Fútbol

Fútbol  Se practicaba ya en Yucatán en forma organizada, simultáneamente en Mérida y Progreso, desde los años veinte. Fue precisamente en el puerto donde se celebró el primer partido oficial, con once jugadores por equipo, árbitro, jueces de línea, madrinas, banda de música y un nutrido grupo de aficionados como espectadores. Esta confrontación entre los equipos España y México, ambos de Progreso, que fue todo un acontecimiento deportivo y social, tuvo lugar en los arenales llamados entonces Terrenos Progreso (actualmente al sur de la Escuela Álvaro Obregón, en la colonia Feliciano Canul) el 5 de mayo de 1920, según la nota de fútbol escrita por Sixto Frías Bobadilla, cuya crónica fue comentada y publicada por el que fuera largos años cronista deportivo y promotor de varios deportes, el español Juan Usó Muñoz, más conocido como el «Chivo de Halachó»). Esa primera crónica futbolística publicada el 6 de mayo de 1920 en la Revista Yucatán, decía: «Hoy 5 de mayo, los ibero-progreseños y los progreseños-mexicanos, en noble y franca lid, dan su primer partido de campeonato organizado de foot ball, demostrando que el puerto, antesala de la gran solariega yucateca, es la introductora de ideas nuevas que después desparraman por el interior… Bravos hombres, ustedes son lo que busco, buena lección a fe mía, para los jóvenes yucatecos que han regado oro en alas extranjeras de lo que vale la acción QUERER ES PODER, y de ahí a un grupo de hombres de verdad que han convertido los médanos en suelo firme para su lucha deportiva…» El histórico partido terminó con empate a dos goles, siendo los jugadores más distinguidos Deseado López, Cornes, Manuel González, Cobos y Valladares por «España» y Olegario Rey, Joaquín Mier y Terán, Hefter, Canudas y Aguado por el «México» (Tomado del libro Fútbol en Yucatán, por Carlos Iturralde Rivero).

Basilio Menéndez Rodríguez, natural de Gijón, España, que había emigrado a Progreso en 1912 en compañía de otros jóvenes españoles (uno de ellos Benjamín González), fue uno de los primeros promotores del fútbol. En 1919, con un grupo de empleados de comercio, trabajadores de industrias y de casas comisionistas, capitaneadas por Manuel González «Panoyo», comenzaron a practicar el balompié en unos blanquizales por el rumbo del Martinete, al sureste de la población y, también, en los Terrenos Progreso, al Poniente. Mientras, en Mérida, otros muchachos que habían vivido en Inglaterra, Francia y Alemania, también comenzaron a practicar este deporte, aunque, como se ha dicho, los españoles fueron los primeros.

Algunos jóvenes meridanos que habían estudiado en Europa y otros españoles fundaron el primer equipo meridano al que llamaron Sporting. Poco después, aparecieron el Olimpia, el Deportivo Peninsular y la Escuela Modelo, cuyos principales impulsores fueron (sin orden cronológico): Fernando Castilla, Jorge Palomeque, José B. Font, Fernando Molina Font, Balbino Mena, Santiago y Generoso Canales, Andrés y Pepe Gutiérrez, Ramón y Porfirio Suárez, Ernesto «Xándara» Pacheco, Agustín Valladares, Félix Estrada, Ángel Thomas, Andrés Novelo, Juanito Cuevas, Antonio «Pitouto» Oliver, Eliseo y Néstor Duch, Eugenio Herrero, Gonzalo Castaldi Gamboa, Fernando Jaimes, Gonzalo «Sansón» Novelo, Vicente Álvarez, Flavio Zavala Millet (que luego emigró a la capital y fue directivo a nivel nacional y prestigiado cronista), Antonio Barallobre, Pepe, Ricardo y Carlos Iturralde Rivero, Alfredo N. Pierce, que fundó el equipo Inspección de Policía, Gral. Gustavo Arévalo Vera, que fundó el XXX Batallón, y otros más. Años más tarde, surgieron otros equipos como el Universidad, Medicina, Fay y otros. Uno de los grandes promotores e impulsores del fútbol, durante esta época, fue Manolo Andrade Alcocer, que dedicó gran parte de su vida a este deporte fundando ligas no sólo de primera y segunda fuerzas, sino también de tercera, intermedia, juveniles e infantiles. En la década de los años treinta acaparó varios títulos el equipo Olimpia, con su base de jugadores españoles y pioneros yucatecos. En este equipo alineaban Rafael «Galo» Combaluzier, Fernando Jaimes, José Rodríguez, Manolo Ruiz, Aurelio Márquez, Manolo Salas, Fernando Arrigunaga, Porfirio Suárez, Antonio «Pitouto» Oliver y Arturo «Macanudo» García, quien luego se hizo famoso en el cine mexicano como Arturo de Córdoba. Otros que alinearon con este equipo fueron Pepe Iturralde, Gonzalo Castaldi, Rafael Uriquidi, Rich Iturralde y Roberto Rodríguez.

