Orquestas sinfónicas

Orquestas sinfónicas  El más importante precursor del movimiento sinfónico en Yucatán fue el pianista Ricardo Río Díaz, quien fundó la Sociedad Artística Ricardo Río Díaz. Esta institución organizó y patrocinó el primer concierto sinfónico que se realizó en el estado, el 17 de septiembre de 1898, en el Teatro José Peón Contreras. La Orquesta Sinfónica, bajo la dirección del maestro José Cuevas, acompañó a los solistas Asunción Sauri y al propio Río Díaz, ante un escaso público que abandonó la sala, lo que desalentó profundamente a su organizador y pronto el grupo sinfónico quedó disuelto. Años después, durante la visita del presidente Porfirio Díaz a Yucatán y como parte de los múltiples actos organizados en su honor, el 8 de febrero de 1906, se realizó un concierto de música sinfónica, en la hacienda Sodzil, próxima a Mérida, propiedad del gobernador Olegario Molina. En su ensayo sobre la «Historia de la música en Yucatán», publicado en la Enciclopedia Yucatanense, Jesús C. Romero nos dice que la organización y dirección de la orquesta quedó a cargo del maestro José Cuevas, quien también confeccionó el programa, consistente en la obertura Rosamunda, de Schubert; Arlesiana, suite de Bizet; Escenas pintorescas, de Massenet, y Sinfonía inconclusa, de Schubert. Todas las piezas habían sido puestas de moda por la Orquesta del Conservatorio de México. El éxito artístico del concierto fue completo. El maestro Cuevas, satisfecho con los resultados, decidió organizar una orquesta dependiente de su propio Instituto Musical y ahí fundó la cátedra de conjuntos musicales, a iniciativa de Manuel Casares Martínez de Arredondo. A través de esta cátedra se creó el doble quinteto de cuerda del Instituto, que más tarde se transformó en la Orquesta del Instituto, integrada por José Rubio Milán, (piano); José Casares Martínez de Arredondo; Fernando López Rodríguez, Mario Somohano López y Amílcar Cetina, (violines primeros); Alfonso Morales, Juan Sánchez Uribe y Mateo Vales Oviedo, (violines segundos); Efraín Pérez Cámara y Fidel Sánchez Rejón, (violas); Manuel Casares Martínez de Arredondo, (cello); Francisco Sánchez Rejón, (contrabajo); Eduardo Cicero, (flauta), y Juan Di-Bella, (oboe). El grupo orquestal ofreció audiciones mensuales públicas con ejecuciones de obras de Mozart, Hayden, Verdi y Donizetti, entre otros. Fungió como director José Cuevas y como subdirector, Amílcar Cetina Gutiérrez. En 1908, Cetina formó su propio conjunto de instrumentos de arco con sus alumnos más destacados, al cual le puso por nombre José Jacinto Cuevas. Entre los integrantes del conjunto estaban Alfonso Morales, Fausto Pinelo Río, Álvaro Brito, Juan Sánchez Uribe, Luis Urzaiz Rodríguez, Mateo Vales Oviedo, Luis Monsreal, Amelio Aguilar, Virgilio Méndez, Efraín Pérez Cámara, Eduardo Vadillo y Francisco Sánchez Rejón. En marzo de 1922, después de vencer múltiples dificultades, Cetina organizó con la ayuda del cellista Francisco Blum, una orquesta sinfónica con los elementos que se podían disponer en el ambiente musical yucateco. El grupo hizo su presentación en la Sociedad La Unión, la noche del 22 de junio de ese año, resultando muy exitosa. El inesperado asesinato del gobernador Felipe Carrillo Puerto, quien había prometido ayuda para la orquesta, impidió continuar con el proyecto y la institución desapareció. En 1925, nuevamente Cetina Gutiérrez integró un nuevo conjunto de arcos aprovechando el numeroso alumnado con que ya contaba la Escuela de Música del Estado. En él figuraron Amelia Medina Herrera, Daniel Ayala Pérez, Vicente Uvalle, Leonel Canto, Camila y María Medina Domínguez, Juanita Lara Foster, Alberto Pérez, José María Pacheco, Felipe Domínguez, Mario Moguel, Eloy Casares, Ramón Erosa y Pedro Bermejo, algunos de ellos ya con cierto prestigio dentro del ámbito musical. El grupo actuó con mucha frecuencia ante el público y llegó a convertirse en el conjunto