Bomba Composición poética breve. En sentido figurado esta palabra se aplica a los versos que improvisa la gente del pueblo, con cierta gracia, no exenta de picardía las más de las veces, en sus piezas bailables llamadas jaranas. La expresión «bomba» se escucha con frecuencia en las vaquerías y en su autenticidad; es un requiebro del hombre para la mujer que admira y que corteja. La bomba yucateca es trasunto de la copla española y, en cuanto al verso o recitado, si es dicha con gracia, provoca en el auditorio una explosión de risas y aplausos. En el transcurso de la pieza, uno de los asistentes lanza fuertemente esta exclamación: ¡Bomba!, entonces la música se suspende y el bailador debe cortejar a su pareja mediante una estrofa que declama en alta voz. Al terminar se repite la palabra ¡Bomba! Y hay veces en que la bailadora contesta igualmente el piropo. Como ejemplos de estas bombas dobles o con respuestas transcribimos dos de ellas no exentas de picardía, escuchadas en jaranas organizadas como espectáculo. Dice el bailador:
Regálame las miradas
de esos tus ojos traviesos
y dame tus emociones
y el consuelo de tus rezos.
La bailadora le contesta entonces con malicia:
Yo te doy mis emociones,
mis miradas y mis rezos,
pero si otra cosa quieres…
tú me das veinte mil pesos.
Entre las bombas que se escuchan en Yucatán, hay una vieja copla o jota española que por tradición se dice:
Desde que te vi venir
le dije a mi corazón:
¡Qué bonita piedrecita
para darme un tropezón!
La bomba no es otra cosa que una variante de la copla española que ha tomado carta de naturalización en Yucatán y que se fue extendiendo después por varias regiones de la costa del Golfo de México y por las Huastecas.