Lengua maya yucateca

Lengua maya yucateca  La lengua maya yucateca es uno de los más antiguos miembros de una familia cuyo tronco recibe el nombre convencional de protomaya, a su vez miembro de otra familia, cuyo tronco, que dio origen a otras lenguas, de las cuales existe en el litoral del Golfo de México el totonaco y en Oaxaca el grupo mixehuave, provino de algún otro tronco asiático. Los glotocronólogos, con sus métodos, han podido concluir que un grupo, el propiamente protomayano, llegó de alguna parte y se estableció en algún lugar de los altos de Guatemala, y aún precisa: «la Sierra de Cuchumatanes, aproximadamente el año 2600 a.C.» De este punto y grupo original, que había comenzado a diversificarse, se desprendió, aproximadamente en 1600 a.C., es decir, después de un milenio de haber llegado a los Cuchumatanes, una fracción para emigrar al norte hacia las tierras bajas de la península yucateca. Este grupo yucateco, a su vez, tuvo desde temprano una lengua hermana, el lacandón y, posteriormente, los dialectos itzá y mopán, el primero en el Petén de Guatemala y el segundo en Belice; los tres, más allá de los sistemas de los ríos Candelaria y Hondo y antes del gran sistema de Usumacinta. Las evidencias muestran que el protomaya, como las otras protolenguas afines de Mesoamérica, bajaron del norte vía litoral del Golfo de México, después de haber cruzado el continente desde el extremo noroeste por donde penetraron desde Asia, volviéndolo a cruzar en el Itsmo de Tehuantepec, para establecerse en los altos guatemaltecos.

La clasificación en familias o grupos de dialectos afines a partir del protomayano, ha sido intentada por varios lingüistas; pero para los fines de esta obra basta mostrar un resumen de las más aceptables: se consideran básicamente 28 dialectos, distribuidos en 10 grupos. Cada uno de estos grupos lleva un nombre derivado del dialecto más típico o que obviamente ha dado origen a los dialectos de su grupo o como en el caso del yucateco, se usa un nombre de origen geográfico. También se le llama simplemente maya, maya propiamente dicho, y mayat’an. Úsase aquí el término dialecto, en relación al tronco protomaya, pero precisamente porque cada rama se ha diferenciado hasta adquirir características gramaticales propias, se consideran autónomas y los dialectos típicos se pueden llamar lenguas.Los grupos, pues, son: 1) el huastecano, con los dialectos huasteco y chicomulceteco (aunque el huasteco pudiera dividirse en un dialecto potosino y en otro veracruzano); 2) mayano o yucateco, con los dialectos maya, itzá, lacandón y mopán (Kelley, el más reciente tratadista sobre la materia, designa a este grupo, itzano); 3) el cholano, con los dialectos chontal, chol y chortí; 4) el tzeltalano, con los dialectos tzeltal, tzotzil y tojolabal; 5) el chujano, con un solo dialecto, el chuh; 6) el kanjobalano, con los dialectos kanjobal, jacalteco y solomeco; 7) el motocintlecano, con un solo dialecto el motocintleco; 8) el mameano, con los dialectos mam, aguateco e ixil; 9) el quicheano, con los dialectos quich´e, rabinal o achí, uspatenco, cakchiquel y tzutuhil y, 10) el kekchiano, con los dialectos kekchí, pokomchí y pokoman. Nótese que el huasteco se habla en dos actuales estados de México: Veracruz y San Luis Potosí, (antiguamente se habló también en los estados de Tamaulipas e Hidalgo), lejos del área ocupada por todos los otros y que comprende toda la Península de Yucatán y su base, que incluye los estados de Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Chiapas y las repúblicas de Guatemala y Honduras y la ex colonia británica de Belice.