En esos años destacaron dos grandes impulsores del fútbol, don Ángel Thomas y don Herberto Gutiérrez, también de los pioneros de este deporte en Yucatán.

Otro equipo que surgió en esos años y que pronto se hizo de fama campeonil hasta formar una leyenda, fue el progreseño Maniobras Marítimas que, en 1935, fue la base de la Selección de Yucatán que compitió en los nacionales de Guadalajara y Tampico. En 1936 el Maniobras fue campeón del Torneo Copa Mérida, con Marcelino «Chilo» Cortés, Genaro Cortés, Marcial Magadán de la Vega, Manolo Sánchez, José Gutiérrez, Antonio Moncada, Raúl «Burrito» Ramírez, Julio Gutiérrez y Raúl «Chel» Sabido. Durante dos décadas el Maniobras Marítimas ganó varios títulos campeoniles con los jugadores ya nombrados y Saturnino y Faustino Castro, Eduardo Padrón, Antonio Barallobre, «Chino» Pérez y otros. En Progreso, el fútbol estaba efervescente. Después del Maniobras surgió el Plataformeros, con algunos elementos del primero, pero duró poco. En 1947 nacen casi simultáneamente el Aduana y el Moctezuma. El primero se coronó campeón estatal en 1949 y años más tarde, en 1954, se cubrió de gloria al derrotar en el campo Hidalgo del puerto al Cuautla, que entonces formaba parte de la división nacional profesional y estaba invicto. El resultado final fue de 3 x 2 y el gol del triunfo lo anotó Manolín Negroe, apodado «Maravilla», quien reforzaba al Aduana. En esa época también sobresalieron los futbolistas progreseños Baltazar Medina (quien destacó en el boxeo profesional), Manducho Martínez, Evaristo «Evo» Angulo, Chucho Blanco, José «Boxona» Santana, Álvaro Rebolledo (Baby Mar, como boxeador profesional), Armando «Chivo» Reyes, Luis López Padrón, Manolín Pérez y los hermanos Rafael y Rodolfo Serrato, estos últimos conocidos como los «changuitos», quienes tenían talento, habilidad, picardía y elegancia poco comunes. Los Serrato vinieron a Yucatán en 1932 con las reservas del Atlante y, pudiendo llegar a Primera División nacional, prefirieron vivir y morir en Progreso. También en la década de los treinta, surgió el Deportivo Peninsular, que militó en el fútbol yucateco durante unos 15 años, al que pertenecían jugadores como Fernando Concha, Juan Eljure, Felipe Canales, Flavio Zavala Millet, Arsenio Gutiérrez, Antonio de María, Manuel Sáinz, Eduardo Albásuale, Rudy Muñoz, Ricardo Dorrego, Néstor Duch, Moisés González, Augusto Sosa, Raúl Ramírez, Alfredo Cámara «Camarita», Javier Ongay Machín, Alberto «Chaparro» Quijano, Carlos «Litos» Martínez, Jorge Carlos «Tenco» Heredia, Gonzalo Castaldi y Noé Salgado. Fueron campeones en 1934.

