centroamericano que hasta 1973, se denominó Honduras Británica. Tiene una superficie de 22,965 km. Limita al Norte con el estado de Quintana Roo, México; al Este con el mar Caribe, al Sur y al Oeste con la República de Guatemala. Su población es de 152,000 habitantes. Sus principales ciudades son Belmopán, la capital, Belice, Orange Walk, Corozal y Dangriga. El idioma oficial es el inglés, pero también se habla el español, el maya y el garífuna. La mayoría de la población es católica, aunque son numerosos los practicantes anglicanos, metodistas y menonitas. La moneda en curso legal es el dólar beliceño. El Reino Unido concedió la independencia a Belice el 21 de septiembre de 1981. La reina Isabel II es reconocida como jefa de estado y está representada por un gobernador general, quien nombra primer ministro al líder del partido mayoritario en la Cámara de Representantes. La Asamblea Nacional está formada por la Cámara (28 miembros) y el Senado (8 miembros). La mayor parte del territorio es plana y el terreno es calizo, con formaciones análogas a las de la Península de Yucatán. En la frontera con Guatemala y en la parte sur existe una cadena montañosa cuya altura mayor, el Pico Victoria, es de 1,122 m. La parte plana se encuentra cubierta por espesos bosques tropicales; en esa zona la temperatura es elevada y las lluvias abundantes. En la región montañosa hay bosques de pinos y el calor y las lluvias son menores. No hay ríos importantes, excepto el Hondo, que sirve de límite con México, el Sarstún y el Belice; tampoco hay puertos naturales en la costa. La mayor parte de la población está formada por negros y mulatos, los cuales predominan en la región costera. En el Norte y en el interior habitan indios emparentados con los mayas de Yucatán o los kekchís de Guatemala. Existen también minorías de mestizos, indios caribes o garífunas y blancos de origen inglés, español, sirio e hindú.

En la época prehispánica, el territorio que hoy ocupa Belice formaba parte del área cultural maya. Existen ciudades arqueológicas como Caracol, Altuntla, Lubaantun, Lamanai, Xunantunich y Cahal Pech. Los historiadores suponen que la población maya llegó a ser muy numerosa.

Formó parte del Imperio Español y a fines del siglo XVII comenzó a servir de refugio, como otros muchos lugares de América, de corsarios ingleses. Las autoridades de la Capitanía General de Yucatán, a cuya jurisdicción correspondía, desalojaron repetidas veces a los piratas o a los cortadores de palo de tinte, que impunemente saqueaban las costas yucatecas (1713-1746). A partir de la segunda fecha se inicia una fase diplomática, por medio de la cual, la diplomacia del Imperio Español trató de conservar su integridad. Independientemente de las condiciones diplomáticas, en las que Inglaterra reconoció siempre la soberanía española, la Gobernación de Yucatán defendió esa región de los ataques de los bucaneros ingleses. Primero hubo una fase de transigencia en la política española, con etapas de dureza, según caminaban las cuestiones europeas. Éstas mismas y las luchas metropolitanas dejaron en descuido los establecimientos británicos de Belice. A partir de 1821 las ambiciones inglesas siguieron su curso, ahora frente a las autoridades del México Independiente. Reconocieron sus derechos, pero pidieron que se respetaran los tratados, en los que se estipulaba qué súbditos británicos podrían cortar palo de tinte. A pesar de la anarquía imperante en México, en ningún momento abandonó sus derechos. Toda la documentación original que sobre esta cuestión existe, prueba de modo irrefutable que los territorios de Belice correspondieron siempre a la Gobernación y Capitanía de Yucatán, la que ejerció soberanía plena en tiempo de paz y con las armas, sobre esta región. Los cortes de palo clandestino en las costas yucatecas, lo mismo en Campeche que en Belice, siempre fueron combatidos por las autoridades yucatecas, las que nombraban comisarios para las visitas, organizaban expediciones militares y establecimiento de fuertes.

En 1825 se firma un tratado de amistad, comercio y navegación entre la Gran Bretaña y México por el cual México mantiene su soberanía sobre el territorio pese a la concesión temporal a Gran Bretaña de la explotación de madera, en virtud del convenio económico con España de 1786. Por el Tratado Clayton-Bulwer de 1850, los EUA y la Gran Bretaña se comprometen a no mantener control sobre la zona centroamericana. En 1854 el ministro de EUA en Londres, Buchanan, reconoce a México su derecho sobre el territorio de Belice y no el de Gran Bretaña, que sólo posee una concesión de explotación.