El grupo mayano ocupa más de la mitad del área mencionada; le sigue el cholano que ocupa las cuencas de los ríos Usumacinta, Polochic (con el lago Izabal), Motagua y Ulúa, el primero desemboca en el Golfo de México y los tres siguientes en el Golfo de Honduras. Todos los otros ocupan los altos de Chiapas y Guatemala. El fenómeno extraterritorial del huastecano no se ha aclarado aún. El hecho de que los huastecos no participaron en la cultura maya, sino que desarrollaron la suya propia a partir del período formativo, significa la antigüedad de su separación; pero, ¿cómo aconteció esta separación?, ¿quedaron rezagados al venir los protomayanos? o ¿regresaron en época temprana por donde habían venido, permaneciendo en la región hoy conocida como de Las Huastecas? La presencia de un dialecto huastecano, el chicomulceto, en la base de la Península, parece indicar que partieron del sur de la Península dejando éstos sus afines rezagados en el área maya, en tanto que el grueso continuó su marcha hacia el norte. Pero pudo haber sido a la inversa: se dividió en dos el grupo original, el uno quedó en las huastecas y el segundo continuó, quedando enclavado en territorio motocintleco, al sureste de Chiapas.

El dialecto mayano, hoy la lengua maya de Yucatán o idioma yucateco, es una de las hablas más fértiles literariamente hablando y de mayor uso entre las lenguas de la familia. En México sólo lo supera el náhuatl. En la península yucateca es la lengua del campesino y de quienes tienen que tratar con el campesino. Se usa en la radio y en la televisión y es indispensable en las campañas políticas, actividades religiosas y en las transacciones económicas. Por otra parte, es el concepto de varias actividades, probablemente la lengua —o alguna muy afín a ella— con que debe de entenderse la escritura jeroglífica maya, aunque varios términos y frases de la escritura esotérica tienen antecedentes en otros dialectos de la familia. Se sigue una síntesis de sus principales características fónicas, morfológicas y sintácticas. Características fonológicas.

La lengua maya de Yucatán abunda en sonidos consonánticos sordos. Sus fonemas se clasifican así: ocho oclusivos: tres bilabiales (p, p’, b), dos dentales (t, t’), dos velares (k, k’) y uno glotal (‘); tres fricativos: uno dental (s), uno alveopalatal (x) y uno glotal (h); cuatro africados: dos dentales (ts, ts’) y dos palatales (ch, ch’); dos nasales: uno bilabial (m) y uno dental (n); uno lateral, dental (l); dos semiconsonantes: uno bilabial (w) y uno palatal (y). Como se ve, entre los oclusivos solamente uno es sonoro (b); en cambio, los otros, con excepción del propio oclusivo glotal (‘) aparecen en pares (siendo el uno el normal y el otro glotalizado: p, p’; t, t’; k, k’); los africanos igualmente vienen en pares (ts, ts’: ch, ch’) todos sordos. Los tres ficativos son asimismo sin voz (s, s, H). Todos los restantes son sonoros (m, n, l, w, y). Un nuevo elemento sonoro se ha estado incorporando en el cuerpo de los elementos fonéticos del maya: el vibrante simple (r) del español. Los signos dados arriba no son los que se usan generalmente para la transcripción fonética, sino que forman un alfabeto práctico adaptado a las limitaciones tipográficas; pero no incurre en muchas inconsistencias. Por ejemplo, la glotización de las consonantes se marca en el alfabeto fonético con un apóstrofo, al igual que en este artículo, pero se usa este mismo apóstrofo para representar la consonante glotal que tiene un signo propio del cual carecen las imprentas no especializadas. Éste es una especie de signo de interrogación final, sin el punto. Se usa asimismo de la x para representar el sonido fricativo alveopalatal, siguiendo la ortografía tradicional en vez de la s con diacrítico de la lengua Bohemia y de la también tradicional ch para el africado palatal, al igual que el diagrama ts para el africado dental, que algunos transcriptores representan con una c cruzada verticalmente («c de centavo»). Tanto la ch como la ts reciben el apóstrofo para significar su glotización, resultando, pues, tres signos para representar un solo fonema. La anterior explicación de las consonantes del maya yucateco es simplemente básica. Hay variantes en la articulación y calidad de los fonemas; la b puede ser glotalizada o ensordecerse; la n puede pasar a ser velar; la k puede sonorizarse, etcétera, pero ninguna de estas variantes modifica el significado, no tienen valor semántico; por otra parte, los fonemas del español pasan al maya cuando se usan términos de esta lengua; sólo r ha venido sustituyendo a l, ambos dentales sonoros, en algunos vocablos: k’antirix; k’antilix; tturix; tulix, etcétera, pero tampoco ocasiona cambio semántico.