En 1947 el Deportivo Peninsular obtuvo el título de campeón de liga con jugadores como Alfonso «Poncho» Saldívar (campeón goleador), Roberto «Chivo » Guzmán, Iván Díaz, «Flaco» Ruiz, Herberto Gutiérrez, Guido Escalante, Herbé Rivero (que llegó a las reservas del Asturias capitalino), Pedro Gurrutia, Ricardo Alpuche y, como portero, Carlos «Güero» Solís.

Carlos Iturralde. El futbolista yucateco más destacado y que llegó incluso a jugar partidos internacionales con la selección nacional, es Carlos Iturralde Rivero. En 1942, a los 15 años de edad, debutó en primera fuerza estatal con el equipo Bancario, alternando con sus sólo 50 kilogramos de peso con veteranos como Fernando Jaimes, Chano Pinzón, Herbé Rivero y sus hermanos Pepe, Juan y Rubén. Tres años después, en 1945, antes de cumplir los 18, debutó como profesional en el Asturias capitalino. Al desaparecer ese equipo y el España, en 1950, jugó una temporada con las Chivas de Guadalajara y luego pasó al Necaxa, donde permaneció varias temporadas ya reconocido como uno de los mejores delanteros del fútbol nacional. En calidad de préstamo vistió un año los colores azul-crema del América, regresó al Necaxa y la siguiente temporada, en 1956, ingresó al Atlante, equipo con el que finalizó su brillante carrera en 1958. Nunca fue amonestado en un juego de fútbol y mucho menos expulsado del terreno de juego. Desde 1947 figuró en la Selección Nacional de México. En su primer partido como seleccionado, contra el Independiente de Argentina, Iturralde anotó el único gol de México en una derrota 5 x 1 en la Ciudad de los Deportes. Carlos Iturralde alineó contra equipos internacionales como el Ferencvarosi, el Bratislava, el Vasco de Gama, el Palmeiras, el Peñarol, el Silver Plate y otros. Para cuando llegó el Campeonato Mundial en Brasil, estando listo para formar parte de la Selección Nacional, una inoportuna lesión lo llevó a una operación quirúrgica que lo privó de jugar en la Copa del Mundo. Su último partido, ya de regreso al terruño después de 13 años de fútbol profesional, lo jugó con la camiseta de los Venados del Centro Universitario Montejo en 1965, en un partido de exhibición en el que los montejistas lograron un sensacional empate. Su primer juego y su último, se celebraron en el estadio Salvador Alvarado, inaugurado el 1 de febrero de 1939.

Después de ser un jugador activo, Iturralde Rivero hizo carrera como director técnico de fútbol nacional. Tomó un curso para entrenadores en 1963 y a partir de 1965 dirigió al CUM y lo llevó al campeonato ese mismo año. Igualmente, Iturralde llevó al título a la selección yucateca en el primer año de la Liga del Sureste y también guió al campeonato al Club Galenos, en el Primer Campeonato de Veteranos organizado por el Club Escuela Modelo. Regresó a la capital en 1969 y llevó al campeonato del Torneo México 70 a las Reservas del Atlante. En 1971 dirigió a los Gallos de Querétaro, de la Segunda División, al Atlético Español de reservas, al Cuautla de segunda división y al Atlético Morelia. Fue director técnico en primera división de los Pumas de la UNAM y de los Potros del Atlante, en 1975 y 1976, respectivamente. En 1980 regresó a Yucatán y dirigió a los Leones del IMSS y a los Aguiluchos de Yucatán (antes Veracruz). Igualmente, fue fundador y director de las escuelas de fútbol Colegio Iturralde, Cruz Azul (de Tlalpan) y Leones del IMSS (en Mérida). Carlos ha continuado su contacto con el fútbol como reportero y colaborador de varios periódicos y revistas y en homenaje perpetuo a su labor, la nueva «catedral futbolera» de Mérida fue bautizada como Estadio Olímpico Carlos Iturralde Rivero.

