Souza Novelo, Narciso

Souza Novelo, Narciso  (1875-1952) Médico, botánico y literato. Nació y falleció en Mérida, Yucatán. Estudió en el Colegio de San Ildefonso y luego cursó la profesional en la Escuela de Medicina, donde se graduó en 1906. Viajó a Nueva York para tomar en la Universidad de Columbia un curso sobre fisioterapia y en 1908 abrió su consultorio con el nombre de Instituto de Agentes Físicos. En 1913, le incorporó un aparato de rayos X, y a la atención de un gabinete dedicó todo su ejercicio profesional. Por un tiempo fue director del Hospital O´Horán. Pero en el campo de la botánica fue donde destacó como sabio investigador, describió y coleccionó más de 3,000 ejemplares. De 1940 hasta su muerte, fue director del Instituto Técnico Agrícola de Henequeneros de Yucatán, donde realizó una labor científica que tuvo impacto en los centros del ramo, nacionales y extranjeros. Estudió en detalle las orquídeas de Yucatán y a través de varios experimentos logró producir nuevas y bellas variedades, por lo que fue considerado como uno de los expertos a nivel mundial. De indudable interés fueron los numerosos estudios que realizó sobre plantas alimenticias, de ornato y medicinales. Perteneció a la Sociedad Médica Yucateca y a otras, nacionales y extranjeras. Varias corporaciones extranjeras le hicieron reconocimientos. Su inclinación a la literatura comenzó a manifestarse desde 1908, cuando formó parte de la Sociedad Literaria Lord Byron y aparecieron publicados sus primeros versos; después rescató muchas leyendas mayas y también publicó varios incidentes históricos indígenas. Firmó sus poemas con el seudónimo de «Duc D’ Azir». Su libro Espigas de una milpa, fue publicado en 1950, después de 30 años que lo escribió. En el prólogo, el escritor Eugenio Palomo López define a Souza Novelo como un poeta sentimental y romántico: «su poesía corre caprichosa, fugaz, aérea». Por su parte, José Esquivel Pren lo califica como fecundo en letras para canciones y romanzas, la mayor parte de ellas con música de salón para ser  cantadas en reuniones sociales. Entre ellas están Canción mexicana,   que musicalizó Alfredo Domínguez Portas; Cautivas cual ninguna, con música de Ricardo Palmerín, y Tan cruel como bonita, romanza de Filiberto Romero.