Las vocales del maya yucateco son las mismas cinco del español y fonéticamente no importan cualesquiera modificaciones que pudieran tener en su articulación. Lo que sí tiene valor fonético es su duración, pues cada una parte puede ser corta (normal) o larga (de doble duración). Cortas, y, e, a, o, u, largas ii, ee, aa, oo, uu, toda vocal inicial está precedida por clausura glotal, aunque este hecho no tiene valor fonético tampoco. La clausura glotal sí es significativa después de las vocales o enmedio de dos de éstas. Ejemplo: akan significa quejido; a kan significa tu serpiente; ha es un adverbio que inquiere o afirma y confirma según el tono con que se pronuncie y ha’ significa agua. El tono, desde luego, no deja de tener función en maya, aun cuando no tiene tanta importancia como en las lenguas verdaderamente tonales. La expresión ha, mencionada antes, debe decirse con tono bajo para que tenga valor afirmativo, pues si su tono es alto su valor cambia por el de una interrogación y vale «¿qué cosa?». En otro ejemplo, lubul, entonación ascendente en la primera sílaba, significa caerse en contextos verbales: ku lubul, lubul u ka’ah: «se cae», pero lubul che’o’’, «ese árbol está caído»; es decir, con el tono descendente en la primera sílaba ya no significa acción, sino estado. El Diccionario de Motul se refiere a este fenómeno, pero lo explica como intensidad (ver ejemplo en húpul y hupul, folio 202r), y es que coincide el tono alto con la intensidad. Sin embargo, de lo dicho en relación con el valor interrogativo de la entonación ascendente de ha, en las frases interrogativas comunes no se usaba modulación tonal como en el español, en el inglés, etcétera, sino se usaba de una partícula interrogativa (wa) o de pronombres y adverbios también interrogativos. Ahora, por influencia del español, se usa de la entonación interrogativa, aunque se use de los adverbios interrogativos. Como toda lengua, el maya yucateco es su prolación espontánea y natural, adquiere una musicalidad peculiar, de acuerdo con la situación lingüística, mejor dicho gramática, en que se expresa, por una parte, y de las condiciones físicas y sociales y los hábitos personales del hablante, amén de los hábitos dialectales que le corresponden. Este aspecto no ha sido estudiado ampliamente, pero es evidente que el maya de Cantamayec, digamos, no es igual al de nunkiní, ni al de Chichimilá. El acento de intensidad que tiene tanta importancia en otras lenguas como el español (depósito, deposito, depositó) y el inglés (kónvikt vs Konvíkt) no tiene significación en maya, excepto que toda vocal larga es por lo general más intensa que las cortas y de entonación ascendente como ya se dijo.

Una característica fonética del maya es cierta armonía vocálica, semejante a la de algunos dialectos de la familia Fino-Ugriana. Esta armonía sólo aparece en algunos grupos de voces (verbos intransitivos, adjetivos, etcétera). Consiste en que el sufijo debe tener una vocal a la de la raíz a la cual se une, y siendo cinco las vocales, un mismo sufijo tendrá cinco formas diferentes, como en han-al «comer», em-el «bajar» kim-il «morir», ok-ol «entrar» y lub-ul «caerse», donde el mismo sufijo aparece cada vez con una vocal diferente, pero igual a la de raíz.

Características morfológicas. Se puede afirmar que el maya tiene como base morfemas monosilábicos (unidades mínimas lingüísticas, o sea palabras o elementos para la formación de las mismas que resisten análisis morfológicos). Estos elementos monosilábicos pueden tener los siguientes patrones fonéticos 1) V, 2) C, 3) VC, 5) VCC, 6) CVVC, 7) CVCVC (donde V significa vocal y C consonante) como en los ejemplos siguientes: 1) -e, sufijo pronominal que denota el objeto en expresiones imperativas como en il-e que significa: míralo; 2) h-, prefijo del género del nombre, como en h-men que significa: el mago o shaman varón; 3) -il, sufijo de nombres abstractos o en relación genitiva, como en kusamil: lugar de las golondrinas; 4) le, parte de una forma compleja demostrativa, cuyo último elemento viene como prefijo al nombre que le siga, como en le-winik-a?: Este hombre; 5) nal nombre del maíz tierno, planta o mazorca; 6) ts’uuts’ verbo que significa: chupar; 7) ka’an cielo, alto. Pero sólo en pocos casos los elementos morfológicos conservan su autonomía silábica en el contexto, pues, por lo general, los fonemas se agrupan en las formas complejas de acuerdo, 1) con la distribución de las vocales de cada morfema en juego y 2) con los hábitos de economía de las mismas vocales que el hablante tenga.. Ejemplos: sea la expresión siguiente: tu yiknale’ (que significa: en su compañía o en la casa de él o ella) donde los morfemas en juego son ti’u-y-ik-na-il-e’, ya reducidos por desgaste de dos vocales a cuatro sílabas y que algún otro hablante puede aún reducir más hasta convertirla en tyiknale’ de sólo tres sílabas. La lengua maya economiza vocales, pero no llega a producir agrupamientos de consonantes demasiado complejos en una sola sílaba. Generalmente no pasan de dos juntas en una sílaba como en a kinskabá (divídase a-kins-ka-bá) que puede complicarse si la segunda vocal no se hace necesaria como en tan-k-kinskbá (divídase thank-kinsk-bá). El primer caso significa: te matas y el segundo: nos estamos matando. Este segundo caso, contiene la sílaba kinsk con tres consonantes, pero este tipo es raro.

