Dávila y Pacheco, Enrique Natural de Puebla de Montealbán, provincia de Toledo. Fue caballero de la Orden de Santiago, nombrado gobernador interino de Yucatán por el virrey conde de Salvatierra el 23 de mayo de 1644, después de la muerte del gobernador Núñez Malián. Tomó posesión de su gobierno en Mérida, el 28 de junio del mismo año y le acompañó su teniente y asesor, Nicolás de la Redonda Bolívar. Visitó toda la provincia, con excepción de Tabasco, dictó medidas benéficas para los pueblos de indios y expulsó de éstos a los traficantes y malvivientes. En 1644 Jacobo Jackson, corsario inglés, pretendió atacar a Campeche. El gobernador de Yucatán organizó la defensa logrando que la flota de Cádiz pudiera desembarcar las mercancías que traía para la provincia. Ni antes ni después pudieron tomar Campeche por lo que los piratas llegaron a Champotón donde desembarcaron en busca de botín, pero encontraron el pueblo abandonado. Se abastecieron de reses para hacer provisión de carne, quemaron y saquearon cuanto encontraron y aprisionaron a fray Antonio Vázquez y fray Andrés Navarro junto con unos indios imponiéndoles vejaciones, injurias y malos tratos. Esta flota zozobró a causa del mal tiempo y los prisioneros fueron dejados en la Florida, de allí pasaron a La Habana y luego a Yucatán. Poco tiempo duró el gobierno de Dávila Pacheco ya que llegó a Yucatán el maestre de Campo Esteban de Azcárraga nombrado por el rey, gobernador de la provincia. A la muerte de este gobernador tocaría al presidente de la Audiencia de México, el obispo Torres y Rueda, nombrar de nuevo a Enrique Dávila y Pacheco como gobernador interino de Yucatán. Fue recibido en Mérida el 15 de diciembre de 1648. Al igual que su antecesor fue atacado de la fiebre amarilla, logrando sobrevivir a ésta.
En el segundo período de gobierno, Dávila y Pacheco demostró su capacidad de buen gobernante, ya que la peste había dejado en un estado de debilitamiento en todos los aspectos a la Península de Yucatán. Fomentó el erario, mantuvo la tranquilidad pública, aseguró costas y puertos y adiestró a las milicias provinciales dotándolas de artillería y municiones de guerra. El 19 de octubre de 1650 Dávila y Pacheco entregó el gobierno a su sucesor García de Valdez, conde de Marcel Peñalva. Dávila y Pacheco fue muy querido en Yucatán y más tarde, a la muerte del conde de Peñalva, todos los sectores sociales de la Península solicitaron al rey su nombramiento enviando a un procurador para lograr esta concesión. Felipe IV lo había designado ya gobernador de Nueva Vizcaya el 7 de marzo de 1653.
Años más tarde, el marqués de Leyva y conde de Baños lo designó gobernador de Tlaxcala. El puesto de corregidor de la Ciudad de México del que Dávila y Pacheco era propietario fue declarado vacante en 1663, por lo que algunos historiadores piensan que murió ese año desempeñando dicho cargo.