Delgado, Diego (¿-1623) Fraile franciscano, natural de la villa del Pedroso. Fue enviado al Petén para evangelizar a los indios de los bosques del Sur. Congregó a un gran número de ellos, esparcidos por los montes de la Pimienta, en un pueblo al que llamó San Felipe y Santiago de Sacalum. El éxito obtenido por Diego Delgado, incentivó al capitán Francisco Mirones a la conquista del Petén-Itzá, con la estrategia de utilizar como base de operaciones al pueblo de Sacalum. Con este fin solicitó y obtuvo licencia del gobernador Diego de Cárdenas, a reserva de la aprobación de la Corte, para comenzar la empresa. Con 50 hombres, Mirones se trasladó a Sacalum, donde Delgado tuvo que aceptar con gran disgusto, la presencia militar. Mirones, mientras esperaba refuerzos, de 1622 a 1623, se dedicó a negociar con los indios, expoliándolos y maltratándolos, actitud que entorpeció la labor de Diego Delgado. No queriendo perder más tiempo, el religioso aprovechó una ausencia de Mirones para escapar, con un grupo de seguidores, rumbo al pueblo de Tipú, con el proyecto de entrar al Petén antes que él. Mirones despachó a 12 soldados con el fin de capturarlo y persuadirlo a regresar. Delgado fue alcanzado antes de llegar a Tipú, pero persistió en su proyecto. Cuando llegó a Tipú, envió en comisión al cacique Cristóbal Nah a pedir licencia a Can Ek para visitar su isla y, alentado por la respuesta favorable de éste, se puso en camino, inmediatamente, con la idea de que sería bien recibido y de que no tardaría en conseguir resultados satisfactorios como los que había alcanzado en los montes de la Pimienta. Al llegar Delgado a la isla del Petén, los itzaes parecieron darle buena acogida, pero tan pronto desembarcaron todos sus compañeros, los indios arremetieron contra ellos, matándolos a todos. Posteriormente, Mirones, que continuó con su política de maltrato a los indios, fue sacrificado en el pueblo de Sacalum, a manos del cacique Ah Kin Pol, caudillo de los sublevados que asaltaron la población el 2 de febrero de 1624. Junto con él, también murió el fraile Juan Enríquez, que pretendía continuar la labor evangelizadora iniciada por Diego Delgado.