Los terrenos. Los campos donde se ha jugado fútbol en Yucatán se remontan a aquellos blanquizales y Terrenos Progreso, en el puerto, al campo de Itzimná, en Mérida; a los terrenos de escuelas como la Modelo, el CUM y la Universidad, en Mérida, y otros más en el interior del estado. El 2 de febrero de 1939, dentro de los Juegos Deportivos Peninsulares, en el estadio Salvador Alvarado, se inauguró la cancha de fútbol con un partido entre el equipo amateur capitalino Escuela Normal de Educación Física y una selección yucateca integrada por jugadores de los equipos Modelo y Maniobras Marítimas. El equipo capitalino había barrido un año antes a todos los equipos yucatecos que se le enfrentaron en el campo Itzimná, cuando vino encabezado por Octavio Vial (figura del América e internacional mexicano), pero en esta ocasión terminó con un empate a 3 goles. En el segundo tiempo, cuando los yucatecos perdían 3 x 0, Juan Iturralde anotó dos goles de cabeza por los locales y a punto de concluir el partido, «Alemán» Classing anotó el tercero. Por los yucatecos se distinguieron los hermanos Rafael y Rodolfo Serrato y Rubén y Juan Iturralde. Además de ellos, alinearon en la selección local Satur Castro, Faustino Castro y Mundo Avilés, Álvaro «Charro» Aguayo, Eduardo Padrón y Evo Angulo. En el Estadio Salvador Alvarado se jugaron los inicios del fútbol profesional de Yucatán y, cuando ya habían más campos en el estado (Tecnológico, Progreso, Ticul, etcétera), se concluyó el Estadio Olímpico CIR, que permitió la entrada a la etapa del profesionalismo del fútbol yucateco.

Las instituciones educativas de Mérida fueron los factores más importantes para el desarrollo del fútbol. La Escuela Modelo, la Universidad de Yucatán, el Colegio Montejo, el Centro Universitario Montejo y el Tecnológico de Mérida, encabezaron ese desarrollo.

La Modelo. Fundada en 1910, la Escuela Modelo fue de las primeras en adoptar el fútbol y a partir de los años veinte, ya jugaba partidos organizados y formales en Mérida. Entre los primeros modelistas que defendieron la camiseta blanquiazul, se contaron Manlio Díaz, Fernando «Nao» Lizarraga, Gonzalo «Sansón» Novelo, Augusto «Guty» Cárdenas (el trovador y compositor), Benito Rosel, Pablo Pinto, Silvio Zavala, Bernardo Ponce G. Cantón, Carlos «Chalín» Cámara, Hernando «Nanón» Ancona, y Manuel Fernández Montilla. Después siguieron «Nacho» Campos, Fernando Jaimes, Enrique Lago, Arturo «Macanuso» García, Jorge Loza, Ricardo Iturralde, Enrique Cantillo, Felipe Cen, Fernando Concha y, más tarde, Álvaro «Charro» Aguayo, Juan y Rubén Iturralde, Raimundo y «Chacato» Avilés, Carlos Urzaiz, Felipe Duarte, «Alemán» Classing, Pancholín y Normando Rivas y «Pilo» Lara. Enseguida, la generación de Manuel «Caballito» Ordóñez, Gregorio Marrufo, Ramón y Salvador Camino, Primitivo Molina, Isidro Peniche, «Nico» Gutiérrez, Santiago «Chanito» Pinzón, Santiago Villalobos, Alfredo y Poncho Saldívar, Héctor Raúl «Llanta» Bojórquez, Jaime Rosado, Roberto «Chivo» Guzmán, José «Matalote» Patrón, Carlitos Río, Eduardo «Wadín» Rosado, Carlos Canto y Jorge Sacramento. Más tarde, la dinastía de los Casellas, Ramiro, Miguel Héctor y Rafael, Fernando «Chino» Medina, Rich Gutiérrez, Gonzalo «Chalo» Castaldi Monsreal, Manolín Negroe, Mario Sosa, Manuel Lázaro, Pedro Argáez, «Chicas» Mendoza, Jesús «Picas» Rodríguez, Eusebio Echeverría, Rodolfo Menéndez y José «Bayón» Novelo, hasta llegar a una de las mejores ediciones conjuntadas de la Modelo con todos los títulos a nivel amateur estatal de la temporada 1979-1980: José Luis «Lechus» Cáceres, uno de los mejores porteros yucatecos, Ricardo «Mulix» Góngora, Alfonso Palma, José «Jefe» Farah, Gastón Corona, Jorge Carlos Evia, Carlitos García, Pedro Gómez, Óscar Argáez, Jaime Pech, José Casellas Peón, Julio Ongay, Alonso Diego y Ulises Ojeda, algunos de los cuales llegaron al fútbol profesional.

