Fotografía

Fotografía  A principios de abril de 1841, el barón Emmanuel Friedrichsthal introduce el primer daguerrotipo en Yucatán, ofreciendo tomar fotos al público a ochos pesos las de cuerpo entero y a seis, las de busto. Un segundo daguerrotipo llegó en 1842 traído por el dibujante inglés Frederick Catherwood quien ilustró el libro Viaje por Yucatán, del arqueólogo John Loyd Stephens. Los únicos daguerrotipos de aquellos orígenes de la fotografía en Yucatán están resguardados en el museo George Eastman House de Nueva York, son de autor anónimo y reflejan vistas de Chichén Itzá y Uxmal. Otros arqueólogos continúan la labor fotográfica, como Desiré Charnay, Teobert Maler, Alfred P. Maudslay y Edward Thompson. Charnay obtuvo fotografías de Mérida, Chichén Itzá y Uxmal. En Mérida tomó una foto de la procesión de Corpus Christi de 1859, que ahora es propiedad de la Biblioteca Nacional de París, que se publicó en el libro Documentos gráficos para la historia de México, editado por Luis Gutiérrez Muñoz. Teobert Maler fotografió gran parte de la zona Puuc. Algunas de sus fotografías de las ruinas y de pasajes típicos del campo yucateco se encuentran en el Centro de Apoyo a la Investigación Histórica de Yucatán, y en los archivos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, pero la mayor parte está en el Museo Peabody de la Universidad de Harvard, algunas más en la Biblioteca Nacional de París y en otros archivos de Europa y Estados Unidos de América.

En 1845 Antonio Pallás instala en Mérida el primer taller de daguerrotipia. El segundo lo instala Ricardo Carr en 1847, en la calle del Colegio y Minerva, frente al de Aldana; el precio del retrato era de cuatro pesos. Para el daguerrotipo se utilizaron placas de cobre bañadas con vapores de yodo y expuestas a la luz dentro de la cámara oscura. En la placa quedaba una imagen positiva y ésta se revelaba con sales de mercurio y se fijaba con sal común. Para sacar duplicados era necesario copiar la original en el daguerrotipo las veces deseadas. Los inconvenientes eran que la persona necesitaba quedarse fija varios minutos, para ello se utilizó un aparato para sujetar la cabeza. En 1850 Rogerio G. Cantón instala otro daguerrotipo. Posteriormente se introdujeron nuevos sistemas de fotografía y comenzó el uso de las placas de vidrio emulsionadas que permitían sacar copias en papel sensibilizado y luego llegó el uso de la película emulsionada. Una costumbre generalizada en Mérida durante la segunda mitad del siglo XIX fue la de retratar cadáveres. Otro taller fotográfico fue el de José Dolores Espinosa Rendón.

En 1877 el español José Huertas abrió un taller fotográfico en el que trabajó Pedro Guerra Jordán, quien más tarde compra el taller con la condición de que Huertas se quedara. La fotografía se llamó Huertas y Guerra. Disuelta la sociedad se incorporó Antonio Moreno López y el taller se llamó Guerra y Moreno. Por los años 90 se estableció en Mérida un fotógrafo cubano de apellido Cabrera que vendió su local al español Francisco Gómez Rul en 1899, que además de fotógrafo era pintor y retratista, pero un incendio lo destruyó. Volvió a levantar otro estudio con modernos aparatos importados de Estados Unidos y Europa. Además, funcionaban el de Emilio Herbruguer en 1877, José Pichardo en 1881, José Sánchez León en 1882, Gamboa Guzmán en 1883, Calm e Hijos, en Progreso, en 1884, el de Pastor I. Milán en 1893. Al iniciarse el siglo XX, aparte de las fotografías mencionadas, existía la Fotografía Alemana de Laurence Meinhard de Figueroa en la calle 59 núm. 481. En 1902 Gómez Rul traspasó su taller a José González, pero se incorporó al ramo años después. En los archivos de la Fotografía Guerra, uno de los estudios más populares en el estado, cuyos negativos conserva la Fototeca de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la UADY, existen algunas gráficas tomadas a fines del siglo pasado y a principios de éste. En los años 50 apareció un tipo de fotógrafo, el de retoque y composición. Los maestros de esta técnica fueron Luis Avilés Milán y Camilo Alonso Medina, hasta que llegó la fotografía a colores. Camilo Alonso fue el fotógrafo de algunas de las esposas de los presidentes y de ciertos círculos de la sociedad y sus fotografías coloreadas se publicaron en las portadas de numerosas revistas. Muchos negativos se conservan en el Archivo Guerra. Debido a que los propietarios de la Fotografía Guerra conservaron sus negativos y compraron los de otros fotógrafos, hoy se conservan negativos de fotógrafos como Francisco Gómez Rul, José María Rubio y Salvador Badía. El archivo cuenta actualmente con medio millón de negativos.

El 13 de junio de 1928 quedó constituida la Asociación de Fotógrafos de Yucatán, cuya directiva quedó conformada por Pedro Guerra Aguilar, presidente; Héctor Pérez Castillo, secretario; Francisco Osorio, tesorero, y vocales, José María Rubio, José Junco de la Vega, Alonso Méndez, Santos Badía, Raúl Cámara, Otto Figueroa y Lorenzo Valle. Editaron una revista mensual que fue el órgano oficial de la Asociación Yucatán Fotográfico.

En 1985, Humberto Suaste Blanco, Eduardo Rodríguez Arcobedo, Andrew Xenios, Christian Rasmussen, Ygnacio Rivero Bulnes y Víctor Rendón García integraron el grupo Plano Focal. Años más tarde, la asociación cambió de nombre por el de Imagen Alterna, A.C. y a ella se sumaron Ariel Guzmán Ayala, Socorro Chablé González, Rafael Parra Moreno, Rafael Lores Hurtado y Eduardo Cervantes Pérez, con Víctor Rendón como primer presidente, quienes organizaron el primer festival de la lente en el país: “Abril Mes Internacional de la Fotografía”, evento que se desarrolló sin contratiempos hasta el año 2000. Se realizaron catorce ediciones del festival, de los cuales los dos últimos se efectuaron en forma bienal, para desintegrarse finalmente ese mismo año de 2000.

El nuevo grupo de fotógrafos, con el nombre de Artquimia, se integra en el año 2002, con diez miembros en total y en el cual Humberto Suaste Blanco funge como presidente, Eduardo Cervantes Pérez como secretario, Manuel Acereto Villafaña, tesorero, y los vocales Víctor Rendón García, Rafael Lores Hurtado, María del Carmen Lara Fernández, Ney Rivas Vivas, Ricardo Franco Quiroz, Guillermo Díaz-Gómez Coello y Fernando Cervera.

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