Santa Ana, barrio de

Santa Ana, barrio de  Barrio histórico de Mérida situado al norte de la ciudad, aunque algunos afirman que el barrio comienza a partir de la calle 45, tradicionalmente se ubica entre la calle 47 al Sur, la 50 como límite oriente y el resto delimita con las colonias García Ginerés y la avenida Colón. Antonio de Figueroa y Silva, gobernador y capitán general de Yucatán de 1726 a 1733, es a quien puede considerársele como el creador del barrio de Santa Ana. Mandó arreglar en 1728 una alameda entre la plazuela de Santa Lucía y la del poblado indígena, que al parecer ya existía desde antes, sobre lo que hoy es la calle 60, entre la 55 y la 47. Puso a la entrada y salida de este paseo dos notable arcos, así como seis pequeños arcos más en las bocas de las calles que lo atravesaban, hoy calles 53, 51 y 49. Con esto, Figueroa y Silva consiguió dos cosas: alargar el núcleo urbano español y alejar a los indios que estaban cerca de Santa Lucía hasta después del final de la alameda. Para terminar de matizar la obra, el 21 de enero de 1729, Figueroa y Silva puso la primera piedra de la iglesia parroquial de este nuevo barrio, que él iba a costear. La alameda fue conocida como Paseo de Santa Ana, de sus arcos pequeños no pasó mucho tiempo para que fuesen demolidos; el arco de Santa Ana se demolió en 1822 y el de Santa Lucía, 20 años después.

Al extremo norte de la plaza del barrio, una cuadra después del final del paseo, se erigió la iglesia parroquial que se construyó en 1733. La patrona de la capilla fue Nuestra Señora de Santa Ana, que dio su nombre al barrio. Se levantó sobre un supuesto basamento maya de 1.5 m de altura su planta es de cruz latina, no es de gran altitud y sus picos sobre las dos torretas de la fachada frontal son, al parecer, un agregado posterior. El propio Antonio de Figueroa fue sepultado a un costado de la entrada de la capilla, pues falleció al regresar de su exitosa campaña contra los ingleses en Belice en 1733, como lo indica la leyenda de la lápida. La fiesta anual se celebraba cada 26 de julio y consiguió gran relevancia a fines del siglo XIX. Las fiestas profanas alrededor de ella ocupaban casi todo julio. En los últimos días del Segundo Imperio, tuvo lugar en Santa Ana una batalla entre republicanos e imperialistas quienes aún dominaban la plaza y la azotea de la iglesia. Las fuerzas republicanas ocuparon la plaza al atacar con tres columnas al mismo tiempo; esta acción significó la caída del imperio en Yucatán. El 16 de junio de 1867, los republicanos entraban triunfalmente en la plaza central de la ciudad. También en la plaza de Santa Ana se atrincheraron los coroneles Teodosio Canto y Francisco Cantón en 1876, en apoyo al Plan de Tuxtepec, que llevó a la presidencia a Porfirio Díaz.

A principios de 1880, el gobierno estatal planificaba el parque para el barrio; el plano había sido trazado por el ingeniero David Casares. Para fines del siglo XIX, la hoy calle 60 ya era conocida como calle de Progreso, que venía de la nomenclatura impuesta por el comisario imperial Salazar Ilarregui en 1866. En esta calle se inauguró, en 1901, el servicio de alumbrado público desde la plaza del barrio hasta el camino a Itzimná. En 1903, bajo la administración estatal de Olegario Molina Solís, fue pavimentada con ladrillos desde la 59 hasta la plaza de Santa Ana. El adoquinado se sustituyó por asfalto a principios de 1970; los ladrillos acabaron en algunos pasajes comerciales del centro de la ciudad. El famoso pan francés que se acostumbra en las mesas yucatecas, fue originalmente preparado, según se dice, en el barrio de Santa Ana por dos catalanes, Vicente Diego y Manuel Llano, quienes abrieron una panadería en 1900, que llamaron Los Catalanes, en la calle 60 núm. 407 entre 47 y 49. Repartían sus productos en carretones jalados por caballos que tenían cascabeles alrededor del cuello, para avisar a las amas de casa de su cercanía. Recorrían no sólo las calles del barrio, sino también los otros barrios de la ciudad. La panadería cerró definitivamente en los 40, luego de haber tenido otros dueños. En 1907, se abrió el primer cine en el barrio y se ubicó en el costado sur de la calle 47, cerca del inicio del Paseo de Montejo; poco después se inauguró el Salón Popular, que era una construcción de maderas y láminas en el extremo poniente de la plaza. Después de una remodelación, se reinauguró en 1915 con el nombre de Salón Pathé; más tarde sería conocido como el cine Encanto. En 1919 abrió el Salón Montejo, en el predio núm. 423 en la esquina de las calles 60 y 47, fue muy concurrido por tener las comodidades y elegancia propias de la época.

A principios del siglo XX ya estaba listo el Paseo de Montejo. En sus inicios abarcó desde la calle 47, hasta donde hoy se encuentra el Monumento a Justo Sierra O’Really. El paseo pronto cobró fama como un lugar de recreo, y a veces se usaba como pista para carrera de caballos. En su entrada existía un frondoso roble. En los 20 y 30, era acostumbrado darle vueltas en auto, por las tardes. A ambos lados de la avenida se erigieron suntuosas residencias de estilo afrancesado. Se cuentan entre esas casas el Palacio de Cantón, las Casas Gemelas, que aún permanecen en la actualidad y otras más. El domingo 27 de julio de 1909, ante apenas 50 personas, se realizó un mitin en el extremo sur de la plaza en favor de Francisco I. Madero, contándose con la presencia de este personaje, quien más tarde habría de convocar a las armas contra el gobierno de Porfirio Díaz. Madero estuvo acompañado por sus más conocidos activistas en Mérida, Calixto Maldonado y José María Pino Suárez, residente del barrio.

A fines de 1950, el mercado del barrio sufrió una total modificación, al sustituirse su antiguo local que las autoridades de aquel entonces calificaban de poco higiénico, por uno más funcional, con una estructura de sombrillas de concreto que permitían la ventilación y la entrada de luz. El conocido trovador Pastor Cervera, fue vendedor en de este mercado por mucho tiempo. El edificio continúa en funciones, pero el cambio de hábitos de la gente hace que el mercado de carnes y verduras se vuelva un conjunto de fondas y comederos. En la actualidad, algunos locatarios han propuesto convertir el sitio en un mercado de artesanías.

A comienzos de los 60, se formó en el barrio una agrupación de música yucateca conocida como Los Churumbeles, integrado por Fernando Cervera, Coki Navarro, Idelfonso Sierra, José Pacheco, Medardo Cervera, Francisco Magaña, y de vez en cuando el ya citado Pastor Cervera; el grupo fue muy conocido en los restaurantes de la ciudad que ofrecían música en vivo.

Actualmente, buena parte del barrio ha sido ocupado por el comercio, debido sobre todo a la conversión del Paseo de Montejo en una arteria comercial y turística. En sí, el despoblamiento del barrio es menos grave que el de los barrios de San Cristóbal o La Mejorada; su iglesia continúa aún concurrida, pero ya sin feria. El parque tuvo una última transformación en la administración municipal de 1982-1984, que le construyó su foro al aire libre, remozó las bancas y el enjardinado y reubicó la estatua de Andrés Quintana Roo, puesta en 1972, que dio su nombre al parque.