Oxlahun ti’ k’u

Oxlahun ti’ k’u  Palabra maya que significa: 13 dioses, señores de las capas del cielo, que se contraponían a los Bolon ti’ k’u o Nueve Dioses, señores del inframundo. En la literatura colonial maya se les menciona con frecuencia. J. Eric S. Thompson, en Historia y religión de los mayas, dice que así como los Chaques, estos 13 dioses eran al mismo tiempo conceptualizados como un dios o como varios dioses, es decir con personalidades separadas o colectivamente como un solo personaje. Según las antiguas creencias mayas, existían 13 capas en los cielos. Los Oxlahun ti’ k’u personifican esas 13 capas del mismo modo que los Bolon ti’ k’u las otras nueve del inframundo, y alegóricamente tienen entre ellos la misma relación que la luz con las tinieblas o el bien con el mal. Thompson cree que eran los dioses que reinaban sobre los números de 1 a 13 y, por lo tanto, unidos a los nombres de los días, también se seguían por toda la eternidad. Por su parte Morley, en La civilización maya, anota que los mayas concebían al mundo como compuesto de 13 cielos, dispuestos en capas, siendo la tierra la más baja de todas. Sobre cada una presidía uno de los 13 dioses de las regiones superiores u Oxlahun ti’ k’u, palabra que en maya deriva de Oxlahun, trece, ti’, de, y k’u, dios o dioses, en este caso y por asociación de ideas, cielos. Se sabe más acerca de los Bolon ti’ k’u, que de los Oxlahun ti’ k’u. No se conocen los correspondientes 13 jeroglíficos de sus nombres, aunque junto con los Bolon ti’ k’u deben de haber constituido uno de los grupos más importantes del panteón maya. Se ha sugerido, escribe Morley, que los 13 numerales representados por variantes en forma de cabeza son, en realidad, las cabezas de los 13 Oxlahun ti’ ku’. Alberto Ruz, en el Pueblo maya, señala que el culto a estos 13 dioses estaría limitado a la clase sacerdotal, ya que, aparte de su función relativa a la numeración y al calendario religioso, su carácter mítico y su participación en luchas cosmogónicas, los tendrían apartados de las preocupaciones del pueblo. En los Libros del Chilam Balam, la rivalidad entre los Oxlahun ti’ k’u y los Bolon ti’ k’u culminó en la victoria de los primeros, provocadores de un cataclismo que marcaría el fin de una de las humanidades sucesivamente creadas por los dioses. Como el de los 13 dioses celestes, el culto de los nueve dioses subterráneos formaría parte de las preocupaciones de la jerarquía que manejaba las creencias cosmogónicas. En un fragmento de la creación en los Libros del Chilam Balam se habla de una pelea entre estos dos grupos de dioses, Thompson transcribe éste, no sin antes aclarar que la traducción del texto en gran parte corresponde a Roys, a la cual le hace enmiendas y anotaciones, basado en Barrera Vásquez y Rendón. «Era (Katún) 11 Ahau cuando los Ah Muzencab, los dioses Abejas (Bacabs?) fueron a cegar los rostros de los Oxlahún ti Ku… Era después de terminada la creación del mundo. Entonces los Bolón ti Ku se apoderaron de los Oxlahún ti Ku. Después fue cuando bajó el fuego, bajó la cuerda. Después hubo guerra. Hubo lucha. Después se apoderaron de Oxlahún ti Ku le hirieron en la cabeza, lo abofetearon, lo escupieron; también yacía de espaldas. Le despojaron de sus facultades de la lluvia y el rayo (?, canhel), de su polvo negro para hacer nubes (zabac), y se llevaron (su) quetzal. También se llevaron (sus) habas, nuestro pan diario molido (maíz), los corazones molidos de semillitas de calabaza, grandes semillas molidas de la calabaza, frijoles molidos. El Bolón Dz’acab Verde (o primero) envolvió en un paño las semillas. Después fue al estrato trece del cielo. Después quedó aquí en la tierra una masa de harina de maíz con las puntas de los olotes. Después su corazón se fue por la acción de los Oxlahún ti Ku, pero no sabían dónde había ido el corazón de nuestro pan cotidiano (el maíz). Entonces, los sin padre, los desdichados y las que no tenían esposo se desintegraron; tenían vida pero no juicio. Entonces se ahogaron en las arenas, en medio del mar.

Un gran flujo y reflujo de las aguas. Vendrá el agua en el momento en que ocurrió el despojo de las facultades de la lluvia y del rayo (de Oxlahún ti Ku). Y después, cuando el cielo se derrumbe, la tierra se derrumbe, los cuatro dioses, los cuatro Bacabs se erguirán causantes de la destrucción del mundo.» Thompson anota que esta lucha está ligada a la destrucción del mundo por inundación y que los personajes que se desintegraron en el agua pueden equipararse a los hombres de barro, igualmente privados de inteligencia, del Popol Vuh, y que al parecer la pelea se dio por el dominio de la cosechas, guerra en la que perdieron los Oxlahun ti’ k’u.