No existe en maya agrupamiento de vocales y cada una de las que permite el hábito en un contexto se hace eje de sílaba. La sílaba morfológica (no morfémica) se inicia con consonante, aunque tradicionalmente aparezca escrita con vocal inicial, pues ya hemos dicho que toda vocal inicial se pronuncia con un previo cierre glotal, es decir con una consonante. Por lo general las sílabas mayas finales terminan con consonantes, pues son pocas las vocales de fin de palabra que se pronuncian sin cierre glotal. Las sílabas medias sí pueden terminar con vocal. Esto quiere decir que las palabras o unidades en un contexto maya siempre se inician con consonante, y con pocas excepciones, terminan también con consonante. Véase este ejemplo en el que las sílabas están separadas con guiones: pe-k’e’ ku-bin tu pach u-yumil he’-tu’ux ka’ xi’ ike’, todo lo cual significa: el perro va detrás de su amo donde quiera que éste vaya. Características sintácticas. La lengua maya de Yucatán es de tipo sintético, es decir, que usa de formas no libres que unidas a otras hacen formas complejas para expresar ideas también complejas. Sin embargo, muchas de sus formas pueden aparecer simples o libres. En este aspecto se parece un poco a las lenguas indoeuropeas. De todos modos, el parecido es muy relativo, pues las llamadas partes de la oración no se corresponden exactamente, ni en el orden en que funcionan ni en sus categorías. En maya no hay artículos, ni género, ni lo que se llama en español «verbo sustantivo» o sea el verbo «ser»; no existe la forma o modo infinitivo y muchos verbos parecen nombres o más propiamente lo son y tienen doble función. También en maya cada verbo, con pocas excepciones, puede ser intransitivo o transitivo y en cada caso tener su conjugación y sus participios.

En esta lengua las acciones se poseen como las cosas y la forma de expresar la relación genitiva es agregando un sufijo al nombre poseído y no al nombre poseedor. Tampoco existe la idea de número en abstracto, sino en concreto, es decir se expresan realmente cantidades y no números. Demostremos: en lugar de artículos el maya se sirve de demostrativos, posesivos, numerales, etcétera, para determinar: le peko’ «ese perro», in peke’ «mi perro», huntul pek’e’ «un cierto perro»; pek’e’ «un perro, cualquier perro»; la forma aislada pek’ sólo sirve para responder a una pregunta o para exclamar llamando o echando al animal. Para expresar la idea de ser en tercera persona basta decir el nombre: ba’ax lelo’ «¿qué cosa es esa?», pek’ «(es un) perro». Aquí la entonación tiene importancia, porque si es exclamativa puede no referirse a «ser». El nombre que se pronuncia en respuesta a una pregunta debe decirse en tono descendente. Para expresar la idea de ser en las otras personas se usa de ciertos pronombres llamados verbales, pero estos pronombres son sufijos; nohoch «grande» de nohochen «soy grande» o más propiamente «grande yo (soy)». El sufijo aquí es-en; el de segunda persona es ech nohocheh’ «grande tú (eres)» o «eres grande», etcétera. Cabe aquí hacer referencia al hecho de que siendo estos pronombres sufijos no pueden estar aislados y que para hacerlos absolutos necesitan de un apoyo y este es ti’, una útil partícula preposicional con un gran número de funciones. Para hacer los pronombres yo, tyu’, etcétera, se agrega a ti’ el pronombre verbal correspondiente, pero como ya sabemos que los mayas ahorran vocales, suprimen la de ti’ con todo y su consonante final para hacer con los pronombres una unidad morfológica y sintáctica y así «yo», «tú», se dice ten, tech.

