Le Plongeon, Augustus Henri Julius (1826-1908) Médico y explorador, aficionado a la arqueología maya. De ascendencia francesa, nació en la isla de Jersey, Gran Bretaña. Sus primeros estudios los realizó en el Colegio Militar de Caen y posteriormente en la École Polytechnique de París, donde se graduó en 1845. De viaje a América, sobrevivió a un naufragio frente a las costas de Chile. En Valparaiso aprendió español y en 1849 se embarcó hacia California atraído por la fiebre del oro. En San Francisco, colaboró en el trazado y edificación de la ciudad de Marysville. En 1851 regresó a Europa y en Inglaterra se interesó en los procesos fotográficos de Fox Talbot. De retorno a América, estuvo en la isla de St. Thomas, en las Islas Vírgenes, donde imprimió sus primeras placas utilizando el método de Talbot. Posteriormente realizó nuevos viajes: de Veracruz a la Ciudad de México y de ahí a Acapulco y a bordo de un barco con destino al oriente conoció Australia, China y las islas del Pacífico.
Después de esta aventura, a fines de 1851, regresó a California donde trabajó como fotógrafo en un gabinete daguerriano y estudió medicina. Después de prepararse durante dos o tres años de manera autodidacta, le fue concedido el título de doctor. Así, desde 1860, Le Plongeon comenzó a firmar toda su correspondencia con este título. En 1862 realizó un largo viaje al Perú con el propósito de efectuar estudios arqueológicos. En Lima abrió un estudio fotográfico y practicó la medicina experimental. De 1862 a 1863, Le Plongeon exploró y fotografió numerosos sitios arqueológicos del Perú y se hizo amigo del arqueólogo E.G. Squier a quien acompañó durante sus viajes de exploración en las ruinas incas. Fue posiblemente de esta relación que nació en parte la afición de Le Plongeon por el estudio de las antiguas civilizaciones de América. Ya desde entonces tenía fama de ser persona culta y de modales refinados. Pertenecía a varias sociedades científicas como la Academia de Ciencias del Estado de California, la Sociedad Filológica de Nueva York, la Sociedad Microscópica de San Francisco y socio corresponsal de la Sociedad de Geografía y Estadística de México. En Perú escribió dos libros en español sobre religión, con sus muy particulares puntos de vista masónicos: La religión de Jesús comparada con las enseñanzas de la Iglesia, 1867; y Los jesuitas y el Perú, 1869.
En 1870, después de una estancia de ocho años en el Perú, volvió a California donde, apoyado con fotografías y piezas arqueológicas, dictó conferencias sobre Tiahuanaco y otras ciudades incas sin mucho éxito. En 1872, su petición de membresía de la Sociedad Geográfica de Nueva York fue rechazada después de ofrecer contradictorias pláticas acerca de las coincidencias entre las culturas de la antigua América con las de Asiria y Egipto. El 6 de agosto de 1873 llegó a Progreso, proveniente de Nueva York, en compañía de su esposa Alice. Ambos permanecieron en la Península algunos años recorriéndola hasta las costas del Caribe y las islas Mujeres y Cozumel. Durante su estancia en Mérida conocieron a algunas personas destacadas, en particular al entonces presbítero Crescencio Carrillo y Ancona con quien Le Plongeon mantuvo abundante correspondencia. Conocieron los pueblos de los alrededores de la capital, visitaron Abalá, Muna, Uxmal, Izamal y llegaron finalmente a Chichén Itzá. Le Plongeon, como todos los viajeros arqueólogos que recorrieron Yucatán, realizó excavaciones y descubrió en Chichén Itzá un Chacmol de piedra que trajo a Mérida con la intención de llevárselo a Nueva York. La estatua, sin embargo, fue incautada por las autoridades en 1874 y depositada en el Museo Yucateco; posteriormente en 1877, el gobernador Agustín del Río la obsequió al Museo Nacional de México.
Le Plongeon se indignó ante tal procedimiento ya que consideraba que por el solo hecho de haberla descubierto, adquiría subsecuentemente el derecho de propiedad y escribió al presidente Lerdo de Tejada una larga misiva que se publicó el 19 y 21 de abril de 1876 en la Razón del Pueblo. Ante la respuesta poco favorable que obtuvo y encontrándose en Cozumel, escribió el 1 de mayo de 1877 a John W. Foster, representante de los Estados Unidos de América en México, una carta en la que argumentaba, para justificar sus derechos sobre dicha escultura, haberla descubierto en el territorio de los indios sublevados, fuera del control del gobierno de México.
En su primera cooperación escrita en los Proceedings of the American Antiquarian Society, de 1879, en un artículo llamado Archaeological Communication on Yucatan, en donde reproduce entre otras cosas, la imagen del famoso Chacmol, dice en la página 59: “Puedo ofrecer (al mundo científico) la estatua del tigre agonizante, con cabeza humana… y otra como el chacmol, acostado en la misma posición… algo más pequeña que la otra, pero desgraciadamente sin cabeza… Además, tengo muchos bajorrelieves listos para su transportación, junto con una antigua y gigantesca cabeza…”. Más adelante, se refiere a los objetos de barro que mandó a los Estados Unidos de América desde Honduras. Todo esto demuestra el saqueo del que han sido objeto, desde el siglo pasado, las antiguas ciudades mayas. En ese mismo artículo, Le Plongeon, quien dice actuar científicamente, argumenta que la civilización humana nació en América y llegó, por un contacto transoceánico, al África y al Mediterráneo. Más tarde, afirmaría que el Edén estuvo en Yucatán, de donde salieron los hijos de Adán a poblar el mundo como lo “demuestra” en su folleto publicado en Nueva York en 1881, llamado Vestiges of the Mayas or Facts to prove that communications and intimate relations must have existed in very remote times, between the inhabitants of mayab and those of Asia and Africa. En 1886, publica Sacred Mysteries Among the Mayas and the Quiches, 11,500 Years Ago. Their relation to the sacred mysteries of Egypt, Greece, Chaldea and India. Free masonry in times anterior to the temple of Salomon, que tuvo varias reediciones y del que se hizo una traducción al castellano publicada en Barcelona en 1931. Finalmente, en 1896, publicó en Nueva York su Queen Moo and the Egyptian Sphinx, reeditado en 1900. Al lado de estos escritos que de hecho, poco tienen que ver con los mayas, publicó algunos artículos como el Ensayo sobre la antigüedad de la lengua maya, publicado en 1880 en la Revista de Mérida, Mayapan and Maya Inscriptions, editado en 1881 en los Proceedings y en 1885, The Maya Alphabet, en el volumen XIX del Scientific American. En 1906, publicó en el New York Herald un estudio sobre Xochicalco. Esta fue su última contribución ya que dos años después murió en Brooklyn a la edad de 82 años. Con Le Plongeon, la ciencia y la ficción se mezclaron de modo tal que sus teorías concluían en ideas extravagantes y fantasiosas.