Saneamiento

Saneamiento  Es el conjunto de disposiciones y acciones que tienden a conservar o mejorar las condiciones higiénicas del medio ambiente y forma parte de la salud pública general. Desde la época maya se realizaron algunas, tales como la construcción de cisternas, en maya: chuy tunes, para conservar el agua de lluvia impermeabilización de las aguadas; arreglo de los cenotes; sistemas de drenaje de las aguas pluviales en edificios, colindantes y aun de la localidad; desecación de terrenos pantanosos; diques de protección; construcción de mercados, de calzadas elevadas para comunicar edificios y localidades, entre otras.

Durante la época colonial casi no se hicieron obras de saneamiento, aunque a veces se dictaban disposiciones variadas sobre manejo de alimentos, matanza de animales para consumo, construcción de algunos rastros y mercados, normas para inhumaciones, promoción de sumideros en las casas, así como de pozos, aljibes y norias.

Después de la Independencia, en 1832, y ante la inminencia de la epidemia de cólera, se fundó la primera junta de sanidad a nivel estatal, así como juntas municipales en varias poblaciones. Estas juntas funcionaban algún tiempo, pero luego se desintegraban, por lo que sus acciones eran muy limitadas. En los años iniciales de la Guerra de Castas, (1847-1849), las condiciones higiénicas de la ciudad empeoraron por el gran número de refugiados provenientes de todo el estado. En 1865, la emperatriz Carlota visitó La Placita, que funcionaba en la esquina de las calles 60 con 65, causándole pena la poca higiene en el manejo de los alimentos. En 1882, se nombró un médico municipal dedicado de tiempo completo a actividades sanitarias. En 1887, se inauguró el mercado Lucas de Gálvez. En 1890, en su tesis de doctorado titulada Estado sanitario de la ciudad de Mérida, Pastor Rejón Ramírez describe las condiciones citadinas: «hundida en un extenso pantano en época de lluvias y envuelta en extensas nubes de polvo y humo en la sequía, pues todo el mundo quema basura en sus patios, la pésima costumbre del fecalismo al aire libre y los múltiples basureros públicos están contaminando el manto de agua». En 1896, se aprobó el primer Código Sanitario del Estado, lo que proporcionó bases legales para la actuación de la Junta Superior de Sanidad. Las principales calles de la ciudad se pavimentaron entre 1904 y 1905, unas con ladrillos y otras con asfalto, a la par que se perforaban pozos colectores para el agua pluvial. Desde 1880, se comenzaron a usar las veletas para extraer agua de los pozos entre 1902 y 1904, se hicieron las instalaciones de la empresa The Merida Yucatan Water Co. para dotar de agua potable a 12 manzanas del centro de la ciudad. A partir de 1908, los esfuerzos de la Junta de Sanidad se dirigieron a la vigilancia de alimentos, limpieza de calles, higiene de sitios públicos y lucha contra la contaminación atmosférica. En 1917, se creó la Dirección General de Salubridad e Higiene, la cual intensificó las acciones de saneamiento, entre ellas la lucha contra el Aedes, con lo que se erradicó la fiebre amarilla en 1920. En 1948, se construyó la colonia Alemán con sistemas propios de drenaje y agua potable; en 1960, se iniciaron los trabajos de la dotación de agua potable a toda la ciudad y en 1965 se extendió la red a los puertos de Progreso, Chelem y Chicxulub. En 1956, se implantó la Campaña Nacional de Erradicación del Paludismo, cuyos rociados interdomiciliarios con DDT contribuyeron a erradicar del estado esta enfermedad en 1962. No obstante de que en 1963 se había logrado erradicar el mosquito Aedes, en 1969 hubo reinfestación, lo que propició que en 1980 hubiera una epidemia de dengue y obligó a realizar nuevamente la lucha contra el vector a base de fumigaciones con malatión, eliminación de cacharros y uso del abate, con lo que se ha logrado controlar las ondas epidémicas del dengue. A partir de 1972, se han instalado sistemas de dotación de agua potable en muchas localidades, y pasan de 300 en la actualidad; se estimuló el uso de aparatos para clorar el agua, pero no se instaló en todos los poblados y aun en cierto número de los que tenían se descuidó su funcionamiento, lo cual propició la epidemia de cólera de 1991, la cual se mantuvo algunos años, hasta que fue controlada. El problema de la basura de Mérida está en vías de resolverse, pero queda pendiente el del drenaje, de difícil y costosa solución.