En maya no existe el infinitivo en función abstracta de «nombre de acción». Las palabras que en maya expresan acción no son reducibles fácilmente a formas léxicas, especialmente en su forma transitiva; wenwl, kimil, dos verbos intransitivos que significan en su orden «dormir» y «morir», no tienen valor fuera de contexto, es decir, fuera de sus relaciones en situación lingüística; necesitan un actor. Los lexicógrafos las enlistan por necesidades prácticas, pero en el uso no se aislan. La palabra hanal, aislada, no tiene nada que la pueda clasificar: puede referirse a la acción de comer, es decir, tomarse como un verbo, o referirse a lo que se come, pero los pronombres posesivos, al servir como sujetos verbales necesitan de un elemento temporal que denote al mismo tiempo acción: in hanal (in, pronombre nominal posesivo de primera persona) significa «mi comida»; kin hanal significa «(yo) como». El elemento temporal y de acción es aquí k-prefijo unido a in. Cuando en maya se dice kin hanal, se expresa la acción de comer, en primera persona y en presente habitual: «yo como», pero la idea envuelta e intransitiva, no se piensa en lo que se come, no hay término, la acción no recae en ningún objeto; si se quiere expresar que se come algo y este objeto ya se conoce o se incluye en la oración, la forma del verbo cambia: no se dirá kin hanal, sino kin hantik que es como decir «lo como». El nombre de lo que se come ya debe hacer sido mencionado antes, cuando la forma que se usa es sólo ésta. Pero si el que escucha no la ha oído antes, ese nombre debe seguir: kin kantik ba’ «como carne». Los verbos transitivos en maya son de varios tipos: kin hantik, es expresión transitiva del tipo -t- porque inserta entre la radical (han) y el signo del objeto en presente (-ik) un -t-. Lo que este elemento signifique no es bien claro. El transitivo sólo une -ik a la radical, como kin k’alik “lo encierro”. El transitivo -s- es causativo. Este tipo como el -t-, inserta -s- entre la radical y el signo del objeto en presente y a esta clase pertenece la forma transitiva de kimil «morir»; kinkimsik sería la forma que significase «causar que muera», es decir «matar», pero entre los pocos cambios fonéticos por contacto que existen en maya se encuentra el que verifica al unirse una m y una s: la m invariablemente pasa a ser n, de modo que kin kinsik es la forma normal de la expresión. Los adjetivos pueden hacerse verbos; si intransitivos, agregándoles -hal o -tal; si transitivos, con la adición de -kun- (o -kin), -t- (o -s-) e ik, si son de tiempo presente.

El adjetivo nohoch significa «grande»: nohochtal es «hacerse grande» y kin nohoch-kintik significa «lo hago grande». Cada verbo maya pertenece a un grupo diferente, según su clase de acción transitiva. En unos casos es fácil decidir a qué clase corresponde un verbo, pero en otros es difícil. Cada clase de verbos transitivos o intransitivos tiene su propia forma de participar pasivo: hana’an significa «comido», pero la idea es intransitiva: «él comió», no ha comido; hantaha’an significa «comido por un agente» y su sentido es transitivo. Así también nohochkunsaha’ an significa «crecido por un agente» o «hecho crecer». Los tiempos en maya son tres: pasado, presente, futuro. Pero los aspectos y los modos son variados.

