Fruticultura En el terreno frutícola, Yucatán es un campo propicio para la producción redituable de diversas especies, tanto nativas como traídas de diversas partes del mundo. Desde hacía muchos siglos, los mayas habrían consumido las frutas de plantas silvestres, pero en numerosos casos hay señales de que cultivaron huertos en sus localidades o en los patios de sus domicilios. Las frutas cultivadas, con sus nombres en maya, fueron: aguacate (on), anona (op), ciruelas (abal), papaya (put), zapote (ya), guayaba (pichi) y pitahaya (chac-uob). Desde la primera época de la colonización española se introdujeron nuevos frutales para cultivo: caimito y mamey de Santo Domingo, traídos de las Antillas; varios cítricos, entre ellos naranjas y limones; plátanos, coco, mango, tamarindo y algunos más.
La mayoría de estas plantas fueron cultivadas en los huertos de las haciendas, que tenían facilidades de riego y otras, incluyendo las nativas, en los patios de las casas, tanto de los pueblos como de Mérida, práctica que siguió hasta fechas recientes. Desde la época colonial se notó la falta de adaptación de ciertas frutas, por ejemplo: vid, pera, manzana, etcétera, y se comenzó a estudiar luego las condiciones del clima y de los suelos para tecnificar las actividades, de lo cual resultó un buen arranque de la citricultura. En lo general, los puntos esenciales para el cultivo de las frutas comprende: 1. Estudio del suelo: composición, humedad, etcétera. 2. Estudio de la planta: variedades hortícolas, época de fructificación, resistencia a las plagas y enfermedades, forma y tamaño del fruto más aceptable, injertos posibles, etcétera. 3. Formación de huertos: variedad frutal registrada, pocetas, distancias, riego, deshierbes, fertilizantes, podas, combate de plagas y enfermedades, cosecha, selección y empaque. 4. Aspectos económicos: costos de producción, seguros agrícolas, fletes, precios en otras regiones, estudios de mercado local y foráneos, etcétera. 5. Formas de consumo.
Como fruta fresca, todas en el mercado local, pero también algunas que por su presentación, cualidades de embarque, de empaque, conservación y aceptación pueden enviarse a mercados distantes, como sería el caso del aguacate, papaya, mamey, guanábana, saramuyo, ciruela, kiwi, zapote, nancen, naranja y otras variedades de cítricos. En forma industrial, para dulces y conservas, se puede utilizar: la guayaba, tamarindo, nancen, ciricote, ciruela, guanábana, coco, etcétera, y para licores y cremas se emplean guanábana y, sobre todo, nancen. Se considera también que algunas frutas como el choch, el kanisté y el árbol de pan (kopté) deberían fomentarse en el medio rural. La producción estatal de frutas, en general durante recientes años, ha sido: 22,435 t en 1991; 20,830 en 1992 y 20,639 en 1993; excluyendo la de cítricos. Durante el ciclo 1995-1996, la superficie cultivada de cítricos fue de 14,000 ha y se tuvo una producción de 186,000 t. Las regiones frutícolas del estado de Yucatán son tres: la Sur, con más de 12,000 ha cultivadas, destacando los municipios de Oxkutzcab, Ticul, Akil y Dzan; la Poniente, con unas 4,000 ha, sobre todo en Samahil, Maxcanú, Halachó y Hunucmá, y la del Oriente, con unas 2,000 ha en los municipios de Tizimín, Valladolid, Chankom y Yaxcabá. Se estima que en el resto del estado hay unas 6,000 hectáreas más.