Según una encuesta modelista, tres de los más destacados deportistas y símbolos de la Modelo en tres generaciones, han sido Gonzalo «Sansón» Novelo, Héctor Casellas Fitzmaurice y José Casellas Peón quien vistió los colores azul-grana del Atlante de Primera División Nacional.

La Universidad. La máxima casa de estudios de Yucatán ha contado con equipos de fútbol en diversas épocas, desde los días del profesor de educación física e impulsor del fútbol, Alfredo Palacios Almoneit, hasta los años recientes de Héctor Casellas Fitzmaurice, como jefe de la rama de fútbol de la UADY.

A principios de la década de los cuarenta, sobresalieron Alfredo Cámara, Luis H. Castillo, los hermanos Julio y Raúl «Chechés» Escalante, Wilbert López, Tirso Barrón, Carlos Urzaiz, Carlos Avilés, Santiago Martínez Ríos, Pedro Gurrutia, Manolo Valencia y otros como Juan Carlos Azcorra, que sobresalió en el profesionalismo como puntal de la defensiva de los Leones del IMSS de Tercera División.

Montejo y CUM. El Colegio Montejo y posteriormente el CUM, han sido importantes semilleros de futbolistas yucatecos. El amor y preferencia de los Hermanos Maristas por este deporte impulsaba a sus alumnos a practicarlo. Desde los años treinta, cuando el Montejo estaba en la calle 63 y luego en la 62, los jueves, los alumnos jugaban fútbol en la UMFY, donde se encuentra actualmente el Colegio Teresiano.

En 1935, Manolo Andrade, el incansable promotor de este deporte, organizó el primer campeonato infantil de la Asociación Yucateca de Fútbol con niños de la Modelo y del Montejo, que desde entonces vieron crecer su gran rivalidad. Uno de los primeros montejistas que destacó fue Fermín Gómez Correa, quien poseía excepcionales cualidades y practicaba sus chilenas o tijeras y palomitas, que eran su especialidad. En primera fuerza vistió los colores del Bancario, Universidad y algunos más. También se recuerdan de esa época a Carlos Iturralde, Luis Guzmán, Luis A. Bolio, Alfonso «Pichorra» Gasque, Roberto «Chivo» Guzmán, Ariel Trejo, Roger «Pava» Patrón, Mario Espinosa, Raúl Alonso y Herbé Rivero. El Colegio Montejo, con el nombre de Mérida, fue campeón de tercera fuerza en 1938 con Héctor Bojórquez, Raúl Alonso, Rosendo «Lolis» del Río, Roger Patrón, Juan «Puntara» Góngora Paredes, Guillermo «Chato» Bauzá, Fermín Gómez, Luis A. Bolio, Rodolfo «Rufo» Menéndez y Carlos Iturralde.