habitual que participaba en todas las veladas y actos oficiales que organizaba el gobierno estatal. Pocos años antes, en 1917, había llegado procedente de La Habana, el maestro italiano Giuseppe Michelli, quien se relacionó con un grupo de jóvenes yucatecos integrado por Francisco Sánchez Rejón, Luis Mangas Gutiérrez y Fernando Burgos Samada, entre otros, con quienes conversó sobre la posibilidad de organizar una orquesta sinfónica permanente, fincada sobre bases firmes. El proyecto comenzó a tomar forma, se elaboraron los programas de las audiciones y se trazaron planes, pero inesperadamente Burgos Samada tuvo que viajar a la Ciudad de México, al igual que Michelli, y el proyecto a punto de cristalizar fue abandonado. En 1923, Francisco Sánchez Rejón regresó a Mérida procedente de la capital de la República, luego de haber actuado durante algunos años con diversas orquestas capitalinas, y presenció las últimas actuaciones de la Orquesta Sinfónica del maestro Cetina. Se reunió con sus colegas Luis Mangas y Emilio Vela, quienes habían tenido experiencias similares, para organizar una orquesta sinfónica que supliera a la de Cetina Gutiérrez. El proyecto obtuvo inmediata aceptación y se nombró a Sánchez Rejón como director de la orquesta. A comienzos de 1925, después de múltiples dificultades, quedó organizada la Orquesta Sinfónica de Mérida, cuya publicidad fue pagada por varios comerciantes locales. Se presentó el domingo 16 de agosto de ese año, en el Teatro José Peón Contreras, y realizó tres conciertos exitosos durante los cuales se interpretó música de Wagner, Massenet, Lacombe, Beethoven, Tschaikowski y Granados, entre otros. Los excelentes resultados hicieron que Sánchez Rejón decidiera prolongar la temporada, domingo a domingo, durante seis meses, siempre con teatro lleno. El repertorio se enriqueció paulatinamente con obras de Brahms, Chopin, Debussy, Jebe, Mendhelson y otros. Muchas de las partituras fueron donadas por Álvaro Torre Díaz, Ricardo Molina Hübbe y Ermilo Pinelo. La vida de la orquesta pareció definitivamente asegurada, sobre todo cuando el gobierno del estado ofreció una subvención de 500 pesos mensuales y el Ayuntamiento de Mérida una cantidad semejante, desafortunadamente ninguno de los dos la concretó. Con la llegada a la gubernatura de Yucatán de Álvaro Torre Díaz, simpatizante de la orquesta, se fincaron grandes esperanzas que pronto se vieron truncadas, pues el ejecutivo estatal hizo director de la Banda de Música del Estado a Sánchez Rejón, y éste tuvo que desatender a la Sinfónica para dedicarle tiempo a su nueva responsabilidad, sobre la que manifestaba un gran interés el gobernador. En 1926, se hicieron proyectos para realizar la segunda temporada de la Orquesta Sinfónica, pero debido a las causas señaladas apenas se pudieron efectuar algunos conciertos, uno de los cuales fue a beneficio del violonchelista yucateco Alonso Patrón Gamboa, quien se despidió de la orquesta y de la profesión de músico para dedicarse al ejercicio de la medicina. En 1935, llegó a Yucatán el violonchelista chihuahuense Samuel Martí con el objeto de estudiar el folclor maya. En Mérida, se relacionó con Amílcar Cetina Gutiérrez, Luis G. Garavito, Halfdan Jebe y Patrón Gamboa, y los convenció de que debían instituir una nueva orquesta sinfónica. Martí realizó múltiples gestiones ante las autoridades federales para conseguir apoyos, que resultaron infructuosos, pero lejos de desanimarse, logró la colaboración periodística y publicitaria de Clemente López Trujillo, director del Diario del Sureste, y así pudo formar la orquesta, la cual quedó integrada por Samuel Martí, (director); Francisco Sánchez Rejón, (subdirector); Raymundo Núñez S., (violín concertino); Pedro Hoil, Antonio Hernández, Eleázar Méndez, Fidel Sánchez, José María Peña, Quirico Angulo y Amelia Medina, (violines primeros); Alfonso Casares, Juan Sánchez, Juan Poot, Florentino Duarte, José