O’Horán y Escudero, Tomás

O’Horán y Escudero, Tomás  (1819-1867) Militar. Nació en Guatemala y falleció en la Ciudad de México. Hijo de Tomás O’Horán y Argüello y de Gertrudis Escudero y de la Rocha. Desde muy pequeño lo trajeron a Yucatán y muy joven se inició en la carrera militar. En 1836 luchó en defensa de México en la guerra de Texas dos años más tarde, en 1838, combatió a los franceses en Ulúa. En 1847 luchó contra los estadounidenses en Angostura. Con el grado de alférez y un escuadrón volante de caballería a sus órdenes, se unió a las fuerzas del coronel Manuel Eusebio de Molina y a las del coronel Roberto I. Rivas para perseguir al capitán Santiago Imán, que se rebeló el 29 de mayo de 1839 contra el gobierno central. El jefe insurrecto fue derrotado por las numerosas fuerzas del gobierno en las inmediaciones de Chancenote. Luego, cuando Santiago Imán atacó Tizimín, O’Horán protegió la retirada de Eduardo Vadillo, quien mandaba la guarnición de esta villa. Después sirvió en el Ejército Republicano, al lado de jefes connotados, combatiendo la intervención desde Querétaro, San Luis Potosí, Morelia y Colima hasta Zapotlán. Fue inspector general cuando se organizó el Ejército de Oriente a las órdenes del general en jefe, Jesús González Ortega, y fueron nombrados cuartel maestre, el general José María Mendoza; comandante general de artillería, el general Francisco Paz; jefe del cuerpo de ingenieros, el coronel Joaquín Colombres, y jefe del cuerpo médico-militar, el general Ignacio Rivadeneira. Junto con los generales González Ortega y Riva Palacio, en 1863, rompió el sitio de 62 días impuesto por el general Forey a Puebla. Forey trató de tomar la plaza por asalto, pero tras siete horas de combate fue derrocado y sufrió la pérdida de ocho jefes y 160 soldados. En aquel entonces, el general Comonfort quería introducir víveres a Puebla y para ello dispuso que fuesen reconocidas las posiciones del enemigo y se tomase nota de su fuerza numérica. El general O’Horán desempeñó esta comisión y aún se batió en el pueblo de San Pablo del Monte, mientras aquél se dirigía a Puebla. Para lograr ese propósito, Comonfort determinó hacerse fuerte en San Lorenzo y O’Horán fue destinado a cubrir el flanco izquierdo pero derrotado aquel jefe el 7 de mayo y cortada así toda comunicación y auxilio para Puebla, ésta se rindió al invasor el 17 de ese mes, sin capitular ni pedir garantías y después de inutilizar el parque y las armas. En la retirada a Tlaxcala, ordenada por Comonfort, después de perder la posición de San Lorenzo, Tomás O’Horán refiere que en la noche del 15 de septiembre de 1862, los soldados del 6o. batallón se amotinaron y él, con toda decisión, unido al coronel don Ignacio Alatorre, los redujo al orden. Desempeñó la jefatura de Morelia cuando el general Uraga fue gobernador y comandante militar del estado de Michoacán. Después de servir un tiempo a la causa republicana se adhirió al Imperio y obtuvo el nombramiento de subprefecto de Tlalpan, puesto de gran peligro, ya que en él habían asesinado al coronel Falcón y a Juan Becerril. Se halló en el sitio puesto a los imperialistas en la Ciudad de México por las fuerzas republicanas, de abril a junio de 1867 y en el que, con el carácter de prefecto civil y militar, supo hacerse de los recursos necesarios. Al derrumbarse el Imperio y ser tomada la capital, logró evadirse pero aprehendido en la hacienda de San Nicolás el 21 de julio de ese año, se le condujo a la capital, donde un consejo de guerra muy concurrido lo juzgó y lo sentenció a muerte el 19 de agosto y aunque el propio general Díaz pidió su indulto, no fue concedido. El 21 de agosto se ejecutó la sentencia en la plazuela de Mixcalco. Murió con el valor que siempre había demostrado, y en un manifiesto expuso sus motivos y razones para rechazar el epíteto de traidor. Este manifiesto lo reproduce Valdés Acosta en su libro A través de las centurias tomado a su vez de El Imperio y los imperiales, de Leonardo Márquez.