En los años cuarenta, destacaron Fernando «Cazarín» Mena y su hermano Tito; posteriormente, ya en el CUM, se distinguió una nueva ola de futbolistas, como el magnífico arquero Jorge «Pulpo» Méndez, Humberto «Manal» Gamboa, Patricio «Pato» Millet, a quien Nacho Trelles invitó a probar en primera división del D.F., pero Patricio declinó por sus estudios, y el más sobresaliente de esa brillante generación, Manuel «Caballito» Ibarra Camino, que tenía todo para llegar hasta las alturas del fútbol nacional, pero prefirió la medicina y hoy es un magnífico pediatra.

Ya en los setenta, otros cumistas distinguidos fueron Rommel Uribe, mediocampista de excelente técnica que jugó profesional con los Leones del IMSS; Julio «Chuti» Mendicuti, «Tilo» Palma, Juan Pablo Lizarraga y Demetrio Chami que también llegaron a los Leones del IMSS. En esta década se fundó la Liga de Fútbol Infantil y Juvenil Marcelino Champagnat que comenzó con 30 equipos y actualmente tiene más de 60, impulsados por el entusiasta Wilbert «Mochis» Osorno, el Ing. Jorge Díaz Sosa y Abel Braga Marfil. Los primeros grandes frutos de esa organización fueron Lizarraga, Chami, Ricardo Acevedo Vales y Ricardo Abraham.

El Tecnológico. El más joven en el fútbol yucateco es el Instituto Tecnológico de Mérida. Desde su inicio, con el profesor Antonio Herrero, se han formado grupos de futbolistas, sobresaliendo los de los años sesenta, cuando el Tec alcanzó su máximo nivel futbolístico. Entre ese grupo estuvieron Pepe Ongay, Ramiro «Pino» Alpízar, Gustavo Arce, Jorge Duch, José Encalada, Juan Peón, Manuel «Pelele» Coello y José Rivero, quienes lograron varios títulos a nivel estatal y también a nivel nacional en intertecnológicos, coronándose campeones en 1970 cuando se celebró en Mérida.

Los grandes impulsores del fútbol fueron Manolo Andrade Alcocer, el Profr. Augusto Salias Ahuja, el Profr. Alonso Sánchez Tello y sus hijos Poncho, Manolo y Ángel, el Ing. Santiago Martínez Ríos, Ernesto «Neto» Valencia Zavala, Fermín Gómez Correa, Primitivo «Primo» Molina, Dr. Alberto Baqueiro Cantón (de los fundadores de la Liga de Fútbol del Sureste en 1966), Lic. Jorge Ongay Machín, también fundador de la Liga de Fútbol del Sureste, y otros muchos que siguen dando su tiempo, entusiasmo y esfuerzo por este deporte. Profesionalismo. El fútbol profesional llegó al Sureste de México el 4 de abril de 1981 cuando se creó en Mérida, en una asamblea presidida por el Lic. Gerardo Gallegos y el Lic. Víctor M. González Licona, la nueva zona sureste de la tercera división, cuyos presidentes y gerente eran los mencionados. De ella salieron jugadores como Miguel Ángel Casanova para el Ángeles de Puebla, Antonio Maya para el Zacatepec y José Casellas Peón para el Atlante, ya que los tres fueron pilares de Estudiantes de Chiapas, las Choapas y Leones del IMSS de esta tercera división. El Lic. Agustín Peniche Álvarez, conocido como «El Yuca», colaboró como delegado del IMSS para establecer la franquicia de esos Leones, así como Santiago Alonso Torres, quien se hizo cargo del equipo. Luego siguieron los Tiburones de Progreso, los Zapateros de Ticul y los Aguiluchos (Grupo Yucatán), cuando llegó la segunda división y, finalmente, la primera división A, con los Venados de Yucatán.