C. Sansores, Nicomedes Canto y J. Aguilar, (violines segundos); Ernesto Méndez B. y Francisco Sánchez Rejón, (violas); Carlos Marrufo, Nico Canto y Arturo Albertos, (cellos); Argimiro Méndez, Agustín Pasos, Rudo Montero, Hernán Canto y José María Barrera, (contrabajos); Luis C. Ontiveros, Juanita Lara y Román Fernández, (flautas); Eduardo Sánchez Rejón y Pedro Bermejo, (oboes); Sergio Basulto, Emilio Vela y Clotilde Caamal, (clarinetes); Elías Ortega G. y Eduardo Rejón N., (fagots); Liborio Fernández y Carlos C. Madera, (cornos); José Barrios y Humberto Barbosa, (trompetas); Luis B. Chan, Marcos C. Novelo, Barbaciano Poot y Norberto Madera, (trombones); Pedro Concha y Esteban Ramírez, (percusiones). Los artistas, sin ayuda oficial, se presentaron en el Teatro José Peón Contreras la noche del 1 de diciembre de 1936 y ejecutaron piezas de Schubert, Jebe y Ravel. La segunda temporada se inauguró el 9 de marzo de 1937, en uno de cuyos programas Amílcar Cetina dirigió el Stabat Mater, de Rossini. La tercera y última temporada se inició el 8 de febrero de 1938 con el apoyo del Sindicato de Filarmónicos, y en ella se llevó a cabo un homenaje al fallecido compositor Arturo Cosgaya. Al reorganizarse en Mérida la enseñanza musical con la creación, el 1 de enero de 1944, de la Dirección General de Bellas Artes, se estableció, dependiente de la Sección de Música, la Orquesta Sinfónica de Yucatán, bajo la conducción de Daniel Ayala Pérez. El concierto inaugural tuvo lugar en el Teatro José Peón Contreras el 15 de noviembre de ese año, y alternaron como directores Ayala Pérez, Luis G. Garavito y el invitado José F. Vázquez. De 1944 a 1950, la Orquesta Sinfónica se presentó públicamente cada año en el Teatro José Jacinto Cuevas del Centro Escolar Felipe Carrillo Puerto, y alternaron en su dirección, además de Daniel Ayala, Amílcar Cetina, Ernesto Roemer, José F. Vázquez, José Ives Limantour, Andrés Archila e Higinio Ruvalcaba. En 1951 fue disuelta, al dejar el gobierno estatal José González Beytia, y los músicos fueron reacomodados en otras instituciones musicales. Casi 25 años más tarde, en el último año de gobierno de Carlos Loret de Mola, fue reorganizada la Orquesta Sinfónica de Yucatán, y puesta bajo la dirección de Carlos Tello Solís y la subdirección de Julián E. Durán Flores. Su primera actuación tuvo lugar la noche del 15 de septiembre de 1975, en el Salón de Historia, del Palacio de Gobierno. El programa musical consistió en la obertura La flauta mágica , de Mozart la Sinfonía inconclusa, de Schuberty Gloria, de Vivaldi. Durante el período del gobernador Francisco Luna Kan, (1976-1982), fueron adquiridos nuevos instrumentos, entre ellos un piano de concierto. También fueron contratados varios músicos nacionales y extranjeros, de reconocida trayectoria. El repertorio de la orquesta se enriqueció con nuevas interpretaciones, sin descuidar la ejecución de obras de compositores regionales como Gustavo Río Escalante, Fausto Pinelo Río y Daniel Ayala Pérez. Se organizaron diversas temporadas de otoño y de primavera, con gran respuesta del público, en el Teatro Daniel Ayala Pérez y en diversos sitios como parques e iglesias, tanto en Mérida como en las principales poblaciones del estado. Entre diciembre de 1981 y enero de 1982, la orquesta actuó en el recién remozado Teatro José Peón Contreras, bajo la conducción del director huésped Antonio Cabrero. Éstas fueron sus últimas actuaciones, ya que el gobierno de Graciliano Alpuche Pinzón, (1982-1984), no conservó la institución musical. Varias orquestas sinfónicas nacionales e internacionales han visitado la entidad, entre ellas la de Puerto Rico, (1969), la cual se presentó en el desaparecido Teatro Colonial; la Orquesta Sinfónica Nacional, la Orquesta Sinfónica del Estado de México, (1974), la Orquesta de Cámara de Estocolmo, la Banda Sinfónica de la Secretaría de Marina y varios grupos sinfónicos de Estados Unidos de América.