Hay un presente habitual que ya conocemos: kin hanal «como», tengo la capacidad y el hábito de hacerlo todos los días. Otro presente es de acción continua; el elemento determinante es tan: tan in hanal «como ahora, estoy ocupado en comer, estoy comiendo» (tan y el pronombre, pueden unirse en metaplasmo haciendo una construcción sandhi; en el caso de tan más in la forma resultante es tin). Hay un pretérito indefinido: hanen «comí», otro de acción completa ts’ok in hanal «he comido», otro de acción completa anterior a otra acción: ts’ok in hanal ka’chi, «ya había comido»; además un pretérito simultáneo habitual y otro de acción continua: kin hanal ka’chi’ «comía» y tin hanal ca’chi’ «yo estaba comiendo». Hay un futuro indefinido: bin hanken «comeré»; otro, enfático, afirmativo: he’in hanle’ comeré con certeza; uno más de acción completa posterior: ts’ok in hanal wale’ «yo habré comido», el imperativo es ¡hanen!, «¡come!» pero ¡hanté! «¡Cómelo!», en la forma transitiva. Hay un modo subjuntivo: ka’’ kanaken «que yo coma»; el modo condicional es wa kin hanal «si como», etcétera. Ciertos verbos mayas expresan acción periódica o rítmica: lolankal «florecer»; kikilankal «temblar uno», ichankal «fructificar», etcétera. La parte común que implica periodicidad es -ankal y lo reciben nombres como: lol «flor»; kikil «el temblor del pulso»; ich «fruto», etcétera. Pueden hacerse también expresiones pasivas transitorias: ku hanta’al «es comido»; ku kinsal’al «es matado». Algunas radicales verbales mayas son precisamente transitivas y carecen de derivado intransitivo: mach «coger con la mano»; il- «ver»; ts’a- «dar», etcétera. Tienen sí, derivado pasivo: macha’al «ser cogido»; ila’al «ser visto»; ts’abal «ser dado», etcétera. La relación genitiva se hace con el pronombre posesivo al cual se le añade el sufijo il, y por último se sigue el nombre del poseedor: u pókil xunaan “el sombrero de la señora”.

Las cantidades se expresan con el numeral seguido de una partícula clasificadora, éstas fueron numerosas y aún se usan algunas, pero por lo general se prefieren dos: -p’el que es para toda cosa inanimada o animada y -tul exclusivamente las cosas animadas que tengan relación con el hombre: el hombre mismo, los dioses y demonios, los animales domésticos o de caza, etcétera. Se dice, pues, hunp’el «una casa»; kap’el tunich; oxp’el nok’ol «dos piedras», «tres gusanos», etcétera, y kantul wínik «cuatro hombres»; ho’tul pixanob «cinco almas», etcétera. Algunos de los muchos sufijos clasificatorios que se usaron son los siguientes: -pis para períodos de tiempo; -pak para veces; -pul para azotes; -its para las cosas largas y delgadas. La expresión del número abstracto ya se ha dicho que no existe. El número gramatical se expresa con pronombres especiales de singular y plural: (k-) in yo, mi; (k-) a tú, tu; (k-) u él o ella, su; k nosotros, nuestro (antiguamente ka); a-ex vuestro; u-ob suyo de ellos; -en yo, soy (ten forma libre); -ech tú eres (tech en forma libre); leti’ él, ella (leti’ en forma libre); -ex vosotros, sois (te’ex forma libre); -ob ellos, son (leti’ob forma libre). En los nombres se pospone -oob: peek’oob «perros»; pal «muchacho» y sus derivados, tiene su plural propio: al, palal «muchachos», pero puede recibir también -oob después; palaoob «muchachos». Los adjetivos, tienen también su propio plural: -tak, pero también puede adicionárseles -oob: chicantak o chichantakoob «están (o son) pequeños». Cuando el número está expreso, puede faltar el plural: oxtul chichan «tres (son) pequeños». Hay una serie de demostrativos con un mecanismo peculiar: le simplemente señala y localiza; te’ señala lugar. Todos se complementan mediante un sufijo que se pospone al final de la expresión. -A’ indica que el objeto está cerca del que habla -o’ indica que el objeto está lejos y -e indica que no está presente. Le pek’a «este perro»; le pek’o «ese perro»; le peke’e’ «aquel perro (no presente)»; he’ pek’a’ «aquí está el perro»; he’ pek’o’ «allí está el perro»; te’pek’a’ «en este perro»; te’pek’o’ «en ese perro»; te’pek’e’ «en aquel perro (no presente)».