En 1859 los británicos proponen a Guatemala un tratado de límites por el cual este último país debe ceder a Inglaterra los territorios ocupados por ésta desde 1821, fecha de independencia de las colonias españolas. En 1883, Gran Bretaña, basándose en este acuerdo, nunca ratificado, propone a Guatemala el establecimiento de límites definitivos, una serie de concesiones arancelarias y la construcción de una carretera, que Guatemala se negó a aceptar. En 1893 se firma el Tratado Mariscal-Spencer, de límites entre la República Mexicana y el territorio de Belice y una convención adicional en 1897, en ninguno de los cuales México renuncia a sus derechos de soberanía. En 1936 el gobierno de Guatemala propone al de Gran Bretaña la devolución del terreno ocupado (Honduras Británica) con una compensación de 400,000 libras esterlinas y la renuncia por su parte de cualquier reclamación por incumplimiento del acuerdo de 1859, o bien, el pago de la misma suma por parte de Gran Bretaña y la concesión de una salida de Petén hacia el mar Caribe a través de Belice. Gran Bretaña sólo aceptó pagar 50,000 libras y la anulación por parte de Guatemala de las reclamaciones sobre el tratado de límites de 1859. Al no ser aceptadas las propuestas, se continuó con los mismos límites de 1859. En 1939 Gran Bretaña abrió de nuevo las negociaciones. En 1940 hubo un arbitraje internacional y en el mismo año el ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala sostuvo la caducidad del acuerdo de 1859 y reclamó la restitución de Belice. El gobierno mexicano, con Eduardo Hay, declaró que Gran Bretaña no poseía derecho alguno sobre Belice, ni desde 1783, ni desde 1786, ni tras 1859; y apoyó a Guatemala proponiendo un acuerdo pacífico sobre el territorio. Lázaro Cárdenas, en 1940, propuso fórmulas de paz y neutralidad y apoyar a Guatemala en sus reivindicaciones sobre Belice, pero sólo sobre territorios invadidos por los ingleses en 1881, considerando aparte la existencia de los concedidos por España a Gran Bretaña para su explotación comercial por los tratados de 1783 y la convención de 1786, que siempre habían estado bajo la jurisdicción de la Capitanía General de Yucatán y sobre los que México sostenía el derecho a su soberanía.

En 1939 Guatemala da a conocer su «Libro Blanco» de la SRE por el cual reconoce que el resto del territorio beliceño no le corresponde a su país sino a México y sólo reivindica la zona comprendida entre los ríos Sibún y Sarstún y no la que existe entre los ríos Hondo y Sibún. En 1949 México presenta ante la Comisión de Territorios Independientes de la ODECA reunida en La Habana, Cuba, la definición de su actitud sobre Belice, declarando derechos históricos (por los decretos de Uti Possidetis de 1810, por los derechos de sucesión de 1825-26, por el tratado definitivo de paz y amistad con España de 1836, por la actitud de la Cancillería mexicana de defensa de la soberanía de 1826 a 1878, por el Tratado Mariscal-Spencer de 1893 y por el hecho de haber pertenecido el territorio a la Capitanía General de Yucatán), manifestando que estos derechos deben ser respetados en cualquier cambio que sufra el status del territorio de Belice. Isidro Fabela declara tras esta reunión la posición de México: si las posesiones de Gran Bretaña en América pasan a la administración de las repúblicas americanas por el acta de La Habana o porque México reafirme sus derechos sobre el territorio, a México le corresponde la devolución de aquella zona que el gobierno español entregó en usufructo a Inglaterra en 1786, por formar parte de la Jurisdicción de Yucatán y estar bajo protectorado administrativo, militar y eclesiástico de aquella entidad; el resto del territorio de Belice corresponde desde siempre a Guatemala y fue ilegalmente invadido por los ingleses en 1821 y sancionada la ocupación por Guatemala mediante la convención de 1859, y deberán ser devueltos a su antiguo poseedor. Jaime Torres Bodet, ante la IX Conferencia Interamericana de Bogotá en 1954, ratificó esta declaración. En la X Conferencia Interamericana de Caracas, se resuelve eliminar el colonialismo de América y se exige la independencia de Belice. En 1954 se logra en Belice el sufragio universal. En 1958 Guatemala vuelve a proponer la anexión del territorio y en 1961 Gran Bretaña acepta otorgar la independencia, votándose en 1963 una constitución de transición a la forma de Estado independiente.

En 1964, con el triunfo del Partido Unido del Pueblo, de George Price, Belice accede al autogobierno y el gobierno se lanza por los derechos de autodeterminación e independencia. En 1974 el pueblo beliceño aprueba electoralmente el «Manifiesto por un Belice independiente»; la dictadura guatemalteca reacciona violentamente y prepara simulacros de guerra. Belice logra triunfos diplomáticos y el apoyo de varias naciones.

En 1977, en Kingston, Jamaica, en la conferencia de países latinoamericanos y del Caribe sobre Belice, se declara la continua frustración de la independencia de ese territorio y se ofrecen soluciones diplomáticas para que se llegue a una solución pacífica, por parte de Venezuela, Panamá, Barbados, Grenada, Jamaica, Guyana y Surinam. Ni México ni Belice firman la declaración y en ese mismo año nuestro país renuncia a sus derechos sobre el territorio si Guatemala lo hace con los suyos, favoreciendo así la autodeterminación del pueblo beliceño. El proyecto británico de dividir Belice y entregar una parte a Guatemala, sin contar con la población de Belice, provocó que México abandonase sus derechos históricos satisfaciendo las reivindicaciones de Guatemala y abandonando la defensa de la independencia de Belice. En 1980 Gran Bretaña prepara conversaciones para el texto de independencia con Guatemala y Belice con vistas a su reconocimiento como Estado independiente en septiembre de 1981, con la reunión de la Asamblea General de la ONU. El ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala en la ONU, propone una fórmula conciliatoria sin la renuncia de su país a sus antiguos derechos, pese a que ya en 1980 había renunciado al territorio, a cambio de una franja de 20 km de anchura entre los ríos Moho y Sarstún, como salida al Caribe del territorio de Petén. George Price propuso a Gran Bretaña no aceptar sin consultar a los beliceños. El 21 de septiembre de 1981, tal como se había previsto, el territorio de Belice accede a la independencia.