Batab

Batab  Cargo administrativo prehispánico. El batab era designado por el halach uinic o jefe de una provincia o cuchcabal para administrar un poblado o una parcialidad. En las provincias donde no existía halach uinic, el batab podía ser electo por los nobles locales o almehenob. El batab administraba la justicia ayudado por los ah kulelob, con funciones de consejeros legales. Sus funciones eran también administrativas y militares, apoyadas en un consejo o ah cuch cab que a su vez podía administrar las subdivisiones de una ciudad. En casos de guerra, el batab podía encabezar su ejército o delegar esta función en un jefe de guerra o nacom. Los sacerdotes jugaban un papel determinante en las decisiones del batab.

Después de la Conquista, pero sobre todo, de la implementación de las ordenanzas de Tomás López y del oidor Diego García de Palacio, las funciones del batab se adaptaron al sistema colonial. Cada poblado maya tenía un gobernador, cargo ocupado por el cacique o el batab. Aunque el de cacique debía corresponder al antiguo halach uinic, muchos caciques coloniales eran descendientes de batabes. Las diferencias entre caciques, batabes y gobernadores no resultan muy claras y todos se confunden progresivamente en una sola función que abarca la impartición de justicia, la recolección de impuestos y tributos, el mantenimiento de los edificios públicos y caminos, asegurar la asistencia a los oficios religiosos y velar por la buena conducta de los pobladores, así como ejecutar las instrucciones recibidas del gobierno español.

Con las reformas borbónicas del final del siglo XVIII, el batab pierde muchas de sus funciones y con ello su ascendente sobre la comunidad. Los subintendentes acaparan las funciones fiscales, los jueces de paz las judiciales, quedando al batab casi únicamente la de representar a su comunidad como delegado ante las autoridades españolas. Después de la Independencia, el cargo de batab es sustituido progresivamente por los ayuntamientos electos o limitado al representante de la autoridad o comisario, para desaparecer definitivamente.

La Guerra de Castas fue encabezada por los últimos batabes del oriente de la Península a los que popularmente se daba el título de caciques, mismo que había desaparecido dos siglos antes.