Si el nombre del objeto no es necesario y se calla, se le sustituye con -l- en cada caso y este elemento sirve de nexo para hacer una construcción compacta con los otros con este resultado: lela’: «esto»; lelo’: «eso»; (no existe lele’); he’la’: «aquí está»; he’lo’: «allá está»; he’le’: (esta forma adquiere una función distinta pues denota actualmente afirmación de acción futura; antiguamente, antes del presente siglo, equivalía al adverbio temporal español «hoy, en este día»: te’la’: «aquí en ese lugar»; te’lo’: «allí en aquel lugar»; (no existe te’le’). Las construcciones interrogativas en el maya yucateco se hacen ya con adverbios y pronombres interrogativos o con la partícula interrogativa wa. Ésta se usa en las preguntas que esperan respuesta de si o no y los otros en las preguntas que se responden con otras palabras que no son sí o no. Los pronombres interrogativos son: ba’ax «¿qué cosa?», maax «¿quién?»; los adverbios interrogativos: tu’ux «¿dónde?», bix (y’) «¿cómo, de qué modo?», bik’in o (bik’ix) «¿cuándo?» ba’axten «¿por qué?», buka’ah «¿de qué tamaño?», bahux «¿cuánto es su valor?»; se pregunta número con hay- seguido de un sufijo clasificador: hayp’el, haytul, etcétera. Makalmaak interroga «¿cuál?» y sirve indistintamente para personas o cosas. A cada forma listada anteriormente corresponde una para responder identificando y otra para responder sin importar la identificación solicitada.

Pregunta: ba’ax «qué cosa»

Respuesta identificando: ch’ich’oob «pájaros»

Respuesta sin identificación: he’ba’xake’ «cualquier cosa»

Pregunta: tu’ux «¿dónde?»

Respuesta identificando: te’la’ «aquí»

Respuesta sin identificación: he’tu’xake’ «donde sea»

Pregunta: bixi’ «¿cómo?»

Respuesta identificando: beya’ «así»

Respuesta sin identificación: he’bixake’ «como fuere»

Pregunta: bik’in «¿cuándo?»

Respuesta identificando: saamal «mañana»

Respuesta sin identificación: he’ba’axk’’inake’ «cualquier tiempo»

Pregunta: buka’ah «¿de qué tamaño?»

Respuesta identificando: buka’ha’ «así de este tamaño»

Respuesta sin identificación: he’buka’he’ «de cualquier tamaño»

Pregunta: bahux «¿cuánto es su valor?»

Respuesta identificando: humpeso «un peso»

Respuesta sin identificación: he’bahuxake’ «cualquier precio»

Pregunta: haytuul «¿cuántos hombres?»

Respuesta identificando: oxtuul «tres (personas)»

Respuesta sin identificación: wahaytuul «unos cuantos»

Pregunta: makalmaak «¿cuán (de varios)?»

Respuesta identificando: lela’ «este»

Respuesta sin identificación: he’makalmaake’ «cualquiera»

Wa tiene otra función, aparte de ser interrogativa: es también adverbio condicional igual a «si» del español. En función interrogativa wa ocupa posición final (después del verbo o del elemento más importante de la expresión): ka bin wa «¿irás?»; way yan wa kíkoe’ «¿está Enrique aquí?». En función condicional wa es inicial en la expresión wa ka bine’ «si fueses»; wa way yan kíkoe’ «¿si Enrique está aquí?». La partícula wa entra también en la construcción compleja wale’ «quizá». La simple negación «no», en maya, se hace con el adverbio negativo ma’. Pero en las oraciones negativas, el adverbio ma’ las inicia y las terminan con el sufijo -y’, cuando se responde a una interrogación: tunich wa lela; ma’tunich’i: «¿es piedra esto?»; «no es piedra esto». La conjunción negativa «ni» del español, se corresponde en maya con mix: mix ten mix techi’ «ni yo ni tú». Esta forma mix es una construcción sandhi de ma’e ix y unido de algunas formas interrogativas o a sus respuestas (pronombres y adverbios interrogativos vistos arriba) responde negativamente: mixba’al «nada», responde a ba’ax; mixtu’ux «en ninguna parte»; mixbeya’ «ni es así»; mixbik’in «en ningún tiempo, nunca»; mixhuntuul o mixmaak «nadie, ninguno». La afirmación en maya se dice bey’ «así», o simplemente ha con tono descendente. La lengua maya ha influido mucho en el español de Yucatán por su persistencia durante 400 años de convivencia. También ha recibido el impacto del español. El lenguaje ordinario de los yucatecos está lleno de léxico maya y, más aún, la articulación fonética del español que hablan típicamente maya. La influencia española en el maya es más léxica que fonética.